• México tiene el potencial
territorial, recursos y fuerza de trabajo para abatir la dependencia
en ese rubro, afirmó Emilio Romero Polanco, del Instituto
de Investigaciones Económicas de la UNAM
• De cada 100 kilogramos de maíz que requerimos, 33
los tenemos que importar
La crisis alimentaria en México es
producto del abandono del campo, advirtió Emilio Romero Polanco,
del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM,
y propuso revisar la política agropecuaria, impulsar la producción,
otorgar créditos, reforzar subsidios, impartir asistencia técnica
y rescatar los mecanismos de comercialización, para tener un
sector agrícola que responda a la demanda en el país.
“México tiene potencial territorial,
recursos y fuerza de trabajo para abatir al 100 por ciento la dependencia
alimentaria, por ejemplo, en maíz”, afirmó.
A partir de la década de los 80, recordó,
se invirtió en exportaciones ganaderas, cultivo de hortalizas,
frutas, productos tropicales y orgánicos, en detrimento de
las cosechas de granos básicos, por recomendaciones del Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Las tasas de crecimiento del sector agroexportador,
precisó, no alcanzan a compensar las compras masivas de alimentos
“ante la destrucción de la economía campesina,
en la que descansaba la autosuficiencia en la materia”.
Tenemos en maíz una dependencia del
33 por ciento, “de cada 100 kilogramos que requerimos, 33 los
tenemos que comprar”. En trigo, las importaciones ascienden
al 55 por ciento; soya, 95 por ciento, y arroz, 32 por ciento.
Hasta 1980, recordó, México
no adquiría más del cinco por ciento de sus necesidades
alimentarias, “era un país que garantizaba su autosuficiencia”.
Hoy, el porcentaje asciende, en promedio, al 50 por ciento. En 2009,
el monto total de importaciones de productos agrícolas, agroindustriales,
alimentos, bebidas y tabaco, alcanzó los 18 mil 943 millones
de dólares.
Crisis global alimentaria
Entre 2007 y 2008, dijo, se registraron,
a nivel mundial, alzas significativas en los precios de granos básicos
y alimentos, lo que provocó una crisis alimentaria en las regiones
más pobres del mundo, seguida de inestabilidad política
y disturbios sociales en varias naciones. El presidente del Banco
Mundial, Robert Zoellick, alertó, en 2008, que unas 100 millones
de personas “pueden verse seriamente en riesgo por la crisis”.
“En ese periodo, el promedio del aumento
internacional de precios fue del 45 por ciento; destacaron los cereales,
con 62 por ciento; aceites vegetales, 85 por ciento, y productos lácteos,
69 por ciento”, refirió el universitario.
Romero Polanco advirtió que el detonante
de esta crisis fue la decisión tomada en 2007, por la administración
de George W. Bush, de fomentar la producción de etanol a partir
del maíz.
“Estados Unidos es el primer productor
y exportador mundial del grano, y en lugar de venderlo como alimento
en el mercado internacional, lo transforma en combustible para el
consumo interno y así aminorar la dependencia que tiene del
petróleo”. En la actualidad, precisó, la fabricación
del biocombustible acapara casi 40 por ciento del maíz originado
en aquella nación.
El precio actual y futuro de los productos
agrícolas, señaló, se incrementó en las
últimas semanas, ante la frecuencia creciente de fenómenos
naturales asociados al cambio climático; “mientras no
se controle el calentamiento global, existirán condiciones
muy inciertas, como huracanes, inundaciones, sequías y plagas”,
aseguró.
Otro factor fundamental a considerar, agregó,
son las maniobras financieras de inversionistas que, en la crisis
de 2007, retiraron sus recursos del sector inmobiliario y los colocaron
en el mercado de futuros de Chicago, con todo tipo de granos. “Especulan
con el hambre de los pueblos”.
Respecto a la introducción de semillas
transgénicas en los cultivos, admitió que hay un gran
debate, pero está demostrado que el incremento en la productividad,
al utilizarlas, “no es tan significativo”. En México,
afirmó, inquieta la posibilidad de que se vulnere la biodiversidad
de los maíces locales, en detrimento de la seguridad alimentaria
del país.
En 2011, mencionó el investigador,
ese rubro ya rebasó el mayor incremento en sus precios, “todas
las organizaciones internacionales, así como las grandes empresas
agroalimentarias y analistas señalan que, por lo menos en los
próximos 10 años, el mundo seguirá con esta problemática”.
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