• Además, debe crear
mecanismos que le permitan reactivar el aparato productivo estadounidense,
destacó Silvia Núñez García, directora
del CISAN de la UNAM
• Aunque su plan de campaña fue muy ambicioso, indiscutiblemente
las metas que se planteó no han podido lograrse, señaló
A dos años de haber iniciado su gestión
como presidente de Estados Unidos y de cara a una reelección,
Barack Obama debe buscar abatir el problema de desempleo y reactivar
los mecanismos que fortalezcan el aparato productivo estadounidense,
afirmó Silvia Núñez García, directora
del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN)
de la UNAM.
Es evidente, destacó, que el mandatario
llegó a la Casa Blanca con un amplio margen de popularidad,
pero esta tendencia se ha modificado. Más allá de la
imagen del presidente, el asunto tiene que ver con la aprobación
que hacen los ciudadanos de su desempeño frente al Ejecutivo.
Su plan de campaña fue muy ambicioso,
pero indiscutiblemente las metas que se planteó no han podido
lograrse, básicamente porque en estos dos años su gobierno
ha tenido que enfrentar los enormes retos provocados por una crisis
económica sin precedentes, indicó.
La investigadora universitaria consideró
que entre los logros está el rescate financiero; sin embargo,
esto no se ha reflejado en la creación de un mayor número
de empleos ni en el mejoramiento de las condiciones de vida de un
vasto sector de la población.
En cuanto a la agenda social, hizo un esfuerzo
histórico para promover su iniciativa de salud, la cual fue
aprobada por el Congreso con la mayoría demócrata. Con
esta medida, se pretende dotar de servicios a los estadounidenses,
así como frenar a las compañías de seguros que
nieguen la cobertura médica por padecimientos preexistentes,
apuntó.
En el ámbito de la política exterior, consideró,
otro acierto del presidente fue cumplir con su ofrecimiento de campaña
de conducir el retiro de las fuerzas armadas de Irak.
Ahora, después de las elecciones intermedias,
el escenario político ha cambiado, pues los demócratas
perdieron el control de la Cámara de Representantes y el presidente
tiene que manejarse con mucho cuidado con la mente en su posible reelección,
comentó.
Si bien, al día de hoy Obama tiene
una aprobación por su desempeño de alrededor de 48 por
ciento, su gran apuesta es no perder su capital político, es
decir, garantizar que las bases que lo llevaron a la presidencia,
identificadas con el Partido Demócrata, mantengan el apoyo
a su plataforma de trabajo.
Pero además, abundó, buscará
volver a atraer a todos aquellos electores independientes en Estados
Unidos, porque muchas veces son quienes definen las posibilidades
de ganar de los candidatos presidenciales.
El primer mandatario de la Unión Americana
parece estar ahora comprometido a que su gobierno no se endeude más,
y esto es importante porque los estadounidenses no quieren heredar
a las futuras generaciones un déficit interno oneroso que podría
minar el desarrollo equilibrado de su país, subrayó.
Política exterior
Aunque para el gobierno de Obama la política
exterior es fundamental, no fue el eje de su segundo informe.
Con los países de América Latina,
Estados Unidos tiene una relación diferenciada y, en el caso
de México, la situación que presenta el país
de violencia y lucha contra el crimen organizado es una gran preocupación
para nuestro vecino del norte. Las fuerzas políticas de aquella
nación coinciden como prioridad en que se debe resguardar la
frontera, acotó.
En ese sentido, el tema de la reforma migratoria
está empantanado e incluso es controvertido, y no creo que
Barack Obama vaya a insistir en imponer su visión, sobre todo
si quiere reelegirse porque hacerlo crearía escenarios de confrontación
que no le convienen”, concluyó.
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