• El proyecto Ambientes de aprendizaje
obesogénicos, de la FES Acatlán, pretende describir
los aspectos socioculturales en relación a la formación
de los hábitos alimenticios
Según la Encuesta Nacional de Salud
y Nutrición (Ensanut), la obesidad y el sobrepeso en niños
en edad escolar se incrementó 30 por ciento de 1988 a 2006.
El estudio revela que en el Estado de México,
14 de cada 100 niños menores de cinco años tienen baja
talla; en contraparte, Tlanepantla, Ecatepec, Coacalco, Naucalpan,
Nezahualcóyotl, Tultepec y Cuatitlán Izcalli son las
jurisdicciones donde los infantes de preescolar y primaria presentan
mayor exceso de peso.
Por ello, a través de un taller de
investigación educativa, estudiantes de séptimo y octavo
semestre de la licenciatura de Pedagogía en la Facultad de
Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM, participan como
educadores en primarias ubicadas en Atizapán.
Ambientes de aprendizaje obesogénicos
es un proyecto de investigación dirigido por María del
Rocío Ávila Santana, profesora en Pedagogía de
la entidad, que pretende describir los aspectos socioculturales respecto
a la formación de los hábitos alimenticios.
Los ambientes obesogénicos, explicó
Ávila Santana, son espacios físicos de interacción
social, donde se generan experiencias, emociones y afectividad con
relación a la comida; desde esa perspectiva, casi cualquier
lugar se adapta a esta definición, por lo que en el contexto
del estudio, las escuelas constituyen un claro ejemplo.
Se trata de un trabajo que se realiza con
alumnos de Práctica Profesional de la licenciatura en Pedagogía,
y se desprende de un convenio de colaboración con la Coordinación
Regional de Educación para la Salud, que atiende la región
de Atizapán y Nícolas Romero, Estado de México.
El propósito es llevar a cabo una
intervención profesional, desde una visión multidisciplinaria,
donde se trabaje a través de diagnósticos, estrategias
de aprendizaje y generación de ambientes de enseñanza
no obesogénicos, que logren un cambio en los hábitos
alimenticios, indicó.
En este proyecto de educación para
la nutrición participan 22 universitarios, que elaboran un
diagnóstico acerca del contexto y ubicación de la escuela
y sus características socioeconómicas, y revisan los
datos que los mismos directores proporcionan sobre el peso y talla
de los alumnos.
En México, se ha prestado mayor atención
a los problemas de obesidad que a los de mala nutrición por
exceso; en ese sentido, el problema no es sólo si se come en
exceso, sino qué alimentos. “Lo importante no es negar
la ingesta de comida chatarra, sino educar a los niños para
que aprendan a distinguir entre un alimento saludable y otro que no
lo es”, dijo.
“A partir de ello, se establecen estrategias
con una visión lúdica, porque como trabajamos con infantes
de primaria, es importante tocar, aprender y jugar para lograr un
aprendizaje significativo y mostrar al pequeño qué es
una proteína o qué es el plato del bien comer”,
añadió la también maestra en tecnología
educativa.
El proyecto consiste en evaluar el estado
nutricional de los alumnos de educación básica (preescolar
y primaria) con base en las encuestas existentes, que incluyen datos
sobre talla, peso e información sobre el rendimiento escolar.
A partir de ese diagnóstico, se plantean
estrategias de enseñanza para que los alumnos identifiquen
y entiendan que no toda la comida es buena para su salud.
Los universitarios imparten pláticas
informativas, clases en las que utilizan material didáctico
como frutas de plástico, dibujos o juegos, para ilustrar las
ventajas de consumir alimentos saludables. Asimismo, muestran el aspecto
negativo de los productos chatarra.
Los resultados obtenidos se reflejan en el
cambio de hábitos de los estudiantes, sus familias y profesores.
La investigadora afirmó que el proyecto, por tener un enfoque
cualitativo, se basa en la observación de las actividades dentro
de las escuelas.
“El aspecto principal de esta labor
es que se promueve un quehacer profesional y nace un nuevo campo de
estudio para los pedagogos. Se trabaja también para que la
sociedad reconozca la labor de este tipo de profesionales, que cumplen
un papel importante en el manejo y diseño de estrategias de
aprendizaje y, en este caso, de educación para la nutrición”,
concluyó.
-o0o-