• La radiación ultravioleta se divide en tres fracciones:
UV-A, la que más envejece la piel; UV-B, que genera propensión
al cáncer en ese órgano, y UV-C, implicada en el desarrollo
de varios tipos de carcinoma
• Asolearse provoca neoplasia, quemaduras y arrugas, dijo Rosa
María Ponce Olivera, profesora del Posgrado en Dermatología
de la Facultad de Medicina
• Sugirió utilizar bloqueador con factor de protección
solar mayor a 30, y aplicarlo cada cuatro horas para actividades cotidianas,
o cada dos si la persona va a nadar o a realizar algún trabajo
o deporte que cause sudoración
La exposición directa a los rayos solares
propicia arrugas, ocasiona quemaduras de primer y segundo grado y genera
varios tipos de cáncer de piel, advirtió Rosa María
Ponce Olivera, profesora titular del Posgrado en Dermatología
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Ante la cercanía de las vacaciones de
la Semana Mayor, la también jefa del Servicio de Dermatología
del Hospital General de México de la Secretaría de Salud,
sugirió evitar el contacto directo con la radiación y
protegerse con ropa de algodón, gorra, lentes y bloqueadores.
“Asolearse es como decir ¿cuántos
cigarros me puedo fumar? La respuesta es ninguno. Lo recomendable es
no hacerlo”, sentenció.
Radiación ultravioleta
La especialista explicó que la radiación
ultravioleta (UV) se divide en tres fracciones: UV-A, la que más
envejece la piel; UV-B, que genera propensión al cáncer
en ese órgano, y UV-C, implicada en el desarrollo de varios tipos
de carcinoma, y que no recibíamos en el planeta porque nos protegía
la capa de ozono.
El primer daño de una radiación
indiscriminada es la quemadura aguda, que se genera por una simple exposición.
“El efecto de piel roja o ‘ardida’ es una quemadura
de primer grado, que pasa a segundo si incluye ampollas”, precisó
la dermatóloga.
Otra afectación es el bronceado, efecto
de defensa de la piel a la radiación, en el que las células
del color, llamadas melanocitos, producen más melanina para defenderse
de las agresiones. De ninguna forma está permitido el tipo natural
o cosmético, o salir a una playa, a un balneario, ni recurrir
a cámaras de bronceado. “En ambos casos es el mismo daño
por radiación ultravioleta”, indicó.
La universitaria reconoció que el atractivo
de adquirir ese color es una moda, pero no denota buena salud. La piel
se arruga pronto y se puede generar neoplasia, reiteró.
Cáncer de piel
El efecto máximo es el cáncer
de piel, que se divide en dos tipos. El primero, llamado melanoma, muy
maligno, y en el 95 por ciento de los casos produce lunares grandes
con volumen de color café o negro. “Tienen producción
de melanina, pero ya cancerosa”, explicó Ponce Olivera.
El segundo tipo, menos peligroso, pero mutilante,
se llama cáncer no melanoma. Tiene dos variantes: el carcinoma
basocelular y el epidermoide.
El basocelular es el más común
y está considerado el menos maligno porque no se expande a otra
parte del cuerpo (es decir, no causa metástasis), aunque sí
desgasta la piel, especialmente de la nariz y los ojos.
El segundo produce una piel gruesa y displásica. “El epidermoide
se distingue por la presencia de una cicatriz, lunar o bolita roja con
venas, un levantamiento, un hundimiento o una úlcera que no cierra”,
indicó.
En el Servicio de Dermatología del Hospital
General de México, Ponce Olivera y sus colaboradores atienden,
cada año, aproximadamente a dos mil 500 pacientes por diversos
tipos de este padecimiento.
En esa institución, los tumores malignos
de piel son el tercer motivo de consulta, detrás del acné
y el melasma o paño. En el cuarto lugar, la dermatitis (lesiones
inflamatorias de la piel), y el quinto, la psoriasis.
La universitaria reconoció que, en general,
hay escaso cuidado, “aunque hacemos campañas de fotoprotección
no se difunden lo suficiente”.
Efectos benéficos del Sol
Existe un efecto benéfico del Sol en
la piel, para fijar la vitamina D y el calcio. “Es un intermediario
para calcificar nuestros huesos”, dijo.
En países con poca radiación,
como los nórdicos, se padece raquitismo y disminución
de huesos, pero en sitios como México, con días soleados
casi todo el año, una exposición de tres a cinco minutos
es suficiente para obtener esa fijación. “Esa dosis la
tenemos al atravesar una calle, subir al auto o en el transporte público”,
indicó.
De igual manera, para los bebés es recomendable
la radiación para el metabolismo de bilirrubina, un mecanismo
todavía inmaduro en ellos. “Un poco de exposición
es una fototerapia que ayuda, pero sólo se recomienda en los
bebés por prescripción médica, generalmente si
nacen con ictericia. En ese caso, debe ser de algunos minutos y antes
de las 12:00 horas”, precisó.
Fotoprotectores o bloqueadores solares
La dermatóloga recomendó el uso
diario de fotoprotectores o bloqueadores solares, incluso en las ciudades.
“Arriba del número 30 es una protección
solar elevada. Muchos todavía tienen graduaciones hasta el 100,
pero cada vez más se ha puesto una nomenclatura de 50+, de muy
alta potencia”.
No obstante, señaló que aún
éstos últimos solamente bloquean un poco más del
tres por ciento de los rayos UV, y aunque sea total, no se tiene protección
al 100 por ciento.
Por ello, sugirió cubrirse con ropa
de algodón, gorra, lentes y reaplicar los bloqueadores cada cuatro
horas, para una actividad cotidiana, y cada dos horas, si la persona
va a nadar o a realizar una actividad de trabajo o deporte al aire libre
que genere sudoración.
Sobre la cantidad de bloqueador a aplicar,
recomendó el equivalente a un dedo de crema para la cara, el
cuello, cada brazo, y esa misma cantidad para las áreas inferior
y posterior de cada pierna.
Aunque las pieles blancas son más vulnerables
que las oscuras porque tienen menos melanina, las personas morenas no
están exentas de la agresión, concluyó.
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