Boletín UNAM-DGCS-064
Ciudad Universitaria.
14:30 hrs. 31 de enero de 2011

 


POSIBLE, DESAPARICIÓN DE GLACIARES DEL VOLCÁN IZTACCÍHUATL EN 2015

 

• La disminución del hielo en esta zona se ha acelerado en las últimas décadas, y lo que iba a suceder en 25 ó 30 años, sería un hecho en alrededor de cinco años, destacó Hugo Delgado, investigador del IGf de la UNAM
• Con ello, se reduce una fuente de aporte a los acuíferos, advirtió

“De acuerdo con nuestras estimaciones, para 2015 los glaciares del Iztaccíhuatl, los únicos cercanos al Valle de México, desaparecerían, debido principalmente a dos factores: los efectos del cambio climático, y a que atravesamos por un periodo interglacial que no favorece la formación o conservación de esas masas de hielo”, afirmó Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

Este volcán tiene una altitud cercana a los cinco mil 200 metros en su cumbre superior, y a esta altura, la temperatura ambiente se ha incrementado; en ese sentido, “se debe recordar que para favorecer la conservación del hielo glaciar, se requieren temperaturas de cero grados durante la mayor parte del año”, refirió.

En los próximos años, este retroceso del hielo se notará, porque el Iztaccíhuatl cada vez estará menos cubierto por una capa blanca. Aquí, se debe hacer la distinción entre nieve y hielo glaciar, porque la primera es un fenómeno estacional que persistirá, mientras la segunda, depende de las temperaturas necesarias para alimentar a los glaciares, precisó.

Si bien es cierto que estos glaciares de cualquier manera iban a desaparecer, se tenía previsto que fuera a un ritmo más lento, en 25 ó 30 años, indicó el especialista en glaciología y vulcanología.

A lo largo de su existencia, y de manera normal, esas masas de hielo se alimentan en la época de precipitación sólida (a fines del otoño y durante el invierno), y en el periodo de secas, parte de esos cuerpos se funde y alimenta las escorrentías y los sistemas acuíferos, fuente importante de recursos hídricos para el hombre, subrayó.

Entonces, advirtió, al extinguirse los hielos glaciares se reduce este aporte a los acuíferos, que no es muy grande, pero en las condiciones actuales, cualquier porcentaje de agua que ya no aparezca en el ciclo hidrológico, puede ocasionar efectos negativos en la subsistencia humana.

Delgado Granados recordó que los glaciares del Popocatépetl, que también rodeaban al Valle de México, fueron declarados extintos a finales del año 2000 y principios de 2001.

Recurso no renovable

El hielo glaciar, señaló, es un recurso natural no renovable, que tarda años en formarse y es sensible a los cambios de temperatura, y del clima en general.

De hecho, los glaciares que subsisten en el planeta son remanentes de los que existieron en la última glaciación que, se calcula, terminó hace ocho o 10 mil años, y a partir de entonces, esas masas de hielo comenzaron a retroceder y hacerse más pequeñas, apuntó.

En México, durante ese periodo existieron glaciares en los nevados de Colima y Toluca, en el Ajusco, en la Sierra de las Cruces, y en la Sierra Nevada; sin embargo, muchos de ellos ya desaparecieron debido a que la temperatura ambiente no es lo suficientemente baja, y a que no son montañas muy altas, señaló.

No obstante, su derretimiento derivó, en algunos casos, en la formación de sistemas lacustres como los del Valle de México, y en otros, el agua resultante fue a dar a los ríos o al mar.

En todo el mundo, los glaciares sirven para entender qué sucede en el planeta. Por un lado, refirió, cambiamos de una glaciación a un periodo interglacial, pero adicionalmente, desde que el hombre empezó a usar combustibles fósiles contribuyó al calentamiento global, y esto se ha hecho más notable en las últimas dos décadas.

“Desafortunadamente, no se puede hacer gran cosa, porque se tendría que revertir el clima a nivel global, pero sí se pueden encontrar formas más efectivas de prevenir el efecto sobre el clima en general, en consideración de futuras generaciones”, concluyó.

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Fotos

Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Retroceso glaciar en el Iztaccíhuatl.