• Esas lesiones pueden ocasionar parálisis cerebral,
pérdida o disminución de la audición y problemas
cognoscitivos que causan desórdenes de atención, aprendizaje
y lenguaje
• Debido a la plasticidad de ese órgano en los recién
nacidos, pueden evitarse o aminorarse si se atienden de inmediato,
afirmó Thalía Harmony Baillet, del INb
• En la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo de
esa entidad, ubicada en el campus Juriquilla, Querétaro,
se brinda asistencia a 350 niños
En México, una de cada cinco discapacidades
se relaciona con el daño cerebral ocurrido durante la etapa prenatal
o perinatal, pero si se diagnostica al nacer y se inicia un tratamiento
neurohabilitatorio temprano en los bebés, los efectos pueden
atenuarse o evitarse. “Con esta terapia, los niños podrán
aspirar a una vida más plena”, señaló Thalía
Harmony Baillet, directora de la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo
Augusto Fernández Guardiola, del Instituto de Neurobiología
(INb), campus Juriquilla, Querétaro.
Las lesiones tempranas a ese órgano
pueden dejar secuelas motoras, como parálisis cerebral infantil;
fallas sensoriales, como la pérdida o disminución de la
audición, y déficit cognoscitivo, que deriva en desórdenes
de atención, aprendizaje y lenguaje, lo que genera problemas
en el desarrollo de los pequeños y a sus familias.
El daño cerebral sigue una evolución.
Al principio, es muy difícil detectarlo. Si el menor tiene parálisis,
se le brinda rehabilitación, pero no neurohabilitación;
“con esta última, intentamos evitar secuelas”, detalló
la especialista.
Neurohabilitación, explicó, significa
aprovechar la breve oportunidad que se presenta antes de que el menoscabo
sea irreversible; para tratar de prevenir las consecuencias, se usa
el tiempo del nacimiento por la plasticidad del sistema nervioso, mucho
mayor al inicio de la vida y disminuye con la edad.
Desnutrición y madres jóvenes
Entre las muchas causas de las lesiones pre
y perinatales destacan la desnutrición de la madre, que se refleja
en el hijo; también es factor de riesgo la juventud, el tabaquismo,
las infecciones intrauterinas, así como la prematurez y la asfixia
del bebé.
El 12 por ciento de los niños con ese
daño son prematuros, debido a que las encintas son muy jóvenes;
además, carecen de educación sexual. En el fondo, consideró
Harmony, ese es el problema, pues con una adecuada información
se evitarían los embarazos tempranos e infecciones. Además,
factores socioeconómicos como la pobreza y la desnutrición
también son determinantes en el alto índice de estos problemas
de salud.
En México, donde cerca del 20 por ciento
de las discapacidades se relacionan con eventos que ocurren alrededor
del nacimiento y pueden provocar lesiones cerebrales, la detección
temprana hace la diferencia.
Harmony comentó que tras 18 meses de
tratamiento de un primer grupo de 200 lactantes con lesiones cerebrales,
el 47 por ciento alcanzó un desarrollo motor normal, y otro 20
por ciento, mostró mejoría importante.
Actualmente, la Unidad atiende a 350 infantes,
a los que se les da seguimiento por ocho años, aunque muchos
abandonan el régimen y, con ello, afectan los resultados de éste,
y de la investigación.
“Tenemos un grave problema de deserción
a los seis meses, pues los padres ven mejoría y abandonan la
terapia. Esto es preocupante por el propio bebé, porque puede
hacer lo que se requiere a los seis meses, pero a los 10 meses, por
ejemplo, ya no tiene esa capacidad. El otro inconveniente es que se
truncan los proyectos y eso representa una complicación económica,
pues en la UNAM no cobramos, pero invertimos en los estudios”,
dijo.
La especialista aclaró que aunque se
da un tratamiento preciso y seguimiento por ocho años, a la par
se realiza indagación científica sobre el neurodesarrollo,
principal eje de la Unidad.
“Ese es nuestro objetivo, no el servicio.
Repetimos muchos estudios porque así lo requiere la investigación
a largo plazo. Es fundamental la adecuada vinculación de la familia
con nosotros, pero aunque firman un compromiso, muchos no lo cumplen”.
Aumentan exámenes
Para lograr un diagnóstico inmediato
y preciso, se utilizan técnicas avanzadas para la evaluación
y diagnóstico temprano de lesiones cerebrales, así como
importantes métodos de terapia neurohabilitatoria.
Recientemente, han aumentado los estudios aplicados.
“A los recién nacidos que recibimos se les hace una evaluación
neuropédiátrica, una de neurohabilitación para
ver si requieren terapia neurohabilitatoria, electroencefalograma, resonancia
magnética, y potenciales evocados auditivos y visuales, para
detectar si tienen problemas”, describió.
La resonancia magnética también
permite hacer una observación de cómo descienden los tractos,
para analizar la plasticidad del sistema nervioso, y ver cómo
se han desarrollado en niños que tuvieron lesiones y en los que
han evolucionado bien.
Asimismo, en el grupo que brinda tratamiento
a los bebés se encuentran expertos en neurobiología, pediatría,
nutrición y psicología, pues además de atenderlos,
se ofrece asesoría psicológica a papás y hermanos.
Requieren donaciones
El programa de neurohabilitación requiere
fondos para contar con un mayor número de especialistas que,
además, enseñen a los tutores de los pequeños a
aplicar terapias.
También, necesita recursos para sufragar
los estudios diagnósticos (resonancia magnética, electroencefalografía,
respuestas auditivas y visuales, entre otros) en particular de los infantes
pertenecientes a familias de escasos recursos.
Para disminuir las discapacidades provocadas
por daño cerebral, es necesario un tratamiento neurohabilitatorio
de 18 meses, con un costo aproximado de 20 mil pesos, lo que significa
que por 40 pesos diarios se puede adoptar el tratamiento y contribuir
a que el pequeño tenga una mejor perspectiva de vida.
Los donativos se pueden recibir mediante tarjetas
de crédito, cheques, o por medio de un depósito bancario
a nombre de Fundación UNAM, en BANAMEX, cuenta 533019 Sucursal
0870 y referencia 331.01.100. Todos son deducibles de impuestos.
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