• Se busca colectar y resguardar semillas de plantas útiles
y capacitar a la población para que realice acciones encaminadas
a conservar las más importantes
• En San Rafael Coxcatlán, Puebla, crearon un invernadero
y se proponen instrumentar espacios de conservación en huertos
familiares e impulsar el ecoturismo
En regiones rurales de México, la sobreexplotación
de recursos naturales podría propiciar amenazas de extinción
de muchas especies. Por ello, desde hace casi cuatro años, un
grupo interdisciplinario de académicos de la Facultad de Estudios
Superiores (FES) Iztacala, encabezado por Rafael Lira, desarrolla el
proyecto Conservación ex situ de los recursos vegetales de San
Rafael Coxcatlán, Puebla, con apoyo de una donante anónima
a través de los Jardines Botánicos de Kew, en Inglaterra.
Lira, del Laboratorio de Recursos Naturales
de la Unidad de Biotecnología y Prototipos (Ubipro), explicó
que la comunidad poblana tiene 320 habitantes, su principal actividad
económica es la agricultura, y aunque se trata de un pueblo pequeño
tiene una riqueza natural invaluable. Además, es importante porque,
a poca distancia, se localiza la llamada Cueva del Maíz.
Estudios previos al inicio del proyecto lograron
documentar que en los alrededores de San Rafael prosperan 374 especies,
de 249 géneros y 87 familias de plantas vasculares, de las que
368 son destinadas a uno o más usos por los habitantes de la
región.
Avances del proyecto
Con el proyecto, explicó, se busca colectar
y resguardar semillas de plantas útiles, así como capacitar
a los habitantes de San Rafael en la propagación y conservación
de esos recursos. Dadas las características del área,
el plan también contribuye a la preservación de simientes
de especies de zonas áridas, que desde hace años, se realiza
de manera conjunta entre la Ubipro y los Jardines Botánicos de
Kew.
En la primera etapa (2008-2010), el equipo
de trabajo logró recolectar y resguardar, en la colección
de germoplasma de la FES Iztacala, las semillas de 114 especies útiles
que, en su mayoría, fueron elegidas por los pobladores como prioritarias.
Mediante estudios etnoecológicos y fitoquímicos
se determinó la distribución, abundancia y disponibilidad
de las mismas, así como entender la química de una veintena
de plantas medicinales, consideradas como primordiales por los lugareños,
como la sangre de grado (Jatropha neopauciflora), el cuachalala
(Amphipterygium adstringens), el pochote (Ceiba aesculifolia
ssp. Parvifolia) y el aceitillo (Arida).
Otros investigaciones se han enfocado a la
fisiología de tres especies medicinales: el popote (Gymnosperma
glutinosum), el venenillo (Castela erecta) y el orégano
(Lippia graveolens).
Para ello, se construyó un invernadero
en terrenos de la comunidad, en el que estas especies han sido propagadas
y estudiadas; así, se han establecido las condiciones óptimas
para la germinación de semillas y se han determinado los efectos
de la radiación y el riego en la acumulación de los metabolitos
que respaldan su uso medicinal.
Otra parte importante del proyecto, mencionó
Lira, es la capacitación en distintos niveles. En la primera
etapa, mediante talleres, 30 adultos y 40 niños recibieron algún
tipo de entrenamiento en el manejo del invernadero y técnicas
de propagación. Además, se preparó material documental
que fue distribuido entre la comunidad relativo a la importancia de
esa región y los hallazgos de las especies.
También, 19 estudiantes de licenciatura
y tres de posgrado han participado en las investigaciones de laboratorio
y de campo, y cinco de nivel superior y dos de maestría han obtenido
el grado.
El futuro del proyecto
Aunque en la primera etapa se han obtenido
logros importantes, Lira reconoció que, hasta el momento, no
ha sido fácil convencer a los habitantes para que exploten al
máximo el invernadero y participen de forma más activa
en la conservación de sus recursos.
Por ello, prosiguió, en la segunda etapa,
que iniciará este 2011, continuará la colecta de semillas
de las más de 200 especies de plantas útiles que faltan
resguardar, además de fomentar el uso del invernadero, a través
de la propagación de especímenes silvestres y algunos
domésticos de interés para los pobladores.
En el caso de especies con bajas densidades
en la naturaleza, serán empleadas para hacer experimentos de
reintroducción. Se pretende involucrar a todo el comisariado
ejidal de Tilapa.
El biólogo sostuvo que si se consolidan
estos planes, se intentará promover a la región como un
sitio de interés ecoturístico, no sólo por su importancia
en el contexto histórico por el origen del maíz (el único
que se explota en la actualidad), sino también por el papel que
juega en la conservación de los recursos vegetales.
El objetivo es que a los visitantes, además
del atractivo de la cueva del maíz, se les ofrezca una visita
guiada al invernadero, a los huertos y a los lugares donde se hace restauración,
finalizó.
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