• Como mascotas, la mayoría
de las veces no reciben las condiciones ni la alimentación
adecuadas, afirmó Guillermo Valdivia Anda, académico
de la FES Cuautitlán
• Enfrentan diversos problemas de salud, la mayoría
generados por el estrés al que son sometidos
Cada vez, existe una tendencia mayor a tener
como mascotas ciertas especies de reptiles como tortugas o víboras
no venenosas, porque ocupan poco espacio: una pecera o terrario; no
obstante, aunque hayan sido criados en cautiverio, no son domésticos,
por lo que no es recomendable adquirirlos, estableció Guillermo
Valdivia Anda, académico de la Facultad de Estudios Superiores
(FES) Cuautitlán de la UNAM.
La mayoría de las veces no reciben las
condiciones ni la alimentación adecuadas. Para las iguanas ya
existen en el mercado concentrados con los requerimientos idóneos,
pero en el caso de los especímenes que se nutren de otros seres
vivos, como las serpientes, la situación se complica, expuso
el también integrante de la Unidad de Investigación Multidisciplinaria
en Salud Animal de la entidad universitaria.
Además, el entorno donde viven no iguala
su hábitat natural, abundó. Los principales problemas
que enfrentan son los de salud, la mayoría generados por el estrés
al que son sometidos por el encierro, cambios de alimentación
o de temperatura, entre otros factores.
Por lo general, los reptiles son poco activos,
no se mueven mucho y los dueños no se percatan de sus malestares.
Además, en la naturaleza tienden a ocultar sus padecimientos
para no ser presa de depredadores; entonces, su molestia no es tan visible
como en un perro, y si las personas la perciben, ya es muy grave.
De igual forma, existe el riesgo potencial
de transmitir ciertas enfermedades a los humanos. No compartimos muchos
tipos de microorganismos, sin embargo, sí existen algunas zoonosis;
en ocasiones, ellos adquieren afecciones durante su manejo en cautiverio
y, posteriormente, las pueden transmitir a las personas; un ejemplo
común es la salmonelosis, acotó.
Otra amenaza está constituida por la
introducción de especies exóticas, que pueden ser portadoras
de bacterias, hongos o virus que amenazan a las nativas, o bien, se
alimentan de ellas. En México, existe infinidad de grupos endémicos,
más susceptibles.
En general, en la naturaleza los reptiles son
benéficos y ayudan a mantener el equilibrio ecológico.
Cumplen funciones importantes como el control de plagas en el campo;
ése es el caso de las víboras que se alimentan de roedores.
De hecho, relató, existen programas
de reproducción, no para el comercio, sino para repoblar sitios
y disminuir el impacto que ha tenido la compra-venta ilegal.
Disminución del mercado ilegal
Un animal que ha estado fuera de su ambiente
natural por años y es reintroducido, seguramente morirá
y, de ahí, la importancia de no adquirirlos, dijo.
El comercio de especies está regulado
en la Ley General de Vida Silvestre y otras normatividades; sin embargo,
la capacidad operativa que se tiene es poca y persiste el tráfico
en todo tipo de fauna silvestre.
Si ya se tienen en casa, lo mejor es consultar
a un especialista que brinde orientación. “En el caso de
Cuautitlán, buscamos aumentar la preparación de los egresados
en el área de reptiles y fauna silvestre, para que ejerzan su
práctica profesional de la mejor manera”.
La Unidad de Investigación Multidisciplinaria
en Salud Animal, fundada hace una década en la Facultad por profesores
de la carrera de Medicina Veterinaria, colabora con instancias como
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la Asociación
Veterinaria de Reptiles y Anfibios; esta última realiza un congreso
nacional, que a partir de este año, en la FES Cuautitlán,
será internacional, finalizó Valdivia Anda.
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