• En su laboratorio, el investigador del IFC de la UNAM, que
ingresó recientemente a El Colegio Nacional, registra cada
recompensa con electrodos y estadísticas, en una estrategia
de investigación que reúne a médicos, neurobiólogos
y matemáticos
• Entre sus contribuciones, destacan las respuestas precisas
y medibles a preguntas sobre cómo sentimos, memorizamos, percibimos
y respondemos
Ranulfo Romo Trujillo, integrante del Instituto
de Fisiología Celular (IFC) de esta casa de estudios, y quien
recientemente ingresó a El Colegio Nacional, trabaja en su laboratorio
con monos rhesus; ahí, mide su actividad cerebral, mientras ellos
responden a estímulos externos.
Cada recompensa se registra con electrodos
y estadísticas, en una completa estrategia de investigación
que reúne a médicos, neurobiólogos y matemáticos.
Entre sus contribuciones, destacan las respuestas precisas y medibles
a preguntas sobre cómo sentimos, memorizamos, percibimos y respondemos.
Con esos animales, Romo y sus colaboradores
resuelven en la UNAM problemas experimentales que involucran procesos
cognitivos como la memoria, la comparación y la decisión.
Busca correlacionar la actividad neuronal con el proceder de los sujetos.
Mi búsqueda es conocer cómo se
representan los objetos en el cerebro. No existe conducta consciente
que no use el mecanismo de la recompensa, indicó.
También, señaló que todo
acto voluntario pasó antes por una forma inconsciente, de tal
modo que el presente racional es, en realidad, pasado, pues el mecanismo
cerebral que lo hace posible se anticipa a la conciencia.
Memorias
De niño, el universitario vivió
en su natal Ures, entre veranos ardientes e inviernos gélidos;
entonces, Romo Trujillo (Sonora, 1954), comenzó a preguntarse
cómo dominar ese clima adverso.
Observó la naturaleza y lo hizo sin
límite de tiempo; condujo sus pasos hacia el sitio donde estímulos
externos como el frío y el calor se convierten en sensaciones
internas, y la infancia y el lugar de origen se funden en memoria e
identidad. Ese sitio es el cerebro, un dinámico entramado bioquímico
al que Romo ha dedicado su vida académica.
Desde joven, decidió que la medicina
le ayudaría a responder algunas preguntas fundamentales. Se dirigió
a la Ciudad de México, donde cursó la carrera de Médico
Cirujano en la UNAM. A los 19 años, en la Facultad de Medicina
tomó un curso de neurofisiología con Marcos Velasco. Entonces,
definió su especialidad y eligió su sendero hacia la investigación
científica.
Neurobiología de la percepción
Ya titulado como médico, recordó,
viajó a Francia, donde cursó un doctorado en Ciencias
(en el área de neurociencias) en la Universidad de París.
Las preguntas sobre cómo percibimos y reaccionamos ante los estímulos
externos se incrementaron y buscaron respuestas en el laboratorio, siempre
apegadas a la indagación experimental.
En la capital francesa, se vinculó con
Wolfram Schultz, quien fue investigador asociado en la Universidad de
Friburgo, en Suiza. Entonces, estudiaba un grupo de células productoras
de dopamina, la sustancia de la que carecen los enfermos de Alzheimer.
Con las células dopaminérgicas comenzaron sus observaciones
con monos rhesus, a los que entrenó para analizar el mecanismo
de la recompensa, estímulo relacionado con casi todos nuestros
actos cotidianos.
Más tarde, completó su formación
posdoctoral con Vernon Mountcastle, en la Escuela de Medicina de la
Universidad John Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, donde ambos
exploraron el sustrato biológico de la toma de decisiones.
Encontraron que en la corteza cerebral se genera
un acopio neuronal del mundo externo. Es ahí donde las sensaciones
se convierten en memoria y el pensamiento en toma de decisiones.
Distinciones
El trabajo académico de Romo Trujillo
es reconocido a nivel mundial. Entre sus numerosos reconocimientos destacan
los premios Delmuth de Neurociencias de la Fundación de Investigación
Médica de Suiza, en 1990; en Ciencias Médicas Básicas
de la Academia de Ciencias para el Mundo en Desarrollo (TWAS), 2002;
de la Ciudad de México en Ciencias Básicas, 2008, y Ranwell
Caputto de la Sociedad Argentina de Neurociencias, en 2009.
Asimismo, ha recibido la distinción
Universidad Nacional a Jóvenes Académicos, el Premio Miguel
Alemán Valdés, y el de Ciencia y Tecnología
Manuel Noriega Morales de la OEA.
Sus investigaciones de frontera forman parte
de los Proyectos del Milenio, financiados por el Banco Mundial, la Fundación
Howard Hughes y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt).
Desde 2005 es miembro de la Academia Nacional
de Ciencias de Estados Unidos como “extranjero asociado”.
Ese mismo año, impartió una conferencia plenaria en el
Congreso de la Sociedad de Neurociencias, así como la Cátedra
Brooks en la Facultad de Medicina de Harvard; en 2006, la Cátedra
Teuber en el MIT y, en 2009, la Cátedra Ragnar Granet en el Instituto
Karolinska.
Actualmente es editor en jefe de la revista
Frontiers in Systems Neuroscience, y miembro del consejo editorial
de Progress in Neurobiology.
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