Boletín UNAM-DGCS-765
Ciudad Universitaria
11:00 hrs. 4 de diciembre de 2010


Ken Oyama Nakagawa


DOCUMENTAN EN LA UNAM IMPORTANCIA ECOLÓGICA DE LOS ENCINOS

 

•Alrededor de 200 especies dominan muchos de los bosques templados del país, y de éstas, más de la mitad son endémicas.
• Actualmente, Ken Oyama Nakagawa, director del CIEco, y sus colaboradores, elaboran el árbol filogenético para establecer las relaciones evolutivas entre las especies y entender el desarrollo de caracteres que diferencian a cada una

De las aproximadamente 600 especies de encinos que se conocen en el mundo, alrededor de 200 viven en las principales cordilleras del país, y de ellas, más de la mitad son endémicas.

México es considerado uno de los centros de diversificación de encinos más importantes del orbe. Tras estudiar su distribución, ahora se conoce cuáles son las regiones que albergan el mayor número, y donde se localizan las especies endémicas.

En el Laboratorio de Ecología Genética y Molecular, del Centro de Investigaciones en Ecosistemas (CIEco) de la UNAM, campus Morelia, Ken Oyama Nakagawa dirige una investigación sobre la ecología, genética, conservación y aprovechamiento de los encinos.


Este género de árboles y arbustos (Quercus) tiene gran importancia biológica, pues por su abundancia son especies dominantes en los bosques templados y subtropicales del mundo.

“Los encinos son lo que en ecología se conoce como especies clave, es decir, muy importantes en los ecosistemas porque forman una extensa y compleja red de interacciones con otros organismos como hongos, bacterias, insectos y plantas epifitas, entre las que se hallan las orquídeas y los helechos”, dijo el director del CIEco.

Hipótesis

Debido a que ocupan nichos ecológicos muy diversos, los encinos constituyen un buen modelo para estudiar procesos evolutivos como las radiaciones adaptativas y la formación de especies.

En el país, hay múltiples formaciones montañosas con distintos orígenes y tipos de clima que generan varios hábitats, que pueden ser ocupados por diferentes especies y generar la diferenciación y diversificación de éstas.

Por otro lado, la diferenciación de las estructuras reproductivas de las especies, así como el desplazamiento temporal de eventos como la floración, entre otros, impiden el entrecruzamiento de individuos de distintos grupos.

“En el caso de algunos encinos, esas barreras reproductivas no están tan desarrolladas, por lo que individuos distintos pueden aparearse y tener descendencia. Este fenómeno permite la hibridación o el entrecruzamiento de grupos diferentes, pero cercanos evolutivamente. Ésta es una de las hipótesis más importantes para explicar la existencia de una gran variedad”, señaló el investigador.

Coevolución

En un ecosistema, las diferentes especies forman una red diversa y compleja en la que todo tiene que ver con todo. En cuanto a los encinos, interactúan de manera especializada con avispas Cynipidae.

Se conocen más de mil especies de esa familia de insectos y más de la mitad son específicas de los encinos; a esta interacción dependiente entre dos organismos que pertenecen a diferentes grupos taxonómicos, se le denomina coevolución.

Al ovipositar en una hoja o en cualquier otra estructura de un encino, una avispa hembra induce en ella la formación de estructuras llamadas agallas, que envuelven sus huevos, los protege y facilitan su desarrollo. Las larvas del insecto no se comen la hoja, sólo los nutrientes que están disponibles en las agallas. Se piensa que las larvas del insecto inducen a la planta a producir una sustancia análoga a una hormona del crecimiento, que estimula el desarrollo y la formación de esas estructuras de tejido vegetal.

“Se pensaba que para cada grupo de encinos había una agalla determinada, y sí, hay casos de encinos mexicanos que interactúan con una sola especie de avispa, pero también se ha visto que una especie puede tener muchas agallas emparentadas, todas de la misma familia taxonómica. Esto significa que en la evolución unas agallas se acoplaron una a una (una agalla a una planta), pero también varias se acoplaron a una sola planta”, explicó Oyama Nakagawa.

Unas avispas pueden inducir agallas en las hojas, otras en las ramas, el tronco, las raíces o incluso las flores, que duran sólo unas cuantas semanas. Con todo, en algunas partes del país los investigadores universitarios han encontrado encinos sin agallas. “Quizá sean especies nuevas que no han tenido el tiempo necesario para desarrollar una interacción”, dijo.

El estudio de esta interacción ha conducido a numerosos descubrimientos sobre la biología de los insectos. Para empezar, se han descubierto no sólo especies nuevas, sino también géneros. Además, se ha registrado que un grupo de avispa presenta ciclos reproductivos combinados, es decir, una fase sexual en primavera y otra asexual en el invierno, con morfologías distintas.

Madera utilizada en el mundo

La madera de encino es utilizada en el mundo para hacer carbón, leña, o para fabricar muebles, herramientas e instrumentos musicales.

“Por largo tiempo se recurrió a una práctica que consistía simplemente en talar árboles de encinos de gran tamaño y convertirlos en carbón. Lo que nos interesa hoy es que haya carbón, pero también que no se acaben los bosques. Con algunos grupos de carboneros hemos buscado especies que puedan reproducirse vegetativamente, aun después de haberles cortado el tronco”, indicó.

Una de las propiedades de ciertas especies es que, si son cortadas adecuadamente, pueden producir tallos secundarios que, a su vez, se pueden aprovechar para hacer carbón. “Pero no se deben derribar todos, sino dejar algunos para que alcancen un buen tamaño, produzcan bellotas y germinen nuevos árboles”, señaló.

Los investigadores universitarios descubrieron que un grupo de carboneros de la cuenca de Cuitzeo, en Michoacán, recurre a diferentes manejos para producir carbón, entre los que sobresale uno que consiste en cortar periódicamente árboles de encino, para permitir que los más jóvenes crezcan y se reproduzcan.

“Al establecer sitios permanentes de observación en bosques manejados con diferentes tiempos de tala, podemos calcular la relación entre la cantidad de madera que se corta, y la cantidad de carbón que se produce. Además, al conocer el tiempo en que se hicieron las diferentes talas y el estado actual de los encinares, podemos estimar el tiempo que tarda en regenerarse un bosque de encino”, aseguró Oyama.

Recomendaciones

Actualmente se cuenta con un modelo de conversión de madera a carbón para tres especies de encino y se conoce la tasa de regeneración de un encinar en la cuenca de Cuitzeo. Lo importante es que se pueden hacer recomendaciones a los carboneros para el manejo razonable con bases biológicas.

“Desafortunadamente, esa es una actividad poco regulada y mucha de la extracción de madera se efectúa en bosques maduros, con árboles de 20 ó 30 metros de altura. Este procedimiento debe evitarse, porque su recuperación tarda al menos 100 años”, comentó.

Recuperar las funciones de un ecosistema es una cuestión muy compleja, en la que se debe pensar antes de talar un bosque. No se debe olvidar que los ecosistemas proveen de servicios esenciales para la vida, incluso de los seres humanos.

“En estas investigaciones participan numerosos estudiantes de licenciatura y posgrado. Con ellos, hemos establecido un proyecto ambicioso, que va desde el conocimiento de las bases biológicas de las especies, hasta el aprovechamiento sustentable de los encinos mexicanos”, refirió.

Fragmentación de los bosques

En los últimos 100 años los bosques se han reducido, pero a partir de los últimos 50 años, se han fragmentado. Ante esos paisajes es posible hacer estimaciones del grado de conectividad biológica que mantienen los individuos de una misma especie, ubicados en diferentes partes.

Para ello, se lleva a cabo un análisis genético a una muestra representativa de árboles, que permiten deducir si la población a la que pertenece mantiene –mediante el polen y las bellotas transportadas por el viento y las aves, respectivamente– alguna conexión con otra más distante.

Los datos recopilados hasta el momento indican que esa conexión se pierde, por ejemplo, en los fragmentos de la cuenca de Cuitzeo. En la especie Quercus castanea, las plántulas y los individuos jóvenes están menos conectados genéticamente entre sí que los adultos. Las plántulas son los indicadores de los procesos post-fragmentación.

“Como siguiente paso habría que proponer algunos sitios adecuados para restablecer la conectividad entre las especies vegetales de esa cuenca, lo que se conoce como corredores biológicos. Lo ideal sería volver a restaurar todo, pero eso es imposible”, indicó Oyama.

Estudios filogenéticos y filogeográficos

Actualmente, Oyama y sus colaboradores elaboran el árbol filogenético de los encinos para establecer las relaciones evolutivas entre las especies y entender el desarrollo de caracteres que diferencian a cada una.

“Se hacen análisis de cada una a través de secuencias de diferentes regiones del genoma para, posteriormente, compararlas con las de las otras especies. A partir de las diferencias o variaciones en las secuencias se establecen las relaciones evolutivas entre todas”, explicó.

De manera particular, los investigadores universitarios han hecho estudios filogeográficos con algunas especies que puedan servir como modelos de evolución a nivel específico. “De lo que se trata es de identificar los linajes genéticos, determinar su distribución geográfica y establecer las hipótesis de su origen en función de la reconstrucción histórica basada en datos paleontológicos y geológicos”, concluyó.

 

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Fotos


Se conocen más de mil especies de avispas Cynipidae y más de la mitad son específicas de los encinos; a esta interacción dependiente entre organismos que pertenecen a diferentes grupos taxonómicos, se le denomina coevolución.