Boletín UNAM-DGCS-122
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 1 de marzo de 2011



INVERSIÓN EN EDUCACIÓN Y REGÍMENES DEMOCRÁTICOS, CLAVES EN COMBATE A POBREZA: ONU

 


• Un estudio realizado por el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD) concluyó que en el combate a la marginación y desigualdad se deben de aplicar políticas sociales que respeten los derechos de los ciudadanos
• La coordinadora de Investigación de la UNRISD, Katja Hujo, presentó el informe en esta casa de estudios

La inversión en educación, desarrollo, salud y protección social, así como regímenes democráticos que permitan la alternancia periódica en el poder, propuso la Organización de las Naciones Unidas en la lucha contra la marginación.

Así lo revela el documento “Combatir la pobreza y la desigualdad. Cambio estructural, política social y condiciones políticas”, realizado por el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD), del que se desprende que en países cuyos niveles de ingresos son bajos, las acciones referidas han arrojado resultados positivos en el combate a esos flagelos.

La liberalización y la globalización económicas no han creado un ambiente conducente al desarrollo sustentable ni socialmente equitativo, asentó la UNRISD.

La coordinadora de Investigación de la UNRISD, Katja Hujo, presentó el informe en el marco del Seminario “México en los Escenarios Globales”.

Hujo, citó que el análisis sostiene que existen sólidos argumentos para afirmar que al hacer frente a la pobreza y desigualdad, se deben aplicar políticas sociales que respeten el derecho de los ciudadanos a organizarse y oponerse a las políticas públicas como actores autónomos, así como la salvaguarda de la garantía individual a formar pactos que den una amplia gama de grupos de voz e influencia en la definición de las políticas de desarrollo.

El prólogo fue escrito por el secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el que establece que el texto es una importante contribución a los esfuerzos para explicar sistemáticamente como la reducción de la pobreza depende crucialmente de las interconexiones entre desarrollo económico, política social y condiciones políticas.

“No se puede hacer frente a estos fenómenos con enfoques limitados de protección social, o con la noción, ahora desacreditada, que los beneficios del crecimiento económico lleguen de una manera suficiente por efecto goteo a los pobres”, afirma Ki-moon.

Como lo ha demostrado la crisis financiera económica global, añade el informe, la privatización de los esquemas públicos de jubilaciones y pensiones, opción recomendada por el Consenso de Washington a fines de los 80, ha mostrado un pobre resultado en términos de cobertura y redistribución: produce altos costos fiscales por varias décadas.

Los altos niveles de desequilibrio social, advierte, podrían crear instituciones que mantengan los privilegios políticos, sociales y económicos de la élite y encerrar a los marginados en las trampas de la pobreza de la que es difícil escapar.

Hujo refirió que entre las conclusiones, figura que en las naciones en las que se ha reducido considerablemente la pobreza fue por la ejecución de acciones vinculadas al bienestar social: inversión de montos considerables en infraestructura, canalización de créditos a actividades productivas, aplicación de políticas industriales y agrícolas, así como estrategias sociales que mejoraron los niveles de aptitud y protección social de la población.

En algunos de los países menos desarrollados, continúa, los niños de los hogares más pobres tienen tres veces menos posibilidades de asistir a la escuela primaria que los que residen en los hogares más ricos.

Aún cuando la tasa de pobreza global se redujera a la mitad en 2015, como indican las metas de Naciones Unidas sobre los avances de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), alrededor de dos mil millones de personas todavía estarían confinadas a la pobreza.

El documento indica que una política social efectiva debe proteger a las personas de la pérdida de ingresos y de los costos asociados con el desempleo, la maternidad, las enfermedades crónicas o la discapacidad y la vejez, así como reducir la carga del crecimiento y reproducción de la sociedad, incluido el trabajo relacionado con el cuidado social, que es asumido injustamente por la mujer.

“Combatir la pobreza y la desigualdad. Cambio estructural, política social y condiciones políticas”, es una investigación exhaustiva, que incluye más de 40 artículos científicos y estudios generales y de caso a profundidad de países como Botswana, Brasil, Costa Rica, India, Sudáfrica, Taiwán, China, Corea, Finlandia, Mozambique, Singapur, Vietnam, Nicaragua, Perú y México, entre otros.

 

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