• Estrategias anteriores de
búsqueda de vida se centraron en hallar agua, pero la nueva
misión del Mars Science Laboratory de la NASA analizará
esos compuestos, dijo Rafael Navarro, del Instituto de Ciencias
Nucleares
• El investigador de la UNAM colabora en el grupo que puso
en marcha el Laboratorio de Análisis de Muestras de Marte,
que irá a bordo de Curiosity el 11 de noviembre
Desde que se realizó, en 1975, la hasta
ahora más ambiciosa misión espacial de búsqueda
de vida en Marte, a cargo de las naves Viking I y II de la
NASA, gran parte de la atención se ha centrado en encontrar agua,
ingrediente indispensable para la supervivencia de cualquier organismo.
Pero ahora, tras hallar vestigios de agua helada
y antigua, la próxima tarea del vehículo robótico
Curiosity de la agencia estadounidense, que operará con
energía nuclear y se pondrá en órbita el 11 de
noviembre, tiene su blanco en obtener compuestos orgánicos en
la superficie del planeta rojo.
Para ubicar y tomar muestras, Curiosity
llevará a bordo el Laboratorio de Análisis de Muestras
de Marte (SAM, por las siglas en inglés de Sample Analysis at
Mars), equipo portátil en cuyo diseño y puesta en marcha
participó Rafael Navarro González, investigador del Instituto
de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.
En el coloquio mensual del ICN, dedicado al
tema Perspectivas de Vida en Marte, el astrobiólogo explicó
que esta búsqueda se debe a su cercanía con la Tierra,
y a que los científicos estiman que es el sitio más factible
para desarrollar una segunda génesis en el Sistema Solar.
Laboratorio portátil
En el auditorio Marcos Moshinsky del
ICN, Navarro detalló que Curiosity cuenta con 11 instrumentos,
entre ellos tres cámaras (una con lente de aumento, la segunda
panorámica y la tercera de descenso), sensores ambientales (que
registran la dirección de viento, humedad, temperatura y luz
ultravioleta), detectores de radiación (de partículas
cósmicas y solares) y el laboratorio SAM, que incluye un espectrómetro
de masas cuadripolar, un espectómetro láser ajustable
y un cromatógrafo de gases, todos especializados en identificar
materia orgánica.
Con estas tecnologías, se analizarán,
in situ, el suelo, rocas y atmósfera marciana. En particular,
SAM hará análisis de muestras sólidas y podrá
identificar un amplio grupo de sustancias y las proporciones en que
se encuentran, a partir del uso de isótopos.
Navarro destacó que será muy
importante encontrar evidencia orgánica. En tal caso, habrá
que reconocer si son de origen químico o biológico.
Nueva estrategia
Hay varias estrategias para saber si hay o
no vida. Los científicos usarán un horno parecido al que
utilizó la misión Viking, que calienta las muestras
de suelo marciano a mil grados Celsius, y si se ubican percloratos (uno
de los indicadores indirectos de vida) se van a descomponer.
“En particular, podremos saberlo con
el estudio de isótopos ligeros del carbono. La vida selecciona
el carbono 12. En la Tierra tenemos el 99 por ciento de carbono 12,
un uno por ciento de carbono 13, pero los organismos fotosintéticos
usan exclusivamente carbono 12. Si analizamos nuestro material orgánico,
veremos que está prácticamente integrado por carbono 12
y eso sería una prueba de que habría vida en Marte”,
explicó.
Otros experimentos tomarán muestras
que pasarán directamente al cromatógrafo de gases o al
de masas. Entre los compuestos que buscarán destacan los aminoácidos
y los ácidos grasos de cierta cantidad de átomos, muy
abundantes en los organismos vivos que habitan nuestro planeta.
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