• En México, las mujeres
de entre nueve y 35 años, en precariedad económica,
son las más susceptibles de ser violentadas o asesinadas,
indicó Marisa Belausteguigoitia, del PUEG
En México, las mujeres de entre nueve
y 35 años son más susceptibles de ser violentadas o asesinadas.
Hasta 2006, había alrededor de 200 feminicidios sin aclarar.
No obstante, muchas más fueron asesinadas por sus esposos, novios,
hermanos o familiares varones, con el conocimiento de su perpetrador,
estableció la directora del Programa Universitario de Estudios
de Género (PUEG) de la UNAM, Marisa Belausteguigoitia Rius.
En una condición distinta se encuentran
los feminicidios, cometidos por el crimen organizado, que permanecen
en la impunidad; en la actualidad, su cifra se ha multiplicado y los
de violencia doméstica permanecen estables, añadió
en ocasión del Día Internacional de la Mujer.
Los asesinatos contra las mujeres por parte
de la delincuencia organizada constituyen evidencias de su poder. Según
Rita Laura Segato, antropóloga brasileña, son vías
de comunicación, de emisión de mensajes a la sociedad.
Es una forma siniestra y gramatical de manifestarse contra el Estado
y la sociedad. Los cuerpos se intervienen de manera que dejen evidencia
del trazo, la letra y de los actos llevados a cabo en ellos, explicó.
Vivimos violencia hacia todo tipo de personas,
pero la que se registra contra las jóvenes de escasa educación
y recursos, se ha incrementado exponencialmente, dijo.
Los feminicidios, además, tienen la
particularidad de permanecer impunes. El problema más agudo que
enfrentan ellas es la falta de acceso a la justicia y, más allá,
la forma en que se las castiga excesivamente por su condición
pobre. No tenemos preso a ninguno de los perpetradores, pero las cárceles
están llenas de mujeres inocentes o con procesos jurídicos
incompetentes, largos e irracionales.
Los tres principales motivos por los que son
recluidas en la cárcel son: daños a la salud por tráfico
de drogas, robo y parricidio. Este último nos muestra la enorme
violencia que existe en las familias y, sobre todo, hacia las hijas.
Otra forma de violencia de discriminación
aparece porque el juez dictamina hacia ellas un tercio más de
condena por el mismo delito, respecto a los hombres.
En entrevista, mencionó que el número
de las que ingresan a las cárceles en el Distrito Federal ha
aumentado debido a que las fianzas ahora son más costosas, y
las que están por un delito menor, no cuentan con los recursos
suficientes para salir de la prisión.
Además, cualquier mujer pobre es
presunta culpable y, en la práctica de la justicia en México,
basta que una persona indique que alguien es sospechosa para que sea
detenida 48 horas. En ese lapso y en confabulación con los judiciales,
a quienes se les ofrecen bonos por condenar, se puede configurar un
expediente que diga cualquier cosa y, sobre todo, que incrimine a la
detenida. Ésa es “la chamba” del ministerio público,
como se menciona en el documental Presunto culpable, sostuvo.
Las prisiones sirven, en este caso, para ser
atestadas de pobres y marginadas por su condición social y aspecto;
se les mantiene como una estrategia de acumulación de capital:
a las familias de las encarceladas se les exprime y a las presas, se
les explota.
Lo que hemos hecho en el PUEG, detalló, es estudiar qué
pasa con la violencia en México y, en específico, nos
enfocamos en la de género; vamos a las prisiones para impartir
a las reclusas talleres de sensibilización e ideamos proyectos
artístico-jurídicos; nos vinculamos con la Facultad de
Derecho para establecer estrategias de liberación, como el uso
del amparo, por ejemplo.
Actualmente, pintamos el penal de Santa Martha,
mientras nos organizamos para contribuir a liberarlas del encarcelamiento
injusto. Generamos conocimiento al elaborar proyectos académicos
interdisciplinarios que aborden estos tópicos, pero no nos quedamos
en el papel, entramos a las cárceles y a las cámaras legislativas.
A la fecha, se encuentra en proceso un libro
y un documental que haga eco de Presunto culpable. “Tenemos
testimonios filmados de mujeres que dejan ver las atrocidades que se
cometen en México, no en su perfil de corrupción, sino
a partir del sistema de justicia punitivo, que castiga sin pruebas y
sin testigos”, señaló.
Finalmente, explicó que el PUEG realiza
actividades docentes. Cuenta con una Orientación Interdisciplinaria
de Posgrado (OIP), que hace énfasis en los temas de género,
justicia y crítica cultural en 13 posgrados de la UNAM. Además,
imparte seminarios de alto nivel con especialistas, ofrece otros de
titulación de tesis y desarrolla un proyecto editorial.
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