• En los últimos 10 años han desaparecido varias
especies, advirtió Víctor Hugo Reynoso, del Instituto
de Biología de la UNAM
• Se estima que en el último medio siglo se ha perdido
entre 60 y 80 por ciento de la distribución geográfica
original de las selvas en México
• La Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas se conforma con
155 mil 122 hectáreas, pero se ha dividido en fragmentos de
todos los tamaños, que van de una a 30 hectáreas, añadió
La fragmentación que ha padecido la
región de Los Tuxtlas en las últimas décadas ha
provocado la desaparición de unas 10 especies de anfibios y reptiles,
informó Víctor Hugo Reynoso Rosales, investigador del
Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
En los últimos 10 años, se han
realizado muestreos y no se han encontrado ejemplares de una decena
de especies de anfibios y reptiles; no se sabe si se extinguieron de
la zona o simplemente no han sido vistas. No obstante, añadió,
“una década es un periodo importante de muestreo como para
no haberlas hallado. Se trata principalmente de serpientes, una especie
de rana y otra de salamandra”.
Asimismo, entre los mamíferos de gran
tamaño que han dejado de existir en esa área de Veracruz
se cuentan el jaguar y el tapir, y ya sólo habitan algunos medianos
y pequeños.
Deforestación y pérdida de especies
El académico destacó que, en
la actualidad, la pérdida de variedad biológica en las
selvas tropicales es uno de los principales problemas causados por la
deforestación. Algunas de las consecuencias más graves
de la fragmentación de los bosques tropicales lluviosos son la
extinción de especies, la modificación de las comunidades
biológicas y las alteraciones en el funcionamiento de los ecosistemas.
Entre las décadas de los 60 a los 80,
e incluso en los 90, Los Tuxtlas sufrieron una tasa de deforestación
importante. La selva ubicada en tierra útil, plana, donde se
podía introducir ganado, se acabó. Hoy, algunos campesinos
aún desmontan las cimas de los cerros, y con ello, enfatizan
la atomización del hábitat, pero la utilidad de esa práctica
es poca, porque las vacas no suben y sólo provocan que esas zonas
se llenen de helechos, que no son favorables para la regeneración
de esos ambientes.
En el último medio siglo, las selvas
mexicanas han estado sujetas a un proceso de transformación por
la actividad humana, que ha propiciado la eliminación de entre
60 y 80 por ciento de su distribución geográfica original,
así como una división y aislamiento de las selvas remanentes.
La Reserva de la Biósfera Los Tuxtlas
se conforma por 155 mil 122 hectáreas. Sin embargo, la parte
baja se ha dividido en una serie de espacios de tamaños variados,
que van desde la reserva de la UNAM con 640 hectáreas, la parte
mejor conservada, a muchos trozos de una a 30 hectáreas.
“Lamentablemente, parece ser que en las
franjas de cuatro hectáreas los anfibios y reptiles desaparecen,
y sólo sobreviven algunas especies muy resistentes”, dijo.
Reynoso detalló que esos animales constituyen
una especia de de suma importancia porque son los primeros vertebrados
en desaparecer de los sistemas, además dependen del hábitat
para su reproducción y no tienen la misma capacidad de movimiento
que las aves, que si no están a gusto se van a otro sitio.
Entre más grandes son las divisiones,
mayor es su diversidad. Las que constan de más de seis hectáreas
aún guardan una importante riqueza biológica, aún
así, en espacios de hasta 30 hectáreas ya no se han encontrado
mamíferos más grandes que los tejones, mapaches, tlacuaches
y mono aullador.
No obstante, es factible acabar con este problema
y unir las islas de vegetación para conformar segmentos de mayor
tamaño o interconectarlos. “La Universidad Nacional está
en posibilidades de hacer esa tarea”, aseguró Reynoso,
quien encabeza el proyecto Efecto de la fragmentación, degradación
y destrucción del hábitat en las comunidades de anfibios
y reptiles.
La idea, explicó, es evaluar el efecto
de la destrucción del entorno en la parte conservada de la selva,
por un lado, y analizar los pequeños trozos dispersos, por el
otro, así como observar cómo se modifican los ecosistemas
de acuerdo a los remanentes, porque cada uno tiene condiciones ambientales
distintas.
Riqueza y desaparición de selvas
Las selvas del sureste de México son
representaciones de los ambientes terrestres más diversos que
hay en el planeta. Alojan entre 60 y 80 por ciento de las especies de
plantas y animales conocidas hasta el momento. Sin embargo, en algunas
zonas aún desaparecen a una velocidad alarmante a causa de la
actividad humana.
Como resultado de la destrucción, los
remanentes de selva tropical húmeda son en la actualidad una
colección de fragmentos o islas de extensiones variables y con
diferentes historias de aislamiento, y es ahí donde se resguardan
animales y vegetales que han sobrevivido a la destrucción del
hábitat.
Hasta el momento, el conocimiento biótico
es pobre, pues aunque la riqueza de especies ha sido estudiada, la comprensión
acerca de la biología, ecología e importancia en los ecosistemas
es somera; se carece de información para favorecer su conservación
y aprovechamiento razonado.
A pesar de que las alteraciones de esos espacios
son reservorios importantes de biodiversidad, sus recursos deben ser
inventariados y analizados para promover el desarrollo científico
y tecnológico de los estados que los resguardan.
La conservación de las selvas es fundamental,
porque el germoplasma que contienen representa una riqueza biológica,
parte de nuestro patrimonio natural y un potencial genético que
puede ser aprovechado por la sociedad, concluyó.
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