• Cuenta con una patente en
México y, desde septiembre de 2009, con otra en Estados Unidos
• Se gestiona su registro en Europa, Asia y Oceanía
• La infección por E. coli enterotoxigénica
ocasiona cada año más de 300 mil muertes en el mundo,
70 por ciento de ellas ocurren en América Latina, Asia y
África
La diarrea infantil aguda causada por la
bacteria enterotoxigénica podría dejar de ocasionar
estragos entre la población pediátrica de América
Latina, Asia y África, con una vacuna intranasal peptídica
creada en la UNAM.
La inoculación ya cuenta con una patente
en México y, desde septiembre de 2009, con otra en Estados
Unidos. Además, se gestiona su registro en Europa, así
como en Asia y Oceanía; en estas dos últimas regiones
la diarrea infantil aguda es un problema endémico y donde,
en consecuencia, el antígeno podría tener una mayor
demanda.
Cada año se reportan más de
300 mil muertes por E. coli enterotoxigénica en el
mundo, 70 por ciento de ellas ocurren en América Latina, Asia
y África. Con la aplicación de esta inoculación,
se podría reducir la mortalidad por diarrea bacteriana, particularmente
en niños menores de cinco años, y también en
viajeros.
La diarrea, considerada enfermedad del subdesarrollo,
se vuelve mortal si a la infección se suman otros patógenos,
así como la desnutrición y la falta de crecimiento del
paciente.
Altamente eficiente
La vacuna intranasal contra E. coli
enterotoxigénica (ETEC, por su siglas en inglés) fue
desarrollada por un grupo de científicos, dirigido por Yolanda
López Vidal, del Programa de Inmunología Molecular Microbiana,
de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Con la aplicación en forma intranasal
queda altamente vascularizada una mayor superficie de los senos paranasales,
y una vez que se da la infección por ETEC, las células
plasmáticas productoras de anticuerpos realizan el homing
para que sean las efectoras en el sitio de la infección.
Además, se eliminan las jeringas,
se disminuyen las dosis administradas en comparación con las
que deben aplicarse por vía oral, se inmuniza a un gran número
de personas en tiempos relativamente cortos, y se inducen anticuerpos
y células de la respuesta inmune a nivel intestinal.
La vacuna de los universitarios es altamente
eficiente, pues bastarán unas cuantas gotas vía intranasal
para disminuir el número de episodios de diarrea en población
pediátrica y turistas.
“Si bien el periodo crítico
para la inmunización serían los dos primeros años
de vida, si la infección por E. coli enterotoxigénica
es frecuente y sintomática, con diarrea y deshidratación,
para una cobertura altamente efectiva no se debe descuidar a los niños
de entre tres y cinco años, aunque la frecuencia se atenúa
conforme pasa el tiempo”, indicó la investigadora universitaria.
En el caso de los turistas del primer mundo,
sería conveniente aplicarla antes de salir de sus puntos de
origen, para evitar “diarrea del viajero” en países
donde esa bacteria tiene una fuerte presencia.
“La transmisión oral-fecal (por contaminación
de alimentos) de E. coli enterotoxigénica en el Tercer
Mundo sigue como uno de los principales factores de riesgo de diarrea
para visitantes extranjeros”, dijo López Vidal.
Proceso de inoculación
“La vacuna es una innovación
biotecnológica, tanto por su aplicación intranasal,
como por su capacidad para impedir que se dispare la fisiopatogenia
del patógeno”, sostuvo.
¿Qué hace? Bloquea el primer
evento de la patogenecidad de E. coli enterotoxigénica,
que es su adherencia al epitelio intestinal.
¿Cómo lo hace? Mediante una
estructura llamada fimbria o pillis (pelo), responsable de
la adhesión y capaz de generar anticuerpos que inhiben esa
primera fase patogénica.
“Al inhibirse la adherencia al intestino,
el patógeno no lo coloniza y, por ende, no se dispersa ni produce
las toxinas que causan la diarrea”.
Fragmento de fimbria
Principal comensal de todo intestino, E.
coli enterotoxigénica utiliza fimbrias, denominadas también
factores de colonización (CFAs, por sus siglas en inglés),
para interactuar con diferentes componentes (sitios de unión)
en la mucosa intestinal.
Pero no se vale de todas las fimbrias para
adherirse (expresa más de 20 tipos, clasificados en cuatro
familias: CFA/I, II, III y IV), sino sólo de un fragmento de
CFA/I, que se repite miles de veces para formar una fimbria que tiene
la capacidad para interactuar con los enterocitos (células
epiteliales que componen mayoritariamente el intestino delgado).
Precisamente, el grupo de científicos
de la FM seleccionó y sintetizó ese fragmento peptídico
(determinante antigénico) de CFA/I, reconocido por los sueros
de pacientes infectados con E. coli enterotoxigénica.
“Luego, a este péptido de CFA/I,
llamado epítopo lineal común (CLE, por sus siglas en
inglés), le agregamos como adyuvante la subunidad B de la toxina
del cólera (que aumenta la formación de anticuerpos),
para hacer esta vacuna que es capaz de inducir una respuesta inmune
protectora contra E. coli enterotoxigénica”,
explicó la investigadora.
Esta vacuna, como tal, ya está lista,
y ya se conformó un dossier con todas las observaciones y los
resultados de su desarrollo a nivel experimental. “Sólo
falta un estudio en humanos para demostrar su eficacia en diferentes
poblaciones susceptibles a la infección causada por esa bacteria”,
aclaró López Vidal.
Como ese estudio resulta costoso, la UNAM,
por medio de la investigadora universitaria, convocó a la iniciativa
privada a invertir. “En Canadá hay interés por
parte de un laboratorio de síntesis de péptidos para
ser el productor y distribuidor único de la vacuna; de China
recibimos otra oferta, y en nuestro país, también hay
interés por parte de los Laboratorios de Biológicos
y Reactivos de México para tener una licencia compartida con
el laboratorio canadiense”, añadió.
No obstante, las vacunas de este tipo son
costosas y, en comparación con los fármacos, ofrecen
pocos beneficios a quien invierte en ellas. Por ello, podría
ampliarse el periodo de licencia para la producción y comercialización.
Una buena opción sería que en un futuro cercano varios
gobiernos lograran asociarse para producirla masivamente, consideró.
En la creación de la vacuna participaron
Yolanda López Vidal, de la FM; Ricardo Godínez, quien
cursa su doctorado en la Universidad de Harvard, Estados Unidos; René
Arredondo, alumno de doctorado en el Instituto de Ecología
de la UNAM, y Roxana Suaste Villanueva, que labora en la iniciativa
privada.
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