• Lo que esa cultura calculó
en su calendario es la conclusión de un ciclo de 13 bactunes,
aclaró María del Carmen Valverde, coordinadora del
Centro de Estudios Mayas del IIFl
• En ninguna inscripción se advierte una catástrofe
ni el término de la humanidad, añadió Tomás
Pérez Suárez, también del CEM
El 22 de diciembre de 2012 no se acabará
el mundo, ni ocurrirá una catástrofe; tampoco existe
alguna profecía maya al respecto, como se ha divulgado en algunas
afirmaciones sin sustento científico, advirtieron especialistas
del Centro de Estudios Mayas (CEM), del Instituto de Investigaciones
Filológicas (IIFl) de la UNAM.
En su calendario, los mayas no describieron
una profecía, sino el término de un ciclo de 13 bactunes,
equivalentes a cinco mil 125 años, y el inicio de otra etapa,
aclaró María del Carmen Valverde Valdés, coordinadora
del CEM.
Esa cultura tenía una noción
circular del tiempo, lo que significa que la historia, en algún
momento se repetirá, explicó la también historiadora
y doctora en estudios mesoamericanos.
Para ellos, cuando se escriben los anales
se hace una profecía, pues es una concepción cíclica
donde los hechos se repiten; si se habla de sus vaticinios, en realidad
se trata de lo que registraron de su propia historia, en una forma
de escritura –la del maya yucateco— que es siempre críptica
y simbólica, precisó.
El calendario maya se ha estudiado y descifrado
desde finales del siglo XIX, entonces, se comenzó a desarrollar
una analogía de las fechas de los calendarios maya y occidental.
“En esa correlación hay varias discrepancias entre investigadores,
que van de días hasta años”, indicó.
Ciclos de 13 bactunes
Un bactún es una unidad de tiempo
maya equivalente a 144 mil días del calendario occidental;
multiplicada por 13 bactunes, esa cifra arroja un ciclo de cinco mil
125 años, que concluirá el 22 de diciembre de 2012.
Entonces, acabará un período
y comenzará otro, sin que ningún glifo se refiera al
fin del mundo o de la humanidad. No existe nada así en las
inscripciones de esa cultura, precisó Tomás Pérez
Suárez, también investigador del CEM.
El 22 de diciembre de 2012, en el ciclo calendárico
maya, terminará un ciclo de cinco mil 125 años y comenzará
uno nuevo, pero en ninguna inscripción se menciona que vaya
a ser el fin del mundo, reiteró el arqueólogo.
Si se cierra una etapa de 13 bactunes, inicia
otra igual, y es lo único que va a suceder, los mayas jamás
hablaron del Apocalipsis, de destrucción, ni de cataclismo.
Al respecto, Valverde Valdés destacó
que el calendario ritual maya (distinto del solar, y de 260 días)
es una combinación de 20 signos con 13 números, de los
cuales los sagrados son el nueve, relacionado con el inframundo, y
el 13, asociado al supramundo, equivalente al cielo para la concepción
occidental.
El CEM cuenta con dos expertos epigrafistas
(especialistas en analizar la escritura y las inscripciones) que hacen
estas correlaciones, Marisela Ayala, especialista en calendario maya,
y Guillermo Bernal, experto en inscripciones en Palenque.
Valverde consideró posible que haya
algún tipo de celebración en diciembre de 2012, pues
existe una corriente “neomaya”, sobre todo en Guatemala,
involucrada en esa festividad.
Existen grupos que conservan su calendario,
pero una de las cosas que han hecho que esa cultura sobreviva es adaptarse
a las circunstancias. La ceremonia de 2012 es mercadotecnia, pero
si ellos la hacen propia es auténtica, aunque no significa
que sea una tradición prehispánica, pues han incorporado
nuevos elementos y eso los ha ayudado a sobrevivir, concluyó.
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