• El Estado debe procurar el
bienestar de sus trabajadores y familias, e impulsar una cultura
de prevención de esta patología, destacó Felipe
Uribe Prado, de la FP
• Es un problema de salud pública que tiene un importante
impacto físico y mental
• Aproximadamente, 40 por ciento de la población padece
o ha resentido estrés por las largas jornadas laborales
Aunque el estrés es un problema de
salud pública que tiene un importante impacto físico
y mental, en México no existen leyes ni normas que fomenten
su disminución en el ámbito civil y laboral, dijo Felipe
Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología
(FP) de la UNAM.
Desafortunadamente, éste es un tema
que difícilmente se aborda, y estamos lejos de contar con leyes
que lo prevengan. “En esta materia, tenemos un atraso de 15
años con países similares, pues naciones latinoamericanas
obligan a los trabajadores y patrones a cuidar los factores psicosociales
que desencadenan este problema”, subrayó.
Por lo tanto, consideró, el Estado
debe procurar el bienestar de sus trabajadores y familias, impulsar
una cultura de prevención a través de la realización
de diagnósticos que determinen sus niveles, y promover chequeos
para que se conozca el estado de salud en función de la patología.
Además, fomentar programas de rehabilitación
y generar facilidades para que la población cuente con espacios
de esparcimiento, culturales o deportivos.
En la actualidad, mencionó, países
como Argentina, Chile y Brasil cuentan con leyes que inciden en factores
psicosociales que desencadenan problemas físicos y mentales.
“Empresarios, trabajadores, sindicatos, médicos, y psicólogos
intervienen para prevenir problemas de salud derivados de esta reacción
fisiológica”, abundó.
Aunque el estrés no es el causante
de la enfermedad, aclaró, es una variable constante relacionada
con diversas patologías físicas y mentales.
Si el ser humano se ve afectado por un estresor
(agente externo) el organismo responde con una resistencia, conocida
como estrés; en ocasiones, puede ser reacio, y en otras tantas,
puede ser vencido con rapidez; ello depende de cada ser humano, es
decir, cada persona confronta los problemas de diferente manera y,
por ende, la respuesta varía y se denomina estilo de afrontamiento.
Problemas derivados del estrés
Algunos sujetos se desahogan a través
del llanto, la violencia, gritos o evasiones, pero otros son aprehensivos
y no expresan su malestar, lo que puede provocar dolores musculares
en cuello, espalda, piernas, articulaciones y, en el caso de las mujeres,
se incrementan los dolores menstruales.
También, puede derivar en problemas
cardiovasculares, que van desde cefaleas e hipertensión, hasta
embolias, arritmias o infartos. Asimismo, puede desencadenar malestares
gastrointestinales como colitis, hernias hiatales, estreñimiento
o gastritis, así como dificultades reumáticas como fibromialgia.
Asimismo, figuran los problemas psiconeuróticos, porque un
evento traumático puede desencadenar esquizofrenia, aunque
para desarrollarla el individuo debe contar con ciertas predisposiciones,
como antecedentes genéticos. Igualmente, estados emocionales
de inadaptación como fobias, compulsiones, ansiedad y depresión.
Puede motivar el consumo de drogas, porque
las adicciones deprimen al sistema nervioso y se convierten en una
válvula de escape para confrontar las contrariedades.
De forma determinante, afecta la sexualidad
porque las preocupaciones inhiben los pensamientos eróticos,
y crean falta de apetito sexual; los hombres, físicamente presentan
problemas de erección o eyaculación, y las mujeres,
anorgasmia.
El estrés en el trabajo
El especialista señaló que
en los ambientes laborales también se han incrementado los
niveles de estrés; de hecho, 40 por ciento de la población
padece o ha tenido estrés debido a las largas jornadas, problemas
de clima laboral o por acoso laboral.
Para disminuir este problema se debe trabajar
en tres niveles: individual, grupal u organizacional, y estatal. En
el primero, la persona debe procurar mantener una vida sana, que conlleve
buena alimentación, actividades deportivas y de relajación
(yoga, masajes), una buena sexualidad, y dormir adecuadamente.
En el segundo, las empresas deben mejorar
los ambientes laborales y dar solución a los conflictos. Por
último, el Estado debe generar conciencia de esa problemática
e impulsar leyes que protejan el bienestar de la población
frente al estrés. “Es importante que en el país
se comiencen a tomar medidas reales para mantener el bienestar de
la población”, concluyó Uribe Prado.
-o0o-