• Se requieren acciones urgentes, sostuvo Luis Bojórquez
Tapia, del Instituto de Ecología de la UNAM
• Este 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio
Ambiente
• Para “acomodar” a dos mil millones de pobladores
más para 2030, se necesitará el equivalente a 13 ciudades
de más de cinco millones de habitantes cada año
Seguridad alimentaria, expansión urbana
y enfermedades emergentes, son sólo tres de los desafíos
ambientales más importantes que enfrentamos en México
y el mundo, “que merecen ser estudiados y requieren acciones
urgentes. No obstante, aunque tales aspectos se refieren al bienestar
de la gente (porque todos queremos comer, vivir bien, y estar libres
de padecimientos), los gobiernos no ponen atención a estos
problemas”, sostuvo Luis Bojórquez Tapia.
El integrante del Instituto de Ecología
(IE) de la UNAM expuso que, en el marco del Día Mundial del
Medio Ambiente, este 5 de junio, como ciudadanos, deberíamos
estar atentos a tales dificultades y exigir a las autoridades que
cambie el orden de prioridades, pero también exigirnos a nosotros
mismos una transformación de conducta frente a la naturaleza.
Entre estos problemas, la expansión
urbana transforma a las sociedades a tal grado que “todavía
no nos podemos imaginar las consecuencias”.
Como se expande la capital del país,
crecen el resto de ciudades en el territorio nacional con consecuencias
tremendas en torno al manejo del agua, contaminación, transformación
de campos agrícolas en zonas urbanas o mayor demanda de energía.
Hoy, abundó el experto, viven más
personas y trabajan en áreas urbanas que rurales; la proporción
de la gente en esa condición proyectada para 2030, es de 60
por ciento, sobre todo en Latinoamérica, Norteamérica,
Europa y Oceanía, con más de 70 por ciento de urbanización.
Para “acomodar” a los dos mil
millones de habitantes que se sumaran para ese año, se necesitará
el equivalente a más de 13 ciudades de más de cinco
millones de habitantes cada año, la mayoría en países
en desarrollo.
Bojórquez Tapia refirió que
la seguridad alimentaria es otro gran reto de la humanidad, y en el
país como en el resto del orbe “no la tenemos garantizada”;
incluso, todos los esquemas nuevos, de organismos genéticamente
modificados, no han incrementado la producción; simplemente
son paquetes tecnológicos distintos.
Un desafío más son las enfermedades
emergentes por el cambio climático; por ejemplo, hace algunos
años existían barreras que impedían la reproducción
del los vectores del mosquito transmisor del dengue; hoy, debido al
aumento de la temperatura llegan a lugares donde antes no se encontraban
y propagan la enfermedad en oras regiones.
Al hablar de la celebración mundial
del 5 de junio –iniciada en 1973, pero establecida por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su Resolución del 15 de diciembre
de 1972–, Bojórquez Tapia recordó que, hasta entonces,
la sociedad no había reconocido al entorno.
Era algo “extra”, “fuera”
del quehacer humano; se instaura para llamar la atención sobre
la sobrevivencia humana. Es decir, “tenemos que relacionar el
ambiente con nuestra calidad de vida”, sentenció.
Estas conmemoraciones sirven de mucho, consideró
el científico. Aunque es modesto el esfuerzo y tiene muchas
limitaciones “¿qué otra cosa hacemos? Tenemos
la obligación de señalar la relevancia y cuestionar
nuestros patrones de consumo y formas de vida”.
Del lema de este año, “Bosques:
la naturaleza a su servicio”, opinó que es incompleto,
pues no llama a la responsabilidad que los seres humanos tenemos con
el ambiente. “Si lo descuidamos como lo hacemos ahora, nuestra
calidad de vida disminuirá. Lo único sensato que podemos
hacer es velar por el bienestar que nos queda, con el mantenimiento
de bosques y el resto de los ecosistemas”.
De acuerdo con el informe "Evaluación
de los recursos forestales mundiales 2010" (FRA 2010) de la FAO,
México perdió de 2005 a 2010 un promedio anual de 115
mil hectáreas forestales, y ocupa la posición 17 en
deforestación a nivel mundial.
Los bosques, abundó el experto, están
presionados cada vez más por los grandes factores de la expansión
urbana, la tala inmoderada, el cambio climático, sin que hasta
la fecha tengamos un sólido movimiento en pro del desarrollo
sostenible. Eso se debe a que éste no es prioridad.
Se requiere plantear cómo transitar
a la sustentabilidad y desde ahora tomar acciones como la mejora en
los mecanismos de administración del agua, protección
de zonas naturales, transformación de las tendencias de urbanización,
con la idea de caminar hacia mejores condiciones de bienestar, finalizó
el especialista.