• Entramos a un mundo incierto
y distinto, reconoce el Foro Económico de Davos
Por primera vez, los integrantes del Foro
Económico de Davos reconocen que entramos en un mundo incierto
y distinto, y aunque no se responsabilizan del daño causado
por el modelo económico imperante, sí aceptan el tamaño
del problema, afirmó Óscar Ugarteche Galarza, del Instituto
de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
El WEF, como se le conoce mundialmente al
Foro, se reunirá a partir del miércoles en Davos, Suiza,
como ocurre desde 1971, para debatir el Informe Riesgo Global
2011, del Foro Económico, en su sexta edición.
El documento ubica dos temas cruciales para
el desarrollo del mundo: la disparidad económica y el fracaso
de la gobernanza internacional.
“Estamos en un contexto en el que,
en los últimos seis meses, Bélgica, Argelia y Líbano
no tienen un gobierno establecido. Tenemos revueltas sociales por
el alza del precio de los alimentos y los energéticos, desde
Chile hasta el norte de África. Actualmente, hay un problema
de estabilidad y, a largo plazo, conflictos de sostenibilidad política”,
reconoció.
Con el incremento de los precios a nivel
global, no hay capacidad para administrar el conflicto político;
la única respuesta, como sucede en Estados Unidos, es la criminalización
de la protesta, lo que deriva en “regímenes represivos,
para el libre mercado. Esto es una enorme contradicción”,
añadió.
La crisis de la gobernanza global se puede
apreciar en la medida que no se pudo culminar la Ronda de Doha de
la OMC, y en que fracasó la cumbre climática de Copenhague,
es decir, explicó Ugarteche Galarza, ésta es una “globalización
desgobernada”.
Este último proceso “debería
seguir reglas mundiales, pues tal ausencia llevó a la crisis
financiera en el orbe; la falta de resolución de la crisis
continuará mientras no exista una regulación”,
reconoció.
Existen otros riesgos sistémicos,
añadió, como los desbalances macroeconómicos
globales, la economía ilegal y el nexo agua-comida. Los primeros,
se expresan en que las economías de Asia, Latinoamérica,
África y Medio Oriente financian a las 10 economías
maduras, todas altamente deficitarias y endeudadas.
La sexta edición del Informe Global
reconoce que la economía ilegal se sostiene, en un 50 por ciento,
por el tráfico de estupefacientes, lo que genera recursos por
1.3 trillones de dólares, “lavados” a través
de la banca internacional y empresas de bienes raíces.
“Una de las consecuencias que identifica
el Informe son los estados frágiles y los fallidos, sobre todo,
refiriéndose al continente africano. Si no se resuelve el tema
de la economía paralela, no se solucionará el problema
del Estado que requiere, para su funcionamiento, ingresos y administración
legítimos de la fuerza”, abundó el experto en
economía política internacional.
En el tema de la conexión agua-comida,
el texto citado refiere el crecimiento de la demanda alimenticia,
que presiona precios y genera hambrunas, mientras que la necesidad
del líquido crece para aumentar la producción. Esto,
reconoce el informe, puede derivar en conflictos geopolíticos,
inestabilidad social y política, y daño ambiental irreparable.
“Estima que la demanda alimenticia crecerá, en los próximos
20 años, entre 30 y 50 por ciento”, añadió.
A los riesgos analizados en el documento del Foro, “tendría
que añadirse el cambio climático”, indicó
Ugarteche; sin embargo “el peligro es que Estados Unidos no
cree en el Protocolo de Kyoto, ni quiere cambiar su base automotriz”.
Además, China tampoco desea contribuir a la reducción
de la emisión de gases de efecto invernadero”.
Si Asia y Sudamérica, convertidas
en las regiones de mayor crecimiento económico en el orbe,
no utilizan cuanto antes energía limpia, en lugar de combustibles
fósiles, “tendremos problemas por escasez de agua y por
fenómenos naturales sin control”, advirtió.
El también coordinador del Observatorio
Económico de América Latina, señaló que
el único éxito sería cumplir con el Protocolo
de Kyoto, lo que atañe a Europa, Estados Unidos y Asia. “El
modelo económico en boga, además de ser excluyente,
es muy contaminante. Son esos países los responsables de cambiarlo,
de lo contrario, lo que vendrá será una revuelta mundial
en el espíritu de lo que ocurrió en Túnez”,
concluyó.
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