• El Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM, estimó que en 2011 el avance
del PIB será de 2.5 a 3.0 por ciento
• Al dar a conocer su Boletín Trimestral de Prospectiva,
advirtió que en los últimos dos años, de noviembre
de 2008 a noviembre de 2010, sólo se crearon 460 mil 372
empleos
• En ese mismo lapso, destacó, el salario de los trabajadores
del IMSS se redujo 1.5 por ciento en términos reales, deflactado
con el INPC de la canasta básica
El número total de trabajadores que
cotizan al Seguro Social (IMSS) aumentó de 14 millones 505
mil 253 en noviembre de 2008, a 14 millones 965 mil 625, en el mismo
mes de este año; es decir, en ese lapso sólo se crearon
460 mil 372 empleos, advirtió el Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc) de la UNAM.
Al dar a conocer su Boletín Trimestral
de Prospectiva Situación y
Perspectivas de la Economía Mexicana, destacó que la
economía crecerá entre el 4.8 y 5.2 por ciento durante
2010 y estimó que el Índice Nacional de Precios al Consumidor
(INPC) cerrará el año con un crecimiento de 4.4 por
ciento.
Según sus proyecciones, el número
de trabajadores inscritos en el IMSS aumentará en 650 mil plazas,
por la marcada pérdida estacional de empleos en el último
mes del año, y para 2011, anticipó que no se espera
una expansión importante de la actividad económica en
México. “Nuestros pronósticos indican que el próximo
año, el Producto Interno Bruto crecerá entre 2.5 por
ciento y 3 por ciento, con un incremento en el INPC de 4 por ciento
y la generación de 400 mil empleos formales registrados en
el IMSS”.
En su documentó, estableció
que de octubre de 2008 a igual mes de 2010, el salario pagado a los
trabajadores del IMSS, se redujo 1.5 por ciento en términos
reales, deflactado con el Índice de Precios al Consumidor de
la canasta básica.
El sector de la construcción, por
su parte, atraviesa por uno de sus peores momentos, desde hace casi
tres años, y el consumo interno, que constituye casi el 70
por ciento del gasto total en la economía, se encuentra en
niveles muy bajos por el aumento del desempleo, la informalidad y
la contracción de los salarios reales.
Por otra parte, el IIEc señaló
que el consumo privado dejó de caer a partir del segundo trimestre
de 2009, en el tercer trimestre creció 1.88 por ciento y en
el cuarto sólo lo hizo 0.31, mientras que en el primer y segundo
trimestres del 2010 creció 0.4 y 2.03 por ciento, respectivamente.
De ahí que no se puede hablar de una
franca recuperación del consumo. Resulta preocupante si se
considera que el consumo privado contribuyó, en el primer semestre
de 2010, sólo con el 46 por ciento del crecimiento del PIB;
ya que es el componente más importante de la demanda y representa
alrededor del 70 por ciento del PIB.
Asimismo, reveló que la inversión
privada inicia, de manera aparente, un proceso de recuperación
en el primer trimestre de 2010, periodo en el que creció 5.81
por ciento. Sin embargo, en el segundo trimestre del año cayó
0.08 por ciento; en el primer semestre del año apenas contribuyó
con el 2.41 por ciento del crecimiento del PIB; en igual lapso del
2008, aportó el 41 por ciento.
La única fuente de reactivación
de la demanda que podría desempeñar un papel importante
en la aceleración de la actividad económica en el corto
y mediano plazos, consideró, es el gasto público.
No obstante, con los ingresos petroleros
en declive, sin una definición de una reforma fiscal que aumente
los ingresos mediante la ampliación de la base de contribuyentes
y la eliminación de regímenes preferenciales, y sin
la administración eficiente del gasto público, no es
posible que éste se convierta en un impulsor de la recuperación
económica, sentenció. “Con una política
fiscal ineficiente y poco dirigida a la promoción del desarrollo,
no es posible pensar en un mejor desempeño económico”,
subrayó el IIEc.
Por otra parte, señaló, la
política industrial y agrícola permanecen ausentes o
insuficientes en los proyectos del gobierno en sus diferentes niveles,
en un momento en que la apertura comercial se ha agotado como mecanismo
para elevar la competitividad de las manufacturas nacionales.
La apertura comercial ha demostrado no ser
una condición suficiente para el desarrollo de las capacidades
productivas y de la competitividad en la industria nacional, y ha
generado una penetración de productos del exterior en el mercado
de bienes de consumo primarios y la agudización de la dependencia
alimentaria y tecnológica, que se manifiestan en el incremento
de las importaciones de bienes de alto valor agregado y la exportación
de bienes de bajo valor agregado en los últimos años,
concluyó.
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