Boletín UNAM-DGCS-169
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 23 de marzo de 2011


Juan Luis François Lacouture

ALARMA EN FUKUSHIMA, NO ES DESASTRE NUCLEAR

• Es necesario construir las plantas nucleares con nuevas normas, que aseguren el material radiactivo dentro del reactor y minimicen los daños ambientales y poblacionales, consideró Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM

La situación de alarma por los reactores afectados de la central de Fukushima, no puede calificarse como desastre nuclear. A diferencia del accidente en Chernóbil, Ucrania, ocurrido en 1986, se han seguido los procedimientos de seguridad, afirmó Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.

Es necesario construir las plantas nucleares con nuevas normas, que aseguren el material radiactivo dentro del reactor y minimicen los daños ambientales y poblacionales, detalló.

Las instalaciones de la ciudad japonesa soportaron el sismo de nueve grados Richter registrado en la costa Pacífico de la región de Tohoku, pero el tsunami posterior complicó el funcionamiento de sus dispositivos. Fue necesario inyectarles agua de mar y ácido bórico, para buscar su estabilización, detalló.

En la ponencia En espera de la primavera en Fukushima, el experto en ingeniería nuclear refirió que el daño registrado en la central nuclear servirá para mejorar las condiciones de los 435 reactores en funcionamiento alrededor del orbe, que producen el 15 por ciento de la electricidad que se consume en el planeta.

¿Cómo funciona una planta nuclear?

En un reactor se produce el proceso de fisión, mediante el cual un neutrón choca con el núcleo de un átomo de uranio, que se rompe en dos y libera energía; esto produce también elementos radiactivos, los productos de fisión, en una secuencia continua, conocida como reacción de fisión en cadena sostenida.

Se origina a partir de pastillas cerámicas de dióxido de uranio enriquecido, con un centímetro de diámetro, apiladas en tubos, que forman ensambles de combustible. Se colocan en el núcleo del reactor, donde se provocan las fisiones, dentro de una gran vasija de presión con agua, explicó.

El líquido en el dispositivo pasa por la vasija. En este proceso, se produce vapor que alimentará la turbina, para la generación de electricidad; éste se traslada a los condensadores y regresa al reactor para cerrar el ciclo termodinámico, como el utilizado en las plantas termoeléctricas convencionales.

La instalación cuenta con barreras, para evitar el escape de radiactividad. La primera es la pastilla de combustible, fabricada para soportar altas temperaturas; enseguida, los tubos con aleación de circonio; la siguiente es la vasija; posteriormente, está la contención primaria, una estructura de concreto armado, de metro y medio de espesor, y por último, el edificio, del mismo material.

Seguridad en el reactor

La fisión es controlada con barras de metal que absorben los neutrones. En un accidente, se apaga el reactor, como ocurrió en la central de Fukushima. En este punto, se genera alrededor del siete por ciento de la potencia original del dispositivo, que produce calor debido al decaimiento radiactivo de los productos de fisión.

Para prevenir daños es necesario conservar refrigerados el reactor y las albercas donde se almacenan las barras de combustible usadas. En caso de no mantenerlos fríos, existe un riesgo mayor de fuga de elementos radiactivos a la atmósfera.

Japón

El universitario recordó que las unidades I y III de la central de Fukushima están en el nivel cuatro, de la Escala Internacional de Accidentes Nucleares, que refiere a un suceso de consecuencias locales.

Los reactores se apagaron en el terremoto del 11 de marzo y el tsunami posterior arrastró los sistemas de suministro de combustible de los generadores diésel de emergencia; sin embargo, el sistema de refrigeración del núcleo aislado siguió en funcionamiento por ocho horas más, hasta que se agotaron las baterías que lo activaban.

Después, el nivel de agua en el núcleo comenzó a disminuir, lo que generó más vapor. Al entrar en contacto con los tubos de circonio, produjo hidrógeno y se venteó hacia la contención secundaria para disminuir la presión.

En la contención secundaria, el hidrógeno reacciona con el aire y explota; la estructura se debilita en la parte superior por estas detonaciones, pero la base, de concreto armado, aún permanece sólida, precisó.

Como una medida de prevención, en un radio de 20 kilómetros, se desalojó a los pobladores para evitar daños. Se suministraron pastillas de yoduro de potasio, para impedir el deterioro de la tiroides por absorción de yodo radiactivo, sustancia que tiene una vida media de ocho días, detalló.

La contaminación nuclear en las grandes ciudades, como Tokio, no representa un peligro. El nivel de radiación es menor en 600 veces a la dosis recibida en la obtención de una radiografía médica.

Los mayores accidentes nucleares en la historia han sido: Chernóbil, Ucrania, en 1986, de nivel siete; Mayak, Rusia, en 1957, de nivel seis; Windscale, Inglaterra, en 1957, de nivel cinco, y Three Mile Island, en Estados Unidos, en 1979, también de nivel cinco.

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Fotos

Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM.