• La proporción matemática que establece una relación
entre varios segmentos de líneas rectas es empleada por Ana
Leonor Rivera, del CFATA de la UNAM, para nuevas aplicaciones
• Estimaciones de sismos y análisis cardiacos pueden
realizarse mediante estudios de periodicidad
Escondida en la estructura de un caracol o
un helecho, y respetada en esculturas clásicas griegas, pinturas
renacentistas, partituras musicales y hasta edificios modernos, la razón
áurea es una proporción matemática utilizada desde
la antigüedad para dar armonía y perfección a diversas
estructuras.
Presente en los rostros simétricos de
un tigre o de un ser humano, este número algebraico, caracterizado
por establecer una relación entre varios segmentos de líneas
rectas, fue descubierto y empleado por artistas como Leonardo da Vinci,
quien la incluyó en sus obras y dio a éstas una estética
nutrida de rigor y belleza.
En el Centro de Física Aplicada y Tecnología
Avanzada (CFATA) de la UNAM, Ana Leonor Rivera López estudia
la razón áurea –también conocida como proporción
divina– y la periodicidad para intentar predecir, a partir del
análisis de ciclos que se repiten, fenómenos tan diversos
como una crisis epiléptica o la ocurrencia de una ráfaga
solar que afecta las telecomunicaciones en la Tierra.
Matemáticas para la epilepsia
En su laboratorio, ubicado en el campus
Juriquilla, Querétaro, la universitaria se dedica al análisis
de señales, con el uso de herramientas de la física y
las matemáticas.
“Busco patrones en la naturaleza. Uno
de los trabajos que hacemos es el análisis de ondas cerebrales
para encontrar problemas de epilepsia o trastornos de aprendizaje, basados
en razones áureas”, explicó en entrevista.
La idea de esta investigación es hallar
modelos que puedan revelar si se repetirá una crisis epiléptica.
A partir de una señal, hacemos el análisis para localizar
periodicidades y hacer predicciones del evento y así evitarlo,
puntualizó.
Ciclos del Sol y los sismos
Rivera López también recurre
a la razón áurea para estudiar la repetición en
intervalos del ciclo solar, útil para saber si ocurrirá
una ráfaga que afecte a las telecomunicaciones en la Tierra,
así como para indagar la relación entre la actividad del
Sol y el clima en el planeta.
Otra aplicación es el estudio de la
periodicidad de eventos pasados, como terremotos. Si se sabe cuántos
temblores han ocurrido, se puede hacer una estimación del tiempo
en que ocurrirá otro sismo, a fin de prepararse. El uso de la
física y matemáticas en eventos cíclicos permite
a los científicos reducir la incertidumbre de fenómenos
naturales, dijo.
La investigadora explicó que sus estudios
de ciencia básica buscan aportar análisis precisos a temas
de física, biología y medicina. “El ciclo cardiaco
humano sigue una razón áurea, y si no la respeta, se presenta
una arritmia”, ejemplificó.
Este abordaje podría ayudar a los médicos
a detectar de forma temprana una afección del corazón,
un órgano vital que se rige, precisamente, por un ritmo regular
que se altera en presencia de una enfermedad, concluyó.
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