• El Día Mundial del Paludismo sirve para informar sobre
ese mal, pero se requiere un cambio de hábitos para prevenirlo,
añadió el infectólogo
• La complejidad biológica del parásito que la
causa ha limitado la obtención de un inóculo eficiente
y seguro, explicó Raúl Romero Cabello, de la FM de la
UNAM
El paludismo o malaria amenaza al 40 por ciento
de la población mundial y su parásito infecta, cada año,
a más de 500 millones de personas y causa la muerte de más
de un millón, especialmente en África, según datos
de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, todavía no existe una vacuna
eficiente y segura, reconoció Raúl Romero Cabello, investigador
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
“Es muy difícil tener inoculaciones
contra parásitos, porque biológicamente son más
complejos que los virus y las bacterias”, añadió
el académico del Departamento de Microbiología y Parasitología
de esa entidad.
Estos organismos se dividen en parásitos
protozoarios unicelulares y helmintos (gusanos) multicelulares. El paludismo
es causado por protozoarios del género Plasmodium, y
se estima que han infectado al humano por miles de años. La especie
más agresiva, falciparum, es abundante en África,
mientras en México, la más común es la Plasmodium
vivax.
“Aunque hay varios grupos de investigación
en el orbe que trabajan para obtener una vacuna, aún no se ha
logrado una que sea práctica, efectiva, segura y que reúna
las condiciones para su aplicación en forma masiva y rutinaria”,
dijo.
En varias zonas de América Latina es
un problema de salud serio, pero en nuestro país es mucho menor
que otras enfermedades parasitarias causadas por picadura de mosquito,
como el dengue.
Romero Cabello recordó que, en la década
de los 50, se inició una campaña en que aún tiene
resultados. “Hoy tenemos pocos casos al año y casi no hay
mortalidad. La mayoría de los pacientes se ubican en zonas costeras
y en el sur del país, en sitios tropicales, húmedos y
con baja altitud”, recordó.
Cuidado con los charcos
La palabra malaria proviene del italiano “mal
aire”, asociado a zonas pantanosas, donde hay putrefacción
de materia orgánica. En tanto, paludismo deriva de “palustre”
o zona pantanosa.
“En ambas acepciones de la misma enfermedad
hay una asociación con los pantanos, porque son zonas donde la
cantidad de insectos es mayor y el riesgo de infección aumenta”,
señaló.
Como medida de prevención, el médico
recomendó no almacenar en casas y traspatios objetos como cacerolas,
llantas y latas donde pueda acumularse agua, pues ahí se multiplican
los mosquitos Anopheles que, infectados con el parásito del paludismo,
al picar al humano transmiten el microorganismo. Los sitios con líquido
estancado, puntualizó, son aprovechados por las hembras para
depositar sus huevecillos y desarrollar sus larvas, lo que incrementa
la población.
El Día Mundial del Paludismo, que se
conmemora el 25 de abril, sirve para informar, pero se requiere un cambio
de hábitos. “Hasta ahora tenemos buenos tratamientos para
curar la afección si hay un diagnóstico temprano, pero
es difícil la modificación conductual”, finalizó.
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