• Dañados por la humedad
y el paso del tiempo, los dispositivos, que mantenían suspendida
la lápida para separarla del sarcófago, corrían
el riesgo de caer y destruirla, advirtió Guillermo Bernal
Romero, del Centro de Estudios Mayas del IIFl de la UNAM
• Tras retirar las piezas afectadas, la lápida quedó
sobre el sarcófago, como originalmente dispusieron los mayas
del periodo Clásico, hace mil 300 años
Para evitar un accidente con los rieles que
mantenían suspendida la lápida de la tumba de Pakal,
que la separaban del sarcófago que contiene los restos del
monarca maya, los dispositivos fueron retirados y la placa de piedra
volvió a sellar los vestigios, como dispusieron los mayas del
periodo Clásico hace mil 300 años.
Los rieles metálicos, explicó
Guillermo Bernal Romero, académico del Centro de Estudios Mayas
del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFl) de la UNAM,
estaban corroídos por la humedad característica de Palenque,
Chiapas, y por el paso del tiempo, pues fueron instalados luego que
el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier descubriera, en 1952, la
tumba dentro del Templo de las Inscripciones.
Suspender la lápida y separarla del
sarcófago fue necesario entonces para poder analizar el ajuar,
los glifos, relieves y otras inscripciones contenidas en ambas piezas
funerarias.
Pero, actualmente, los arqueólogos
cuentan con suficientes muestras y datos para estudiar la tumba sin
necesidad de correr el riesgo de que los rieles se rompan y dejen
caer la lápida sobre el sarcófago, con los consecuentes
daños a uno de los tesoros arqueológicos más
significativos de Palenque. Por ello, especialistas de esta casad
estudios y del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) los retiraron.
Entre julio y octubre de 2010, se sustituyeron
por vigas de madera, para luego colocar la lápida directamente
sobre el sarcófago, como lo hicieron los mayas.
La labor requirió casi 40 horas de
maniobras subterráneas dentro de la cámara funeraria,
y logró colocar en su sitio original la lápida, una
losa monolítica de siete toneladas de peso, 2.20 metros de
ancho y 3.60 metros de largo.
Estos trabajos se realizaron bajo la supervisión
Rogelio Rivero Chong, subdirector de Conservación del Patrimonio
Cultural del INAH y restaurador, y de Abraham Roberto Sánchez
Ramírez, jefe del Laboratorio de Estructuras y Materiales del
Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM.
Cerrada al público desde 2004
Aunque desde 2004 los visitantes no pueden
entrar a la cámara funeraria en la zona arqueológica
de Palenque, existen dos réplicas exactas para que el público
conozca este vestigio maya, explicó Bernal Romero.
“Una de ellas está en el Museo
Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, donde
también está el ajuar original que cubría los
restos del rey Pakal. La otra, la construimos en el museo de sitio
Alberto Ruz Lhuillier, en la zona arqueológica de
Palenque”, detalló.
El especialista en grafología maya
consideró que el cierre al público es una adecuada medida
de conservación, pues la entrada masiva a la cámara
funeraria y la extrema humedad del sitio han ocasionado graves daños
en el estuco que rodea la tumba.
“Cerrada para el público, se
mantiene el nivel de temperatura y humedad, evitando más daños.
Y con las réplicas se ofrece al público una idea clara
y didáctica de ese vestigio maya”, finalizó.
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