• El grupo de nueve alumnos
de la licenciatura en Ciencias Genómicas del CCG compitió
con el proyecto “WiFi Coli: A Communicolight System”,
en el que tres células bacterianas se comunican mediante
luces de colores
• Con el iGEM, el Instituto Tecnológico de Massachusetts
impulsa la biología sintética, un área que
convierte organismos en maquinarias de ingeniería
Un grupo de nueve jóvenes estudiantes
de quinto semestre de la licenciatura en Ciencias Genómicas
de la UNAM obtuvieron medalla de oro en el concurso iGEM 2010, organizado
por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) de Boston,
Estados Unidos.
El proyecto, denominado “WiFi Coli:
A Communicolight System”, consistió en el diseño
y construcción de un circuito de comunicación basado
en luz, que demuestra teórica y experimentalmente que la comunicación
lumínica entre células bacterianas es posible, aunque
existan barreras físicas y químicas.
El nombre del proyecto combina palabras sobre
los dos sistemas que utilizan: WiFi se refiere a la comunicación
electrónica, y Coli es parte del nombre de la bacteria que
los alumnos, de entre 19 y 22 años, utilizan en su proyecto.
“Lo que queremos lograr son interfases entre el sistema
in vivo, que son nuestras células, y un sistema in
silico, que sería una computadora. Lo haremos a través
de una interfase luminosa, con el desarrollo de receptores y emisores
de luz, para comunicar estas dos plataformas”, explicó
Héctor Francisco Medina Abarca, alumno de la licenciatura en
Ciencias Genómicas, que se imparte en el Centro de Ciencias
Genómicas (CCG) de la UNAM, ubicado en Cuernavaca, dentro del
campus Morelos de esta casa de estudios.
Con el concurso iGEM, el Instituto Tecnológico
de Massachusetts (MIT) impulsa la biología sintética,
área que convierte organismos biológicos en maquinarias
de ingeniería, y que a través de estos procesos, pretende
atender problemas médicos, ambientales y de desarrollo de nuevos
materiales, entre otros.
Quince células, un lenguaje luminoso
En su trabajo, los estudiantes utilizaron
15 células de la bacteria Escherichia coli (el modelo
bacteriano más conocido por la ciencia) y las organizaron en
seis módulos, tres emisores y tres receptores, a los que acoplaron
por color, es decir, por longitud de onda.
“La idea es lograr que la señal
luminosa indique si hay o no, y el detalle de su tipo. En el color
enviamos información a la bacteria”, explicó Héctor
Medina.
Para acoplar el sistema biológico
a la computadora, los estudiantes utilizaron diodos emisores de luz
(conocidos como LED´s por sus siglas en inglés) y una
cámara receptora de luz, para que la computadora controle lo
que la bacteria hace.
Seleccionaron los colores azul, verde y rojo,
porque están en el espectro visible, pero alejados entre sí.
“Según la aplicación de cada color podemos dar
una información específica”, detalló Héctor.
Van por más
Los alumnos de Ciencias Genómicas
aclararon que su medalla reconoce la calidad de su proyecto, pero
no los hace ganadores absolutos.
“Obtuvieron medalla de oro cerca de la mitad de los 130 grupos
participantes de todo el mundo. Estamos felices, pero ahora debemos
avanzar para la competencia general del 2011 por el mejor proyecto”,
dijo la alumna Daniela Azucena García Soriano.
Compartieron su medalla de oro con otro equipo
mexicano, el del TEC de Monterrey, mientras que los otros participantes
del país, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, lograron una
medalla de bronce.
En su exposición, los alumnos universitarios
presentaron su proyecto en dos partes: una, sobre modelado matemático,
y otra, de montaje de las proteínas bacterianas en el laboratorio.
“A fines de marzo definimos el proyecto
y nos dividimos en dos equipos para trabajar el modelado matemático
y la parte del laboratorio”, recordó Daniela, muy estimulada
con el resultado.
José Fabricio López Hernández,
también miembro del equipo, dijo que lo que más disfrutó
de esta experiencia fue estar en contacto con ciencia de primera mano.
Jorge Eduardo Buendía, otro integrante
del grupo, recordó la colaboración que tuvieron con
estudiantes de la Universidad de Edimburgo, con la discusión
de ideas que están a la par de los estudiantes de las mejores
escuelas del mundo.
“Fue una experiencia increíble.
La limitación es que en México no es tan fácil
hacer ciencia, hay barreras económicas y burocráticas.
Por ejemplo, esperamos un mes para que nos llegaran materiales que
necesitábamos para las biopartes, y eso redujo mucho el tiempo
de trabajo”, señaló Buendía.
En tanto, Amhed Misel Vargas Velázquez,
quien planea estudiar un doctorado sobre neurociencias o cáncer,
se dijo muy estimulado para competir el año próximo
en el área de procesamiento de información.
Completan el grupo de los nueve alumnos que compitieron: Mariana Ruiz
Velasco, Nelson Augusto Berrocal Quezada, Jorge Arturo Zepeda Martínez
y Claudia Ivonne Hernández Armenta, así como los instructores
Enrique Paz Cortés y Luis Fernando Montaño Gutiérrez,
de la licenciatura en Ciencias Genómicas de la UNAM.
Uno de sus maestros, el biólogo y
doctor en ciencias biomédicas Miguel Ángel Ramírez,
destacó que la planeación, diseño, administración
y puesta en marcha del proyecto fue totalmente de los alumnos.
Ramírez destacó que el novedoso
modelo de la licenciatura en Ciencias Genómicas de la UNAM
es autogestivo, sin clases tradicionales en el aula y con un fuerte
intercambio de información y discusión en los laboratorios.
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