• El especialista del Centro
de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM fue el científico
que labora en México con más citas a nivel mundial
en el rubro Ciencias de la Tierra
“El azar me trajo por estos rumbos
y me gusta; a veces hay que dejarle a la suerte un poco de nuestra
vida”, opinó el ganador del Premio Scopus 2010 en la
categoría Ciencias de la Tierra, Darrel Baumgardner Gibson.
El especialista del Departamento de Interacción
Micro y Mesoescala del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA),
señaló que este reconocimiento no es sólo para
él, sino para sus colegas mexicanos y del mundo.
“Muchas de mis publicaciones las he
realizado en conjunto con especialistas de México, Alemania,
Francia y Suiza, por mencionar sólo algunos. El ser coautor
nos permite aparecer en revistas locales e internacionales”.
De ahí, la relevancia del galardón, que se otorga a
científicos que laboran en México y cuyas publicaciones
reciben el mayor número de citas a nivel mundial, según
la base de datos Scopus del grupo editorial Elsevier, que contiene
aproximadamente 18 mil artículos de más de cinco mil
autores.
“Estudié la licenciatura en Ingeniería Mecánica.
Al no encontrar trabajo en esta área decidí realizar
la maestría y doctorado en Ciencias Atmosféricas en
la Universidad de Wyoming, y ahí fue donde la suerte comenzó
a mostrarme el camino” señaló el investigador
texano.
“Trabajé casi dos décadas
en mi país natal, Estados Unidos, sin imaginar que, en 1997,
se me presentaría la oportunidad de venir a México.
Un año más tarde, la actual jefa de mi departamento,
Graciela Binimelis de Raga, me invitó a colaborar en un proyecto
para conocer las propiedades de las partículas atmosféricas
del Distrito Federal”.
Al respecto, el investigador expuso que México
tiene problemas de contaminación que deben ser tratados con
urgencia. “Por ello, en el año 2000, decidí que
quería quedarme a trabajar aquí. En Estados Unidos no
podía publicar ni realizar investigación propia, porque
mi función era apoyar a otros científicos mediante instrumentos
de medición de partículas atmosféricas y no tenía
tiempo para mi línea de trabajo”.
“La diferencia entre lo que pasaba
allá y lo que ocurre aquí es clara. En 1998, tenía
publicados 50 artículos, y ahora tengo más de 160. Aquí
no hay presión, tenemos más libertad, puedo trabajar
más tranquilo y mejor. Además, dar clases a universitarios
de posgrado me agrada y satisface. En mi país, si fuera miembro
de un centro de investigación como el CCA, no podría
hacerlo; aquí, siempre estoy en contacto con estudiantes y
eso me agrada”.
“Acabo de regresar de Francia, donde
colaboro en un proyecto ambiental, y tenemos otro en la Universidad
de Buenos Aires. En verano iré a Puerto Rico a medir la interacción
entre las nubes y aerosoles. Suelo estar muy ocupado, siempre busco
qué hacer”.
Con el premio Scopus, que se entrega anualmente
a ocho investigadores de distintas disciplinas, el Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el grupo editorial Elsevier
buscan impulsar y reconocer la labor científica y de investigación
en México, y aunque Baumgardner Gibson sabía que su
trabajo era referencia obligada para muchas colegas, para él
recibir este reconocimiento fue una sorpresa.
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