• El desarrollo, de la FES Zaragoza,
en proceso de patente, permite poner vegetación en superficies
inclinadas, incluso en pendientes mayores a 45 grados, que tienen
poco suelo o sólo roca
• Semillas de plantas herbáceas, musgo, micorrizas,
pectinas de nopal de la especie Opuntia streptacantha y aceite esencial
de romero, entre sus componentes
La hidrosiembra es una ecotecnia que sirve
para sembrar vegetación en taludes o superficies inclinadas,
incluso mayores a 45 grados, que tienen suelos superficiales o sólo
roca. Consiste en una formulación semilíquida, como
un gel, que se “proyecta” con ayuda de un cañón
hidrosembrador –montado en un camión– sobre grandes
superficies y en época de lluvias. De ese modo, se favorece
el establecimiento de un tapiz o mosaico de plantas, especialmente
de pastos.
En la Facultad de Estudios Superiores (FES)
Zaragoza de la UNAM, desarrollaron una formulación que sustituye
los componentes químicos –como adherentes, fertilizantes,
pesticidas e hidrogel– que constituyen la hidrosiembra tradicional,
por otros de origen natural.
Esta técnica se inventó en
Estados Unidos, en 1957, pero “la nuestra es la primera 100
por ciento natural, que además emplea especies mexicanas, pues
el adherente proviene de un nopal, que ya era usado para esta propiedad
en la época prehispánica al elaborar pinturas”,
dijo Arcadio Monroy Ata, académico a cargo de este desarrollo,
actualmente en proceso de patente.
“Para esta nueva formulación,
me di a la tarea de sustituir cada uno de los componentes artificiales
por otros naturales. Así, se retiene la humedad con musgo,
que guarda hasta el 40 por ciento de su peso como agua; los fertilizantes
se cambiaron por micorrizas, que son hongos microscópicos asociados
a las raíces de plantas, que desarrollan una red de filamentos
llamada red hifal, capaz de secretar ácidos y perforar las
rocas, lo que aumenta la adherencia al sustrato. Además, conectan
las raíces de las plantas y forman gremios vegetales”,
explicó.
Como adherente principal, el universitario
utilizó una fórmula prehispánica en base a baba
de nopal de la especie Opuntia streptacantha, con resultados
favorables, y en lugar de pesticidas y fungicidas químicos,
utilizó aceite esencial de romero.
En la fórmula también se ponen
semillas de pastos, que al germinar y desarrollarse “arman”
con sus raíces una malla que retiene el suelo, se fija al sustrato
y busca penetrarlo para adherirse aún más.
El desarrollo, financiado con recursos de
la Dirección General de Asuntos del Personal Académico
de esta casa de estudios, ha sido probado en bloques de mosaico y
yeso, así como en tablas de madera, donde las plantas crecen
como si tuvieran un “superpegamento”, que sostiene el
peso de tierra y vegetales, aunque se trate de superficies más
lisas que una roca pulida.
La hidrosiembra de Monroy sería útil
en las carreteras de México, donde es común ver taludes
desnudos, deslaves y caídas de roca; con una capa de vegetación,
indicó, se evitarían esos problemas, pues se retiene
el suelo y se infiltra la humedad.
La legislación de la mayoría de países desarrollados
obliga a los constructores de puentes y caminos a la revegetación
de taludes. En nuestra nación debería hacerse, no sólo
por los problemas que se evitarían, sino porque una superficie
con vegetación tiene más valor económico y ecológico,
se protegen los recursos naturales y se mejora el paisaje, consideró
el universitario.
Además, este desarrollo es de bajo
costo y las plantas no requieren mantenimiento. “Es mucho más
barato porque todos los ingredientes son accesibles; el abono, suelo,
micorrizas y semillas no tienen un precio elevado. De modo adicional,
ya no sería necesario importar los adherentes de Alemania”.
Otro aspecto prometedor es que la hidrosiembra
“puma” no daña el ambiente. “Si hacemos la
formulación con plantas, suelo, abono y micorrizas de cada
región, la idónea para cada sitio, se podría
impulsar un trabajo de rehabilitación ecológica. Encontramos
una fórmula adecuada para tener plantas en cualquier sitio”,
sostuvo el experto.
De entrada, abundó, puede tratarse
de herbáceas, de pastos resistentes a la sequía, que
reverdecen en época de lluvias y se secan en la temporada de
escasez hídrica, para rebrotar en la siguiente temporada de
aguas.
Monroy Ata explicó que con base en
la formulación ya se piensa en un modelo para jardines verticales,
pero de bajo mantenimiento y cero riego. Los existentes se basan en
macetas pequeñas, con cactáceas y crasuláceas,
que retienen humedad en sus tejidos, pero que requieren de un mantenimiento
costoso, porque emplean una cisterna, un sistema de bombeo y riego
por goteo.
Se necesita mejorar el sistema de jardines
verticales y hacerlo más económico, prosiguió.
Para tener “cero riego” habría que contar con un
sistema de captación de agua de lluvia, almacenarla y que las
plantas la utilicen paulatinamente. Podrían emplearse algunas
plantas resistentes a la sequía, como cactáceas, agaváceas
o crasuláceas, “pero este modelo apenas está en
fase de experimentación”.
El universitario también piensa en apoyar la reforestación,
y desarrolla un sistema de siembra de árboles en sitios deteriorados,
basado en un contenedor de palma, una olla de barro con agua, suelo,
abono y una plántula de, al menos, un año de edad.
Así, es posible revegetar sitios erosionados
o con muy poco suelo. Para realizar la restauración ecológica
de la vegetación de una zona deteriorada en particular, se
colocaría un mosaico de vegetación de diversas plantas
nativas, asociadas naturalmente en sitios cercanos poco perturbados
y con micorrizas provenientes de la biota edáfica local. Significa
que los restauradores de la vegetación en realidad copian modelos
de gremios de plantas, que ya existen en la naturaleza.
“Si en la etapa de establecimiento
se proporciona lo necesario a la planta para su crecimiento, ella
busca cambiar el medio para hacerlo favorable a su desarrollo. Con
la selección de especies idóneas, se puede mejorar el
microclima de un sitio y el suelo donde medran”, sostuvo el
académico.
El sistema de hidrosiembra está listo
para usarse y “es un desarrollo orgullosamente realizado en
la UNAM”. Una vez que concluya el proceso de patente, se ofrecerá
a empresas dedicadas al establecimiento vegetal para realizar la transferencia
de tecnología.
“Necesitamos un mundo más verde,
que consuma el dióxido de carbono que hemos producido en exceso,
que genere oxígeno, que mantenga la humedad. Tiene muchas ventajas
la vegetación en áreas erosionadas, y un sitio estéril
no tiene el mismo valor que uno con vegetación. México
tiene 10 por ciento de la diversidad mundial de plantas, muchas son
endémicas, y si no aprovechamos estas especies, se perderá
un gran potencial de desarrollo”, consideró.
Además, 60 por ciento del territorio
nacional está erosionado; por ello, se requiere el establecimiento
de plantas, que es la manera natural de retener suelo y de filtrar
agua de lluvia para formar reservas hídricas en el subsuelo,
finalizó Monroy Ata.
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