• Las relaciones virtuales suelen
ser engañosas porque, al no poder ver a la persona que nos
escribe desde un teclado, tendemos a idealizarla, explicó
Georgina Martínez Montes de Oca, de la Facultad de Psicología
de la UNAM
“El amor siempre tiene cierta dosis
de autoengaño, pero cuando se trata de aquél por internet,
puede ser aún mayor, porque al no tener a la persona de frente,
con frecuencia solemos idealizarla y damos más peso no a que
quien está del otro lado de la pantalla es real, sino a lo
que queremos creer”, explicó Georgina Martínez
Montes de Oca, profesora de la Facultad de Psicología de la
UNAM.
Atrás quedaron las largas cartas de
amor estampadas con un matasellos, o permanecer en casa en espera
de que el teléfono repique, “porque los celulares y el
mail han venido a cambiar esto, y nuestras relaciones se
adaptan a las nuevas tecnologías; a fin de cuentas, el amor
y sus apoyos son muchos, y la red es uno de ellos, de ahí que
haya tantos ‘noviazgos’ hoy, por esa vía”.
A decir del psicólogo Robert Stenberg,
expuso Martínez Montes de Oca, el amor consta de un triángulo
conformado por el compromiso, la pasión y la intimidad, “pero
en lo tocante a las relaciones virtuales, usualmente uno de estos
elementos, el que tiene que ver con el ingrediente erótico,
queda escindido… A veces los triángulos no tienen tres
lados”.
“Tus ojos ni siquiera voltearon hacia mí”
Una experiencia que usualmente resulta desde
incómoda hasta dolorosa es estar con una persona y que ésta
tenga los ojos y manos puestas en el celular en vez de depositar su
atención en la persona que tiene en frente, “y eso pasa
porque los humanos somos seres de la mirada, somos los únicos
animales que necesitan sentirse observados”.
Y justamente ése es uno de los elementos
que más hacen falta en este tipo de relaciones en el ciberespacio,
“que a veces son tan endebles, que hace falta que uno en la
pareja deje de contestar para que el vínculo se cimbre”.
Uno de las conductas que cada vez se observan
más es precisamente no contestar los mensajes o el chat, “lo
que a fin de cuentas es una actitud controladora que puede generar,
en el otro, verdaderos sentimientos de angustia. De ahí, el
auge que han tenido aquello servicios que ofrecen revelar ‘quién
te ha borrado del messenger’”.
Al respecto, la académica abundó
que este tipo de respuestas refiere que, aunque las relaciones son
virtuales, los miedos que solemos exhibir no lo son.
“Eliminar a alguien como contacto (una
situación que se ha vuelto tan común que incluso en
inglés ya hay una palabra específica para designar este
acto, defriend) nos remite a uno de los temores que más
nos conmueven, el de morir en la memoria del otro, como señalaba
el psicoanalista austriaco Igor Caruso en su ya clásico La
separación de los amantes”.
Sin embargo, no todo en las relaciones virtuales
es malo; “el internet es también una vía de comunicación
y hay muchas parejas que, a la larga, han decidido conocerse y han
resultado ser compatibles, todo es cosa de que dos individuos coincidan
y se planteen seriamente ¿qué tipo de historia queremos
escribir a partir de ahora?”, apuntó.
Para finalizar, Martínez Montes de
Oca indicó que para que este tipo de vínculo funcione
es necesario dejar de ser como esa persona que ignora a quien tiene
cerca por mensajear en el celular, “quizá la respuesta
sea dejar de observar la pantalla de la computadora y levantar los
ojos para ver a alguien real, a fin de cuentas somos humanos, y como
dije antes, los humanos somos seres de la mirada”.
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