• Se monitorean los granos de
polen las 24 horas de todos los días del año, en las
delegaciones Coyoacán, Miguel Hidalgo, Iztapalapa y Cuajimalpa,
indicó María del Carmen Calderón Ezquerro,
del CCA de esta casa de estudios
• En época invernal predominan los granos de fresno
(Fraxinus), aliso (Alnus) y de algunos pastos (Poaceae), los tres
catalogados como fuente de alta alergenicidad
En los meses fríos, las concentraciones
de polen se incrementan en la atmósfera, y las alergias y el
número de pacientes tratados se eleva hasta en 200 ó
300 por ciento.
La población que presenta reacciones
alérgicas es, en general, entre 12 y 18 por ciento, y aunque
en México no existen estudios al respecto, en clínica
se observa una coincidencia con ese promedio internacional.
Ante el panorama, la Red Mexicana de Aerobiología
(ReMA), coordinada por María del Carmen Calderón Ezquerro,
investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA)
de la UNAM, ha puesto a disposición de especialistas y de la
población una página electrónica y, como parte
de ella, un semáforo de alerta polínica.
La experta recordó que la ReMA se
creó para monitorear los granos de polen, las 24 horas de todos
los días del año, en las delegaciones Coyoacán,
Miguel Hidalgo, Iztapalapa y Cuajimalpa, con ayuda de equipos llamados
trampa de Hirst, donde, además de capturar partículas
inorgánicas, se encuentran las biológicas –que
pueden causar alergia respiratoria–, como esporas de hongos
y polen, éste último proveniente de árboles,
malezas, arbustos y pastos.
La sintomatología alérgica,
explicó Guillermo Guidos Fogelbach, médico alergólogo,
es “muy dispersa”, pero se centra en vías respiratorias,
inferiores y superiores. Lo más frecuente es la rinitis alérgica,
es decir, síntomas como estornudos, congestión y prurito
nasales.
De hecho, mucha gente sabe que en el invierno
se enferma, que le da “gripa”, pero esto no siempre se
relaciona con las alergias, refirió el académico de
la Escuela Superior de Medicina del IPN y colaborador de la ReMA.
Para la población en general es difícil
ver una variable numérica; por eso se hace una escala análoga
visual (semáforo) donde el verde indica que los niveles de
concentración son bajos; el amarillo, significa moderado; el
rojo, alto, y el rojo con un punto negro, muy alto.
Para el paciente, el verde significa síntomas
leves o esporádicos; el amarillo representa -en hasta 40 por
ciento de los enfermos- síntomas de acuerdo a la alergia nasal
o bronquial: cuadros de rinitis o asma; el rojo, molestias en 80 por
ciento de las personas sensibles, y el rojo con punto negro, que todas
tendrán síntomas.
En la página www.atmosfera.unam.mx/rema,
abundó Calderón, se proporcionan los niveles de concentración
de granos de polen a lo largo de la semana. También se ofrece
una evaluación de la calidad del aire y la que se pronostica.
La universitaria explicó que la presencia
de esos granos depende mucho de las condiciones ambientales: clima,
temperatura, lluvia, velocidad y dirección del viento. Todo
el tempo están presentes, pero las concentraciones varían
a lo largo del año.
En los meses fríos, por ejemplo, se
incrementan. En esta época invernal predominan los pólenes
de fresno (Fraxinus), aliso (Alnus) y de algunos
pastos (Poaceae), los tres catalogados como fuente de alta
alergenicidad. “Esto no sólo durará varios meses,
sino que se incrementará en enero y febrero”, consideró.
La variación también depende
de la zona; por ejemplo, en Iztapalapa se pueden registrar concentraciones
máximas de 200 gramos de polen por metro cúbico de aire,
mientras que en sitios con mucha vegetación pueden ser de mil
500 gramos. “Sin embargo, un paciente no necesita un ‘mínimo’;
si es sensible y está expuesto, presentará una respuesta
alérgica”.
También, se presentan variaciones
a lo largo del día, de acuerdo con la hora y el tipo polínico,
acotó. La información en la página se actualiza
cada semana y se hace un pronóstico para los siguientes siete
días. Pero el proyecto universitario no sólo consiste
en monitorear, identificar y cuantificar polen; para el semáforo
eso sería suficiente. Va más allá, refirió.
Se sabe que las proteínas de los pólenes
son las causantes de alergenicidad y que pueden “salir”
de los granos y pegarse, en aerosoles, a pequeñas partículas
o gotitas de agua. Debido a eso, puede ocurrir que en la atmósfera
no se encuentre algún tipo polínico que cause alergia,
pero la gente sensible sigue afectada, porque esas proteínas
se quedan en el aire.
Toda la información de ReMA, que forma
parte de un proyecto conjunto entre el CCA, el Centro Virtual de Cambio
Climático, Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación
e Innovación Tecnológica (PAPIIT, UNAM), Instituto de
Ciencia y Tecnología del Distrito Federal y el Programa de
Estaciones Meteorológicas de Bachillerato Universitario, es
valiosa, tanto para médicos y especialistas como los alergólogos,
como para sus pacientes.
De igual forma, se colabora con el Instituto
Nacional de Enfermedades Respiratorias, y el Instituto de Oftalmología
Conde de Valenciana, con lo que se han podido analizar los expedientes
de más de 500 pacientes que presentan rinitis, asma y otros
problemas respiratorios, y de gente que padece conjuntivitis alérgica,
males causados en muchas ocasiones por exposición a pólenes.
De esa información, se conoce que
las personas de 40 años o menos reaccionan más a los
pólenes que los mayores, y que los chicos de entre cinco y
15 años constituyen una población especialmente sensible.
Finalmente, Calderón informó
que en 2011 grupos de Sonora, Estado de México y Nuevo León,
entre otros, se unirán a la Red. El objetivo es que cuando
se abra la página de la ReMA, se pueda tener acceso a información
de toda la República y ver la descripción de los tipos
polínicos presentes, los niveles de alergenicidad y los de
concentraciones. Además, a partir de este año dará
inicio la alerta por esporas de hongos.
-o0o-