• No se trata sólo de insertar material
a las células, sino que éstas sobrevivan al proceso,
dijo en el CCADET de la UNAM, Luis Polo Parada, académico de
la Universidad de Missouri
Muchas enfermedades surgen cuando aparecen
ciertas anomalías en el genoma de la célula o se altera
la producción de proteínas; por ello, si se pudiera retirar
aquella sección dañada y en su lugar insertar una correcta,
se solucionarían muchos problemas de salud, y para esto sirve
la manipulación genética, un campo cada vez más
explorado por la biología y la medicina, expuso Luis Polo Parada,
académico de la Universidad de Missouri.
Para hacer esto, se debe aplicar un método
denominado transfección, que consiste en la introducción
del material en células eucariotas mediante plásmidos
(estructura constituida por ADN), vectores u otras herramientas.
En la conferencia Nanotecnología
y nanomedicina: la nueva frontera, impartida en el Centro de Ciencias
Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM, indicó
que, por lo general, en los métodos que se han desarrollado en
los últimos 25 años, la eficiencia es del dos al 40 por
ciento, porque no se trata sólo de insertar el material a las
células, sino que éstas sobrevivan al proceso.
“Para ello, se han elaborado sistemas
como los de inyección directa, uso de partículas magnéticas
y de ultrasonido para abrir membranas, entre otros. Todos tienen ventajas
y desventajas, distintos costos o funcionan para un tipo, pero no para
otros”, explicó.
Lo que se busca, agregó, es acelerar
las partículas o el ADN para penetrar, hacer una especie de minibala
que entre, pero no destruya o dañe, y si lo hiciera, que el deterioro
fuese pequeño.
Muchos sistemas utilizan nanopartículas
de oro, a las que adhieren elementos genéticos por fuera mediante
atracción de cargas eléctricas; posteriormente, se usa
cualquier sistema que genere ondas de choque o de presión, como
gas o láser.
Un método efectivo ha sido el uso de
nanotermitas, material explosivo cuyo desarrollo inicial estaba destinado
a la armada. Este componente origina altas temperaturas, pero sin el
efecto destructivo; producen de tres a seis mil grados centígrados
en cuatro milisegundos al generar ondas de choque.
Así, se encontró que la frecuencia
de choque de este material podía ser empleada para abrir la membrana
e introducir un componente genético en la célula, concluyó.
-o0o-