Boletín UNAM-DGCS-077
Ciudad Universitaria.
11:00 hrs. 7 de febrero de 2011

Guillermo Bernal Romero


PARA EVITAR UN ACCIDENTE CON RIELES CORROÍDOS SE SELLÓ LA TUMBA DE PAKAL

 

• Dañados por la humedad y el paso del tiempo, los dispositivos, que mantenían suspendida la lápida para separarla del sarcófago, corrían el riesgo de caer y destruirla, advirtió Guillermo Bernal Romero, del Centro de Estudios Mayas del IIFl de la UNAM
• Tras retirar las piezas afectadas, la lápida quedó sobre el sarcófago, como originalmente dispusieron los mayas del periodo Clásico, hace mil 300 años

Para evitar un accidente con los rieles que mantenían suspendida la lápida de la tumba de Pakal, que la separaban del sarcófago que contiene los restos del monarca maya, los dispositivos fueron retirados y la placa de piedra volvió a sellar los vestigios, como dispusieron los mayas del periodo Clásico hace mil 300 años.

Los rieles metálicos, explicó Guillermo Bernal Romero, académico del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl) de la UNAM, estaban corroídos por la humedad característica de Palenque, Chiapas, y por el paso del tiempo, pues fueron instalados luego que el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier descubriera, en 1952, la tumba dentro del Templo de las Inscripciones.

Suspender la lápida y separarla del sarcófago fue necesario entonces para poder analizar el ajuar, los glifos, relieves y otras inscripciones contenidas en ambas piezas funerarias.

Pero, actualmente, los arqueólogos cuentan con suficientes muestras y datos para estudiar la tumba sin necesidad de correr el riesgo de que los rieles se rompan y dejen caer la lápida sobre el sarcófago, con los consecuentes daños a uno de los tesoros arqueológicos más significativos de Palenque. Por ello, especialistas de esta casad estudios y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) los retiraron.

Entre julio y octubre de 2010, se sustituyeron por vigas de madera, para luego colocar la lápida directamente sobre el sarcófago, como lo hicieron los mayas.

La labor requirió casi 40 horas de maniobras subterráneas dentro de la cámara funeraria, y logró colocar en su sitio original la lápida, una losa monolítica de siete toneladas de peso, 2.20 metros de ancho y 3.60 metros de largo.

Estos trabajos se realizaron bajo la supervisión Rogelio Rivero Chong, subdirector de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH y restaurador, y de Abraham Roberto Sánchez Ramírez, jefe del Laboratorio de Estructuras y Materiales del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.

Cerrada al público desde 2004

Aunque desde 2004 los visitantes no pueden entrar a la cámara funeraria en la zona arqueológica de Palenque, existen dos réplicas exactas para que el público conozca este vestigio maya, explicó Bernal Romero.

“Una de ellas está en el Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, donde también está el ajuar original que cubría los restos del rey Pakal. La otra, la construimos en el museo de sitio Alberto Ruz Lhuillier, en la zona arqueológica de Palenque”, detalló.

El especialista en grafología maya consideró que el cierre al público es una adecuada medida de conservación, pues la entrada masiva a la cámara funeraria y la extrema humedad del sitio han ocasionado graves daños en el estuco que rodea la tumba.

“Cerrada para el público, se mantiene el nivel de temperatura y humedad, evitando más daños. Y con las réplicas se ofrece al público una idea clara y didáctica de ese vestigio maya”, finalizó.

 

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Fotos

Lápida de la tumba de Pakal.

Guillermo Bernal Romero, académico del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl) de la UNAM.