• Este trastorno se identifica si la persona ingiere, chupa
o lame objetos; se presenta en etapa preescolar y con el paso del
tiempo desaparece, dijo Andrómeda Valencia Ortiz, de la FP
• Ocurre principalmente en personas carentes de hierro y zinc,
mujeres embarazadas y enfermos mentales que no discriminan lo que
consumen, indicó Arturo Soria, jefe del Servicio de Psiquiatría
del Hospital Infantil de México Federico Gómez
La enfermedad de Pica, considerada un trastorno
alimentario, se relaciona con problemas nutricionales específicos
o carencia de minerales.
Se identifica si una persona ingiere, chupa
o lame objetos o materiales que no son considerados comestibles como
tierra, monedas, canicas, gis, papel o cabello, entre otros, coincidieron
Andrómeda Valencia Ortiz, especialista de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM, y Arturo Soria Magaña, egresado de la Facultad
de Medicina (FM) y jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital
Infantil de México Federico Gómez.
Es más frecuente y común en la
etapa preescolar, entre los dos y tres años de edad, especificó
Valencia Ortiz, también responsable de Atención Psicológica
Infantil del Centro de Servicios Psicológicos Guillermo Dávila,
de la FP.
Entonces, “es habitual que, al explorar, a través de las
sensaciones, los niños se lleven a la boca cosas que no necesariamente
son alimento”. El pequeño que come, mastica su propio cabello
o el del compañero, o chupa diversos objetos (principalmente
minerales) tiene el problema.
A veces, se relaciona con el comportamiento
de otras especies, que ingieren lo que regularmente no está en
su dieta para mejorar ciertos problemas, como pasto, en el caso de los
perros, para purgarse, ejemplificó.
No obstante, en los humanos está más
vinculado con un interés particular que no se explica por la
parte alimenticia, pues comen desde tierra y gis, hasta heces fecales.
En ocasiones, se presenta en el ambiente escolar
y se relaciona con la ansiedad. Además, se debe verificar que
no esté asociado con otros problemas de salud mental, como una
discapacidad intelectual, que no permita discriminar entre un alimento
y algo que no lo es. “En este trastorno se sabe que lo que come
no es un alimento, pero se tiene el deseo de hacerlo”.
Tres grupos de pacientes
En tanto, Arturo Soria señaló
que esta afección se llama así en analogía con
una urraca, de nombre Pica-Pica, que reúne toda clase de objetos
y materiales para construir su nido.
Aunque esta afección es multifactorial
y existen al menos tres grupos de pacientes que la padecen por diferentes
motivos, entre sus elementos generales destacan la ansiedad y el estrés;
este último, en todos los casos, es una de las causas y funciona
como disparador, pues para ellos comer objetos descarga tensión.
Otros orígenes son físicos, mentales y culturales, destacó.
De esos tres segmentos, el primero reúne
a personas carentes de elementos como hierro y zinc, que obtienen con
el consumo, por ejemplo, de yeso de las paredes.
El segundo es en mujeres embarazadas, que sufren
este mal de manera temporal; ingieren tierra o cal, también por
la ausencia de esos componentes. Aunque en este caso, también
es una carencia alimentaria específica, a la que se suma un factor
cultural, pues en varias comunidades indígenas del mundo comer
tierra es una costumbre socialmente aceptada.
El tercero reúne a enfermos mentales,
con retraso mental, autismo o esquizofrenia, incapacitados para discriminar
entre los productos comestibles y los que no lo son, añadió.
En este sector, se deja el terreno psicológico para adentrarse
en el psiquiátrico, y se llega a extremos como el consumo del
propio excremento.
Soria Magaña aclaró que en los
niños menores de dos años de edad es normal llevar a la
boca y chupar juguetes o pintura de la pared, pero después de
esta etapa de exploración se convierte en un desorden psicológico
al que, por lo general, se le presta escasa atención.
Aunque no existen estadísticas de la
enfermedad de Pica en México, es más común en personas
menores de 30 años. “Aproximadamente, una tercera parte
de los pacientes son niños y adolescentes”, señaló.
En ocasiones, se asocia a trastornos mentales,
y por ello no se trata como un padecimiento independiente. Además,
aún no es conocida, aunque fue descrita hace más de 30
años en el Manual Diagnóstico y Estadístico de
los Trastornos Mentales (DSM por sus siglas en inglés).
Consecuencias
Entre las consecuencias de esta enfermedad
destacan las infecciones y parasitosis, que pueden producirse por comer
tierra u objetos contaminados, y las cirugías, necesarias si
en el estómago se acumulan objetos de metal o se forma una bola
de cabello o de hilo, que no son digeridos.
A pesar de la experiencia de someterse a esas
intervenciones, muchos pacientes repiten la experiencia; esto se debe
a un trastorno de control de los impulsos, que hace a ciertos individuos
comerse su propio cabello o uñas, concluyó.
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