• La UNAM hace esfuerzos para
su conservación, la pérdida es por razones económicas,
sociales y políticas, indicó Ella Vázquez Domínguez
• La investigadora del Instituto de Ecología señaló
que la modificación de ambientes naturales representa una
de las mayores amenazas
En México, por destrucción
o modificación de ambientes naturales han desaparecido, aproximadamente,
125 especies endémicas de mamíferos, 130 de aves, casi
400 de reptiles (de los de mayor diversidad en el país), cerca
de 170 de anfibios, y de 10 mil a 15 mil de plantas, señaló
Ella Vázquez Domínguez, investigadora del Instituto
de Ecología (IE) de la UNAM.
La nuestra es una nación megadiversa, y se coloca en el tercer
lugar en biodiversidad, sólo después de Indonesia y
Brasil. Aquí habita una de cada 10 especies conocidas, recordó.
“La distribución de la biodiversidad
genética no es homogénea, se determina por factores
biológicos, ambientales y abióticos como clima, temperatura,
geografía, geología e historia que otras especies comparten
en el espacio”.
La destrucción o modificación
de ambientes naturales y la introducción de especies exóticas
a otros ecosistemas, representan las mayores amenazas, y aunque la
UNAM hace esfuerzos para la conservación, “perdemos diversidad
por razones económicas, sociales y políticas”,
agregó.
La biodiversidad puede ser estudiada, y entendida,
a nivel genético. De hecho, la variedad biológica que
se asigna a grupos de distinta jerarquía (taxonómica),
es producto de la evolución.
La generación continua de diversidad
genética, y su extinción, es un fenómeno distintivo
del desarrollo; sin embargo, hoy en día existe una preocupación
por su incremento, inducida por la actividad de los humanos. Si una
especie se extingue se pierde su genoma y su variación genética,
explicó.
En ese sentido, la investigadora del Laboratorio
de Genética y Ecología del IE, indicó que existe
una disciplina conocida como filogeografía, que estudia la
distribución genética de las especies y el conocimiento
de sus razones y patrones.
“En filogeografía se consigue
ADN de individuos de una especie a lo largo de toda su distribución,
con trabajo de campo y por capturas directas, aunque dependemos mucho
de las colecciones de museos. Una vez que se obtienen esos modelos,
el proceso de laboratorio se realiza”, agregó Vázquez
Domínguez.
Se extrae ADN y se procesa con diferentes
marcadores y genes; al final, se obtiene información referente
a los genes y su distribución geográfica.
Con el conocimiento de la diversidad y los
niveles de variación genética, se puede estimar si es
factible mover a los individuos para protegerlos; por ello, la variación
genética y su distribución es importante en términos
de conservación, añadió.
Se debe tener un esquema basado en los conocimientos
de variación genética y biología de la especie,
antes de poder hacer este tipo de movimientos. Para ello, concluyó,
primero se debe tener información y niveles de variación
genética, porque los individuos pueden no adaptarse, lo que
provocará una extinción más rápida.
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