Boletín UNAM-DGCS-821
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 31 de diciembre de 2010

 


EN MÉXICO, NO HAY LEYES QUE PROPICIEN LA DISMINUCIÓN DEL ESTRÉS

 

• El Estado debe procurar el bienestar de sus trabajadores y familias, e impulsar una cultura de prevención de esta patología, destacó Felipe Uribe Prado, de la FP
• Es un problema de salud pública que tiene un importante impacto físico y mental
• Aproximadamente, 40 por ciento de la población padece o ha resentido estrés por las largas jornadas laborales

Aunque el estrés es un problema de salud pública que tiene un importante impacto físico y mental, en México no existen leyes ni normas que fomenten su disminución en el ámbito civil y laboral, dijo Felipe Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

Desafortunadamente, éste es un tema que difícilmente se aborda, y estamos lejos de contar con leyes que lo prevengan. “En esta materia, tenemos un atraso de 15 años con países similares, pues naciones latinoamericanas obligan a los trabajadores y patrones a cuidar los factores psicosociales que desencadenan este problema”, subrayó.

Por lo tanto, consideró, el Estado debe procurar el bienestar de sus trabajadores y familias, impulsar una cultura de prevención a través de la realización de diagnósticos que determinen sus niveles, y promover chequeos para que se conozca el estado de salud en función de la patología.

Además, fomentar programas de rehabilitación y generar facilidades para que la población cuente con espacios de esparcimiento, culturales o deportivos.

En la actualidad, mencionó, países como Argentina, Chile y Brasil cuentan con leyes que inciden en factores psicosociales que desencadenan problemas físicos y mentales. “Empresarios, trabajadores, sindicatos, médicos, y psicólogos intervienen para prevenir problemas de salud derivados de esta reacción fisiológica”, abundó.

Aunque el estrés no es el causante de la enfermedad, aclaró, es una variable constante relacionada con diversas patologías físicas y mentales.

Si el ser humano se ve afectado por un estresor (agente externo) el organismo responde con una resistencia, conocida como estrés; en ocasiones, puede ser reacio, y en otras tantas, puede ser vencido con rapidez; ello depende de cada ser humano, es decir, cada persona confronta los problemas de diferente manera y, por ende, la respuesta varía y se denomina estilo de afrontamiento.

Problemas derivados del estrés

Algunos sujetos se desahogan a través del llanto, la violencia, gritos o evasiones, pero otros son aprehensivos y no expresan su malestar, lo que puede provocar dolores musculares en cuello, espalda, piernas, articulaciones y, en el caso de las mujeres, se incrementan los dolores menstruales.

También, puede derivar en problemas cardiovasculares, que van desde cefaleas e hipertensión, hasta embolias, arritmias o infartos. Asimismo, puede desencadenar malestares gastrointestinales como colitis, hernias hiatales, estreñimiento o gastritis, así como dificultades reumáticas como fibromialgia.


Asimismo, figuran los problemas psiconeuróticos, porque un evento traumático puede desencadenar esquizofrenia, aunque para desarrollarla el individuo debe contar con ciertas predisposiciones, como antecedentes genéticos. Igualmente, estados emocionales de inadaptación como fobias, compulsiones, ansiedad y depresión.

Puede motivar el consumo de drogas, porque las adicciones deprimen al sistema nervioso y se convierten en una válvula de escape para confrontar las contrariedades.

De forma determinante, afecta la sexualidad porque las preocupaciones inhiben los pensamientos eróticos, y crean falta de apetito sexual; los hombres, físicamente presentan problemas de erección o eyaculación, y las mujeres, anorgasmia.

El estrés en el trabajo

El especialista señaló que en los ambientes laborales también se han incrementado los niveles de estrés; de hecho, 40 por ciento de la población padece o ha tenido estrés debido a las largas jornadas, problemas de clima laboral o por acoso laboral.

Para disminuir este problema se debe trabajar en tres niveles: individual, grupal u organizacional, y estatal. En el primero, la persona debe procurar mantener una vida sana, que conlleve buena alimentación, actividades deportivas y de relajación (yoga, masajes), una buena sexualidad, y dormir adecuadamente.

En el segundo, las empresas deben mejorar los ambientes laborales y dar solución a los conflictos. Por último, el Estado debe generar conciencia de esa problemática e impulsar leyes que protejan el bienestar de la población frente al estrés. “Es importante que en el país se comiencen a tomar medidas reales para mantener el bienestar de la población”, concluyó Uribe Prado.

 

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Fotos

Felipe Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.