• Un estudio realizado por el Instituto de Investigación
de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD) concluyó
que en el combate a la marginación y desigualdad se deben
de aplicar políticas sociales que respeten los derechos de
los ciudadanos
• La coordinadora de Investigación de la UNRISD, Katja
Hujo, presentó el informe en esta casa de estudios
La inversión en educación, desarrollo,
salud y protección social, así como regímenes democráticos
que permitan la alternancia periódica en el poder, propuso la
Organización de las Naciones Unidas en la lucha contra la marginación.
Así lo revela el documento “Combatir
la pobreza y la desigualdad. Cambio estructural, política social
y condiciones políticas”, realizado por el Instituto
de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social
(UNRISD), del que se desprende que en países cuyos niveles de
ingresos son bajos, las acciones referidas han arrojado resultados positivos
en el combate a esos flagelos.
La liberalización y la globalización
económicas no han creado un ambiente conducente al desarrollo
sustentable ni socialmente equitativo, asentó la UNRISD.
La coordinadora de Investigación de la UNRISD, Katja Hujo, presentó
el informe en el marco del Seminario “México en los
Escenarios Globales”.
Hujo, citó que el análisis sostiene
que existen sólidos argumentos para afirmar que al hacer frente
a la pobreza y desigualdad, se deben aplicar políticas sociales
que respeten el derecho de los ciudadanos a organizarse y oponerse a
las políticas públicas como actores autónomos,
así como la salvaguarda de la garantía individual a formar
pactos que den una amplia gama de grupos de voz e influencia en la definición
de las políticas de desarrollo.
El prólogo fue escrito por el secretario
General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en el que establece que
el texto es una importante contribución a los esfuerzos para
explicar sistemáticamente como la reducción de la pobreza
depende crucialmente de las interconexiones entre desarrollo económico,
política social y condiciones políticas.
“No se puede hacer frente a estos fenómenos
con enfoques limitados de protección social, o con la noción,
ahora desacreditada, que los beneficios del crecimiento económico
lleguen de una manera suficiente por efecto goteo a los pobres”,
afirma Ki-moon.
Como lo ha demostrado la crisis financiera
económica global, añade el informe, la privatización
de los esquemas públicos de jubilaciones y pensiones, opción
recomendada por el Consenso de Washington a fines de los 80, ha mostrado
un pobre resultado en términos de cobertura y redistribución:
produce altos costos fiscales por varias décadas.
Los altos niveles de desequilibrio social,
advierte, podrían crear instituciones que mantengan los privilegios
políticos, sociales y económicos de la élite y
encerrar a los marginados en las trampas de la pobreza de la que es
difícil escapar.
Hujo refirió que entre las conclusiones,
figura que en las naciones en las que se ha reducido considerablemente
la pobreza fue por la ejecución de acciones vinculadas al bienestar
social: inversión de montos considerables en infraestructura,
canalización de créditos a actividades productivas, aplicación
de políticas industriales y agrícolas, así como
estrategias sociales que mejoraron los niveles de aptitud y protección
social de la población.
En algunos de los países menos desarrollados,
continúa, los niños de los hogares más pobres tienen
tres veces menos posibilidades de asistir a la escuela primaria que
los que residen en los hogares más ricos.
Aún cuando la tasa de pobreza global
se redujera a la mitad en 2015, como indican las metas de Naciones Unidas
sobre los avances de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM),
alrededor de dos mil millones de personas todavía estarían
confinadas a la pobreza.
El documento indica que una política
social efectiva debe proteger a las personas de la pérdida de
ingresos y de los costos asociados con el desempleo, la maternidad,
las enfermedades crónicas o la discapacidad y la vejez, así
como reducir la carga del crecimiento y reproducción de la sociedad,
incluido el trabajo relacionado con el cuidado social, que es asumido
injustamente por la mujer.
“Combatir la pobreza y la desigualdad.
Cambio estructural, política social y condiciones políticas”,
es una investigación exhaustiva, que incluye más de 40
artículos científicos y estudios generales y de caso a
profundidad de países como Botswana, Brasil, Costa Rica, India,
Sudáfrica, Taiwán, China, Corea, Finlandia, Mozambique,
Singapur, Vietnam, Nicaragua, Perú y México, entre otros.
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