Boletín UNAM-DGCS-814
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 27 de diciembre de 2010

María Margarita Canales Martínez


ESTUDIAN ACADÉMICOS DE LA UNAM PLANTAS CON POTENCIAL MÉDICO

 

• El Laboratorio de Farmacognosia de la FES Iztacala cuenta con un listado de 46 especies con propiedades curativas
• Alivian enfermedades de origen microbiano como diarreas, infecciones del tracto respiratorio, del oído y ojos, dijo Margarita Canales, coordinadora del proyecto

Ante los elevados niveles de marginación de la población y la gran variedad de flora endémica del Valle de Tehuacán-Cuicatlán, en Puebla, académicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM trabajan en el estudio de diversas plantas medicinales con potencial para aliviar enfermedades como diarreas, e infecciones del tracto respiratorio, sistema genitourinario, de la piel y ojos.

María Margarita Canales Martínez, una de las coordinadoras del Laboratorio de Farmacognosia de esa entidad universitaria, explicó que, hasta el momento, cuentan con un listado de 46 especies con potenciales propiedades curativas, de las que no han estudiado ni siquiera el 10 por ciento, porque cada vez, surgen otros aspectos de cada especie, importantes de valorar.

Luego de un trabajo previo con la comunidad de San Rafael Coxcatlán, explicó, se obtuvo una la lista de plantas medicinales que poseían la mayor actividad. Actualmente, se analizan aquellas que alivian enfermedades de posible origen microbiano, como las diarreas y las infecciones del tracto respiratorio, del sistema genitourinario, piel y ojos.

Éstas pueden ser ocasionadas por bacterias, hongos o protozoarios, así como por algunos gusanos, subrayó la bióloga universitaria.

El trabajo en laboratorio consiste en obtener los extractos de las plantas, que se someten a un análisis frente a cepas 100 por ciento patógenas para el humano y los animales, tanto de bacterias, como de hongos. Se aíslan y purifican los principios activos, y de acuerdo con diferentes estudios de espectrometría y espectroscopía, se establece su fórmula química. Posteriormente, se prueban esos compuestos, ya puros, frente a los microorganismos.

Hasta el momento, prosiguió, se ha encontrado que las especies medicinales que obtuvieron el mayor valor en el índice de consenso entre los pobladores de San Rafael, es decir, que las conocen y usan para aliviar la misma enfermedad, son las que en estudios realizados en el laboratorio han mostrado mayor actividad antimicrobiana.

En la actualidad, gran parte de las esencias que se utilizan para el sector farmacéutico se importan, pero en México, se podrían obtener por la riqueza florística que posee y, además, exportarlas.

Especies potenciales

Una de las especies que los universitarios han estudiado a fondo es la sangre de grado (Jatropha neopauciflora), planta con propiedades curativas que registra una importante actividad sobre bacterias y hongos. Además, ha mostrado una toxicidad elevada, y podría ser utilizada para hacer pruebas contra el cáncer.

Esta planta, endémica del valle de Tehuacán-Cuicatlán, ha sido utilizada desde tiempos ancestrales por comunidades aledañas, que la han empleado para aliviar diversos padecimientos; análisis demuestran que inhibe el crecimiento de varias especies de bacterias y hongos, como los causantes del pie de atleta.

“De hecho, hace unas semanas, en el XVL Congreso Mexicano de Química, y XXIX Congreso Nacional de Educación Química, Ana Bertha Hernández Hernández, estudiante que labora en este laboratorio, obtuvo mención honorífica en el concurso de tesis de licenciatura por los resultados alcanzados con esa especie”, relató.

Otra de las especies con posibilidades es el pochote (Ceiba aesculifolia subsp. parvifolia), un árbol con excelentes propiedades medicinales que se utiliza de la raíz a la copa. La raíz se puede consumir a manera de jícama, y la corteza, tiene propiedades para aliviar enfermedades del riñón, del tracto digestivo, o para curar heridas que no sanan por estar infectadas. Se probó que inhibe el crecimiento de bacterias y hongos causantes de infecciones en la piel.

Además, produce frutos de entre 12 y 15 centímetros de largo, que contienen una fibra y gran cantidad de semillas nutritivas y de buen sabor. Antes, la gente de la región utilizaba la fibra de pochote en lugar de algodón para cubrir heridas; según ensayos preliminares, esa fibra tiene compuestos que inhiben el crecimiento de bacterias que infectan lesiones.

En el laboratorio también se estudia el popote (Gymnosperma glutinosum), una especie de la familia Asteraceae, que también inhibe la proliferación de microorganismos, incluso amibas, al provocar la disrupción de su membrana y, en consecuencia, su muerte.

Otra especie es la rosa de castilla (Rosa centifolia), que si bien es una planta introducida, es muy usada en la comunidad de San Rafael para aliviar problemas de acné y de infecciones en el aparato reproductivo femenino, principalmente afecciones vaginales.

Con más de 25 años de labor docente en Iztacala, y casi tres lustros de investigación, ya han publicado diversos artículos en revistas indexadas de carácter internacional, como el Journal of Ethnopharmacology, Pharmaceutical Biology, así como en el Acta Botánica Mexicana.

“Queremos rescatar ese conocimiento tradicional que nos han legado muchas generaciones y validarlo científicamente. El paso siguiente, y quizá el más importante, es cómo regresar ese saber a la población”, concluyó la académica.

-o0o-

 

Fotos

María Margarita Canales Martínez, coordinadora del Laboratorio de Farmacognosia de la FES Iztacala de la UNAM.