• Una dieta inadecuada y la
falta de exposición solar hacen que estos animales desarrollen
enfermedades óseas metabólicas, señaló
Ricardo Czaplewski Cicero
• El profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
de la UNAM recomendó no tener a estos animales como mascotas,
porque son muy delicados
La falta de luz solar y una alimentación
baja en calcio provocan que las iguanas en cautiverio enfermen y,
en la mayoría de los casos, mueran, expuso el académico
de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM,
Ricardo Czaplewski Cicero.
La mayoría de estos reptiles fallece
en un entorno doméstico porque no satisface sus necesidades
básicas. Por ejemplo, para estos seres la luz artificial es
dañina y la falta de Sol les impide sintetizar la vitamina
D3 y fijar calcio en los huesos, lo que se traduce en enfermedades
óseas metabólicas.
El calcio es vital, pues ayuda al organismo
en funciones esenciales como el movimiento intestinal, la contracción
muscular, la coagulación o la desinflamación. La paratiroides
libera una hormona que desprende este elemento de los huesos largos
(como fémures y húmeros, los más afectados) para
que el reptil mantenga niveles adecuados en la sangre. Si la iguana
no puede mantener este equilibrio, genera raquitismo, es decir, una
especie de osteoporosis.
Sin embargo, agregó, una dieta escasa
o excesiva en calcio y fósforo, y una nula o pobre exposición
a la radiación ultravioleta, hace que los animales en cautiverio
padezcan enfermedades óseas metabólicas.
“Estos reptiles, junto con las tortugas
japonesas, son los que más sufren”, agregó.
“Por ello, es importante hacer un diagnóstico
a tiempo”, alertó. Se debe poner atención a señales
como: mandíbula de caucho (es decir, inflamada, sobre todo
en el maxilar inferior) y aumento en el tamaño de los húmeros,
bíceps, cuádriceps y fémures, que aunque parezcan
fuertes, en realidad engrosaron debido a que el tejido muscular se
movió de lugar para intentar estabilizar una fractura patológica.
Afectadas, son incapaces de levantar su cuerpo
y se arrastran, tienen una coloración pobre, muy ajena a su
característico verde esmeralda, y se alimentan con dificultad,
advirtió.
Poco conocimiento sobre las iguanas…
“El desconocimiento y falta de asesoría
técnica en las tiendas de mascotas agrava el maltrato hacia
estos animales que, con frecuencia, llegan al Hospital Veterinario
de Especialidades en Fauna Silvestre y Etología Clínica
de la FMVZ muy enfermos y en cuadros de sufrimiento severos”.
La gente desconoce qué deben comer
estos reptiles y los alimentan con insectos y croquetas, cuando su
dieta debe consistir en brotes tiernos, pues son fermentadores cecales,
como los caballos.
Por ejemplo, no se recomienda darles frutas
de consumo humano, porque son de hortaliza y contienen gran cantidad
de azúcar, elemento que produce gases y alteraciones digestivas,
pues estos animales tienen un saco ciego en el intestino.
Lo adecuado es darles de comer sólo
vegetales bajos en fósforos o quelantes de calcio, así
como evitar cebollas, espinacas y acelgas, porque eliminarían
el calcio que les aportan verduras como el berro, la flor de calabaza
y la hoja de diente de león.
“Una dieta apropiada consta de ensaladas basadas en, por lo
menos, cinco ó 10 ingredientes picados de manera muy fina,
adicionada con pellets (bocadillos) especiales para iguana,
pero de buena calidad; son vegetarianas muy estrictas”.
Czaplewski explicó que quienes deciden
tener uno de estos reptiles usualmente los colocan en terrarios o
peceras dentro de casa y se olvidan de que encierran a una criatura
del trópico que necesita amplios ciclos solares y espacios
sombreados para regular su temperatura.
Si están en cautiverio, deberían
gozar un ambiente cálido durante la tarde y noche, y en el
día permanecer en encierros de exterior con malla de mosquitero,
para que la luz ultravioleta pase, se refleje en su piel y les ayude
a sintetizar la vitamina D3.
Una alternativa son los focos de luz ultravioleta.
Sin embargo, éstos tienen caducidad y sólo son efectivos
a una distancia de 30 centímetros. “Compensan, pero no
sustituyen la radiación del Sol”.
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