• “Constituye una mínima
compensación por todo lo que, de manera invaluable, la Universidad
me ha dado”, estableció el profesor emérito en
la carta dirigida a la Rectoría para formalizar su entrega
• La colección consta de cuatro mil volúmenes,
aproximadamente, entre ellos, libros de filosofía y política
que serán llevados al resguardo de casa de estudios
Adolfo Sánchez Vázquez (Algeciras,
España, 1915), poeta de gruesos lentes, curiosidad imperturbable,
exiliado político y hoy profesor emérito de la Facultad
de Filosofía y Letras (FFyL), desarrolló su vocación
filosófica en México, como “francotirador”.
“Yo, que me considero un profesional de la filosofía marxista,
jamás he tenido un profesor marxista”, dijo en una entrevista,
en 1978.
Residente en nuestro país desde 1939,
año en que abandonó su patria, donde se formó académicamente,
llegó a Veracruz el 13 de junio de ese año, con muchos
otros refugiados españoles.
Luego de cursar la maestría en Letras
Españolas en la UNAM, ingresó como ayudante de Eli de
Gortari, en 1952; continuó como profesor de asignatura a partir
de 1955, y desde 1959, como profesor de carrera en la FFyL.
Fue en esta casa de estudios donde su marxismo,
crítico y abierto, penetró en las aulas; etapa que marcó
el inicio de la conformación de su riquísimo conjunto
bibliográfico que ahora donará a la Biblioteca Samuel
Ramos, de esa entidad educativa.
Esa determinación, explicó la
integrante del Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones
Filológicas, e hija del emérito, Aurora Sánchez
Rebolledo, fue tomada por su padre, porque el acervo que integró,
es reflejo de su formación al paso del tiempo.
Su deseo es que sirva a las siguientes generaciones,
porque también “constituye una mínima compensación
por todo lo que de manera invaluable la Universidad me ha dado para
ejercer la docencia y llevar a cabo mis investigaciones”, como
explicó el profesor Adolfo Sánchez, en la carta dirigida
a la Rectoría para formalizar la entrega.
Cuatro mil volúmenes
El conjunto bibliográfico, que abarca
casi todas las paredes y uno que otro rincón de su departamento,
consta de alrededor de cuatro mil volúmenes. Entre ellos, libros
de filosofía y política, que constituye casi el 80 por
ciento del total, y que serán llevados al resguardo de esta institución.
Ahí, los temas prioritarios se concentran
en áreas como filosofía del arte, vida e ideas de Carlos
Marx y Federico Engels, historia del marxismo, y filosofía en
general: ética y hermenéutica, entre otros.
Además, aclaró Aurora Sánchez,
contiene dos o tres de los mejores diccionarios filosóficos que
tradujo en su época de juventud, y que se suman a otras en inglés,
francés y alemán. También hay un gran número
de obras escritas en ruso, idioma que el hijo adoptivo de la provincia
de Málaga –según consta en el nombramiento que las
autoridades de esa ciudad le entregaron y que pende en una de las paredes
del comedor de su casa–.
La colección de libros por entregar,
como Los Principios de la Ciencia, de Eduardo Nicol; La
Filosofía de la Filosofía, de José Gaos¸
Perfiles Filosófico-Políticos, de Jürgen
Habermas, e Introducción a la Lógica Dialéctica,
de Eli de Gortari, tienen un valor adicional: algunas están “trabajadas”,
es decir, subrayadas o con anotaciones hechas por el propio poeta.
En su misiva a la Rectoría, Adolfo Sánchez
Vázquez también propuso a su discípulo, filósofo
y profesor de la Facultad, Gabriel Vargas, como enlace entre las autoridades
universitarias y la familia. La fecha para la entrega física
del acervo está aún por definir, informó Aurora
Sánchez.
Filosofía, literatura, arte
La suya es una biblioteca que se conformó
en más de medio siglo, y por las propias exigencias intelectuales
o académicas –para preparar clases, seminarios, conferencias,
o para elaborar sus propios textos–, aunque sin perder un carácter
libre y espontáneo, relacionado con sus gustos, en especial de
literatura y poesía.
El acervo cuenta con diversos libros editados
en México y tierras ibéricas dedicadas al exilio español
en nuestro país, así como la vasta obra del propio Sánchez
Vázquez, que va más allá de las decenas de libros
que ha publicado, entre ellos, su más reciente obra, Incursiones
literarias (editada en 2008).
Existen publicaciones de arte, sociología,
estética y gran cantidad de revistas especializadas y carpetas
llenas de manuscritos y material mecanografiado, que se convertirían
en sus libros.
Por el momento, aclaró Sánchez
Rebolledo, esto último no ha sido tocado, sino hasta que el universitario,
que en septiembre próximo cumplirá 96 años, disponga
qué hacer y en qué momento.
En la biblioteca destaca un librero más
pequeño, ubicado en lo que fuera su despacho. Ahí reposa
una diversidad de obras que el propio Sánchez Vázquez
mandó encuadernar hace años. Se trata de los materiales
que él considera los más importantes para su formación.
Son, sobre todo, libros de marxismo, literatura
y poesía española, de autores como Georg Wilhelm Friedrich
Hegel, Antonio Machado, Rafael Alberti, Luis Cardoza y Aragón,
Louis Althusser o Maximilien Rubel.
Todo el acervo se formó en México,
pero también es resultado de las visitas a España y al
resto del mundo. De hecho, recordó su hija, si salía de
viaje llevaba consigo una maleta con su ropa y otra vacía, para
llenarla de libros que le obsequiaban, o que compraba por la poca facilidad
de adquirirlos aquí.
Residente en nuestro país desde 1939,
año en que abandonó su patria por el franquismo, el conspicuo
filósofo se formó académicamente en este territorio,
que le dio la bienvenida el 13 de junio de ese año; llegó
al puerto de Veracruz con muchos otros refugiados españoles.
Antes del exilio
El propio Vargas escribió que Sánchez
Vázquez nació en Algeciras, Cádiz. En los años
30, se inició su interés por la poesía, en Málaga,
animado por Emilio Prados. En 1935, se trasladó a Madrid e ingresó
a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central,
en la que habían adquirido relevancia José Ortega y Gasset,
Xavier Zubiri, García Morente, Julián Besteiro y José
Gaos, entre otros.
Desde su estancia en Málaga, se afilió
a la Juventud Comunista como parte de un compromiso político
e ideológico con el socialismo, y con la lucha antifascista que
ha mantenido toda su vida.
De igual manera, se alistó en el ejército
y participó en la Guerra Civil, que estalló el 18 de julio
de 1936. Un año más tarde, como director del periódico
Ahora, de las Juventudes Socialistas Unificadas, asistió al II
Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, en Madrid, que convocó
a renombrados escritores.
En septiembre de ese año, se incorporó
a la 11 División del Ejército, y en febrero de 1939, ante
la derrota de las fuerzas republicanas, se vio obligado a salir al exilio
por la frontera francesa. Más tarde, luego de algunos meses de
incertidumbre, se acogió a la protección ofrecida por
el gobierno de Lázaro Cárdenas y se embarcó a México,
en el buque Sinaia. Llegó junto con el escritor Juan
Rejano y el poeta Pedro Garfias.
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