• El investigador emérito
del IIH de la UNAM evocó la obra de Alonso de la Veracruz,
Nicolás Monardes y Francisco Hernández
Entre México y la Universidad de Alcalá
existen antiguos y arraigados vínculos que, desde el siglo
XVI, fortalecieron personajes que en ella estudiaron, como Alonso
de la Veracruz, Nicolás Monardes y Francisco Hernández,
afirmó el investigador emérito de la UNAM, Miguel León-Portilla,
que recibirá este martes el doctorado honoris causa de la Universidad
de Alcalá de Henares.
El historiador mexicano destacó que,
desde su fundación a cargo del cardenal Francisco Jiménez
de Cisneros, la Universidad de Alcalá dio especial atención
a los estudios de filosofía y teología, así como
a los de medicina, retórica y artes, es decir, a las humanidades.
También, recordó que en esa
institución estudió latín y retórica fray
Alonso de la Veracruz, a quien describió como un hombre extraordinario
que dejó honda huella en tierras mexicanas.
Oriundo del pueblo alcarreño de Caspureñas
en la diócesis de Toledo, se trasladó a México
en 1536, donde tomó el hábito agustino. Entregado a
la evangelización y la docencia en Michoacán, fue maestro
en el Colegio de Altos Estudios de Tripetío. Años después,
cuando la Universidad de México se inauguró en 1553,
enseñó en ella como “maestro de artes”,
catedrático de teología, Sagrada Escritura y derecho.
“A través de fray Alonso de
la Veracruz y la Universidad de México y la Universidad de
Alcalá se acercan y se hermanan”, resumió.
Del campo de la medicina, León-Portilla
evocó a dos figuras prominentes que ligan a Alcalá con
el Nuevo Mundo. Una es la del sevillano Nicolás Monardes, que
se graduó como médico en Alcalá en abril de 1507
y, además de practicar su profesión, formó un
museo de historia natural y se dedicó a importar del Nuevo
Mundo plantas y otros productos para elaborar una nueva farmacología.
En su amplia obra Historia natural de las
cosas que traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en medicina,
publicada en Sevilla en 1574, dedicó muchas páginas
a describir plantas provenientes de México.
“No es exagerado afirmar que, a través
de los empeños del doctor Nicolás Monardes, México
tuvo muchas formas de presencia en España”, destacó
el emérito del Instituto de Investigaciones Históricas
(IIH) de la UNAM.
El tercer personaje que vincula a la Universidad
de Alcalá con México también estudió medicina.
Fue el célebre protomédico de Felipe II, de nombre Francisco
Hernández.
Oriundo de la Puebla de Montalbán,
después de obtener en Alcalá el título de médico,
residió en el hospital que existía en el pueblo de Guadalupe
de Extremadura, donde practicó disecciones de cadáveres
y enriqueció sus conocimientos farmacológicos. Algún
tiempo después el rey le otorgó el título de
Protomédico General de todas las Indias.
Con ese rango y con el encargo de realizar
investigaciones sobre plantas, animales y antigüedades culturales
partió en 1570 a México. Durante los cerca de seis años
en que trabajó en tierras mexicanas reunió copiosa información
sobre esas materias, que completó con centenares de dibujos
que ilustraban sus hallazgos botánicos y zoológicos.
Con esa valiosa información, regresó a España.
León-Portilla recordó que las
aportaciones de Francisco Hernández abarcaron además
traducciones al español de la Historia natural de Plinio y
otros trabajos, como el De ánima de Aristóteles, que
fue parcialmente editado en Roma en 1651 y luego en Madrid en 1790.
“La Universidad Nacional Autónoma
de México, gracias a un equipo integrado por historiadores,
médicos, botánicos y zoólogos, así como
a traductores del latín, puesto que la obra está en
dicha lengua, ha realizado su edición crítica en siete
grandes volúmenes. Y quiero recordar que en tal empresa participaron,
al lado de investigadores mexicanos, varios españoles exiliados
de la guerra civil”, subrayó.
El coordinador de la obra, precisó
León-Portilla, fue el médico-historiador Germán
Somolinos D’Ardois, nacido en Madrid, que había sido
catedrático en la que entonces se llamaba Universidad Central.
Llegó a México en 1939, y se entregó de lleno
a la cultura mexicana. “A él se debe la mejor biografía
existe acerca del doctor Francisco Hernández”, destacó.
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