Boletín UNAM-DGCS-055
Ciudad Universitaria.
15:00 hrs. 27 de enero de 2011

Rodolfo Solís Vivanco


SÓLO 50 POR CIENTO DE LOS NIÑOS CORRIGE TICS NERVIOSOS

 

• El resto los conservan hasta una edad más avanzada, y aumentan en frecuencia, aparición y complejidad, advirtió Rodolfo Solís, de la FP de la UNAM
• Los hombres tienden a padecerlos más en una proporción de cuatro a uno respecto a las mujeres

Alrededor de ocho de cada mil niños, de cinco a 10 años de edad, presentan un cuadro neurológico importante de tics nerviosos. De ellos, el 50 por ciento los conserva hasta una edad más avanzada, y aumentan en frecuencia, aparición y complejidad; en el resto, desaparecen, aseguró el académico de la Facultad de Psicología (FP), de la UNAM, Rodolfo Solís Vivanco.

Este padecimiento, agregó, se agrava si los pequeños se someten a periodos de estrés e incluso lo mismo sucede con jóvenes que tienen que tomar decisiones importantes en su vida.

Asimismo, indicó que los varones tienden a padecerlos más, en una proporción de cuatro a uno con respecto a las mujeres, y por lo regular, ellos heredan los síntomas a sus hijos. “Se ha encontrado una tendencia clara en la que los descendientes de padres con síndrome de Tourette —trastorno neurológico que provoca reflejos involuntarios—, tienen más riesgo de adquirirlo, que aquellos cuyos progenitores no lo poseen”.


Un tic nervioso, explicó, es un movimiento estereotipado, súbito o repentino, impredecible y repetitivo que involucra a grupos musculares de tipo esquelético, que tiene que ver principalmente con el rostro, el cuello o los hombros.

Guiños, muecas, movimientos de nariz y fruncimiento de ceño son los más comunes, lo que significa que casi siempre se manifiestan en la cara, detalló.

Por lo regular, aparecen en la infancia, porque entonces, el cerebro y el sistema nervioso están en desarrollo; casi nunca se presentan después de los 18 años.

No obstante, enfatizó, no representa ningún peligro porque no es una enfermedad en sí; es decir, no constituye un riesgo para la salud.

Solís Vivanco destacó que quienes padecen el síndrome de Tourette, también presentan otros problemas de conducta; entonces, es posible que desde pequeños tengan problemas por déficit de atención, o que presenten trastornos obsesivo-compulsivos.

Ello, “porque las estructuras cerebrales que controlan nuestros movimientos y los producen de manera repetitiva e involuntaria, también pueden promover la aparición de pensamientos del mismo perfil”, añadió.

Finalmente, mencionó que existen tratamientos farmacológicos o terapéuticos para contrarrestarlos, y están indicados para quienes esta alteración representa un problema en la vida cotidiana.

 

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Fotos

Rodolfo Solís Vivanco, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.