• El frío, combinado
con altos niveles de ozono, agudizan también las alergias
e irritan los ojos, afirmó Malaquías López
Cervantes, de la Facultad de Medicina de la UNAM
• El epidemiólogo sugirió a quienes tienen daño
respiratorio crónico no salir de casa antes de las 10:00
horas
Como cada año ocurre en esta ciudad,
el frío del invierno y las emisiones contaminantes características
de la urbe intensifican las enfermedades respiratorias crónicas,
las alergias y la irritación de los ojos, afirmó Malaquías
López Cervantes, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
“Desde hace tiempo se ha documentado
que en la metrópoli tenemos dos tipos de problemas relacionados
con la contaminación del aire: uno es causado propiamente por
la polución e incluye a las alergias y al asma, especialmente
en los niños, y otro, es el agravamiento de las enfermedades
pulmonares que ya tienen algunos habitantes”, detalló
el epidemiólogo.
Alguien puede ser asmático por alguna
otra razón, explicó, pero el aire de esta época
propicia que el problema se exacerbe. Los que son fumadores y tienen
enfisema pulmonar o bronquitis crónica, también tienden
a sufrir agravamiento en sus respectivos padecimientos.
Inversión térmica
En el invierno, explicó López
Cervantes, el cambio de temperatura propicia en la urbe el fenómeno
de la inversión térmica. “En las mañanas
se queda atrapado el aire debido a que las capas atmosféricas
superiores son muy frías y no permiten la dispersión
de los contaminantes”, señaló.
En épocas calurosas, si el aire no
es tan frío, en cuanto amanece comienza la dispersión,
proceso que se pospone varias horas durante las mañanas invernales.
Entonces, “el aire se queda atrapado y el Sol, en el momento
en que iluminar el valle, propicia una serie de reacciones químicas
que forman compuestos y partículas muy perjudiciales, entre
ellos, el ozono”, destacó.
El ozono es un gas que irrita seriamente
las mucosas de la nariz y las conjuntivas de los ojos. Se degrada
rápidamente al entrar en contacto con la ropa o los muebles,
así que no afecta tanto dentro de las casas o las oficinas,
“pero si vamos por la calle o en el camión lo respiramos,
y el efecto irritante es muy intenso”, señaló
el médico.
El plomo es otro elemento que aún
existe, pero es menor debido a su reducción en las gasolinas
y las industrias. “Sus emisiones son mucho menores que hace
15 años en la metrópoli, pero no usarlo dificulta la
completa combustión de la gasolina, lo que genera gases terminales
de la combustión y partes no bien procesadas, como algunos
derivados del nitrógeno y del azufre, que se mantienen en la
atmósfera y tienen un impacto importante sobre la función
respiratoria”, comentó.
Para quienes tienen asma, bronquitis crónica
o problemas pulmonares severos, López Cervantes recomendó,
en la temporada invernal, permanecer en casa o bajo resguardo hasta
las 10:00 u 11:00 horas, si aumenta la temperatura y se dispersan
los contaminantes.
“Tampoco es recomendable salir a caminar
o correr muy temprano, pues las personas se exponen mucho a la irritación
que causan los contaminantes”, acotó.
Afección en los cilios
La respiración de aire muy frío,
añadió el especialista, tiende a provocar una parálisis
de los cilios, cabellitos microscópicos que arrastran la mucosidad
de los bronquios y de la tráquea hacia el exterior. “Las
células del epitelio respiratorio son como una escobita con
los cilios, pero hay ciertas cosas que los paralizan, como el aire
muy frío y el tabaco”.
López Cervantes reconoció que
la calidad del aire en la Ciudad de México ha mejorado notablemente
en los últimos 15 años, pero enfatizó que aún
falta mucho por hacer. “Hemos avanzado en la reducción
de algunos contaminantes, y en el monitoreo que es fundamental para
hacer trabajo científico multidisciplinario, pero aún
estamos lejos de una atmósfera limpia”.
-o0o-