• Cada año se genera más de un
millón de toneladas, y la mayor parte termina en rellenos
sanitarios cercanos a pueblos y ciudades, dijo Luis Miguel Mitre
Salazar, del Centro de Geociencias de la UNAM
Cada
año, a partir de distintos materiales como el cadmio, cromo
y uranio, entre otros, se genera en el país más de un
millón de toneladas de desechos industriales peligrosos, y
la mayoría se arroja a rellenos sanitarios cercanos a pueblos
y ciudades.
Al
respecto, Luis Miguel Mitre Salazar, investigador del Centro de Geociencias
(CGeo), campus Juriquilla, comentó que en pláticas con
niños hacen una analogía para que entiendan el problema
de los residuos.
“Les
pido que se imaginen que cada año generamos un millón
de reos muy peligrosos, pero que sólo podemos ‘meter
a la cárcel’ a 100 mil. ¿Dónde quedan los
900 mil restantes?, libres, igual que el resto de los desechos industriales,
en arroyos, patios de industrias, confinamientos de desechos domésticos,
por citar algunos sitios. Allí son depositados clandestinamente
y, en ocasiones, cobijados por la corrupción”
Algunas
empresas aseguran que manejan adecuadamente sus desechos hospitalarios,
pero en realidad los depositan en un banco de material, que es un
agujero que se abre conforme se extrae arena y grava para construir
carreteras o casas. Otras tantas, en cambio, tienen sus propios hornos,
donde incineran los residuos de acuerdo con la ley.
El
confinamiento de Mina
Mina
es una población localizada al noroeste de Monterrey, Nuevo
León, que puede considerarse el único confinamiento
del país con las características óptimas para
recibir residuos peligrosos.
“En
el Centro hicimos los estudios de factibilidad geológica que
pide la ley, y que nos solicitó una empresa que posee la tecnología
necesaria para disponer de desechos industriales peligrosos hasta
en un pantano, uno de los ecosistemas más frágiles del
planeta. Consiste en introducirlos en una malla sintética de
plástico y ponerlos en una cápsula, lo que permite que
floten, como en una balsa, pero sin interaccionar con el ecosistema”,
explicó el investigador.
Sin
vocación de basurero
Cómo
y dónde confinar desechos industriales es algo que está
bien establecido por las leyes ambientales vigentes. Primero, se debe
elegir un espacio ubicado lo más lejos posible de la población
y donde las posibilidades de filtraciones al subsuelo sean mínimas;
luego, prepararlo y escoger el sistema que tenga la mejor tecnología.
“Vivimos
una época compleja. Mientras el país tenga 50 millones
de habitantes en pobreza extrema, el problema de la basura, y la consiguiente
degradación del entorno, se mantendrá en un segundo
plano”, finalizó Mitre Salazar.
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