• Un superfluido se caracteriza
por la ausencia total de viscosidad y permite estudiar los neutrinos,
partículas elementales sin carga eléctrica, cuya masa
es tan pequeña que no ha podido medirse
• Dos grupos científicos independientes, uno encabezado
por Dany Page Rollinet, del Instituto de Astronomía de la
UNAM, detectaron esa condición en la estrella Cassiopeia
A, ubicada a 11 mil años luz de distancia
Dos grupos científicos comprobaron
en una estrella de neutrones el estado de superfluidez, caracterizado
por la ausencia total de viscosidad.
Esa condición se estudia teóricamente
hace más de 50 años, pero ahora el equipo encabezado
por Dany Page Rollinet, del Instituto de Astronomía (IA) de
esta casa de estudios, y el de Peter S. Shternin, del Ioffe Physical
Technical Institute de San Petesburgo, Rusia, han detectado la superfluidez
en Cassiopeia A, una estrella de neutrones ubicada a 11 mil
años luz de distancia, en la vecindad del Sistema Solar.
La superfluidez, explicó Page Rollinet,
ha sido producida en laboratorio a muy bajas temperaturas, de unos
cuantos grados Kelvin. Al no ser viscoso, un superfluido capturado
en un tubo cerrado puede correr ininterrumpidamente sin perder energía
por fricción.
En altas temperaturas, ese estado se produce
en sistemas de enorme densidad y alta energía, como es el caso
de Cassiopeia A, una estrella de neutrones con temperaturas
de cientos de millones de grados Celsius (el Sol tiene unos 15 millones
de grados en su núcleo) y una masa comparable a la del Sol,
concentrada en apenas 20 kilómetros, que rota a altísimas
velocidades, dando hasta 600 vueltas por segundo.
La estrella de neutrones Cassiopeia A,
que pudo observarse con el telescopio Chandra, se ubica en el centro
del remanente de una supernova, es decir, una estrella en agonía
que para morir explotó hace 330 años (muy poco tiempo
en términos astronómicos), por lo que generó
una enorme energía.
Emisión de neutrinos
La formación de la superfluidez de
las estrellas de neutrones, durante la cual los neutrones se aparean
(en las llamadas “pares de Cooper”), acentúa la
emisión de neutrinos, partículas elementales sin carga
eléctrica, cuya masa es tan pequeña que no ha podido
medirse.
Estas partículas solamente se producen
en condiciones muy especiales y, una vez producidas, no interactúan
con la materia, por lo que el Universo es casi transparente para ellas.
Las reacciones nucleares que proporcionan
la energía del Sol (fusión del hidrógeno en helio)
también producen neutrinos: millones de ellos nos atraviesan
cada segundo sin que nos enteremos, y luego atraviesan la Tierra sin
que ellos se den cuenta.
Al contrario de las reacciones nucleares
que son una fuente de energía, los neutrinos son una fuga de
energía en las estrellas, pues una vez producidos se escapan
de la estrella y se llevan energía.
En algunos casos, como en las estrellas de
neutrones jóvenes, la pérdida de energía por
neutrinos, desde el interior de la estrella, supera mucho a la pérdida
de energía debida a la emisión de fotones, desde la
superficie de la estrella.
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