• Sol Rubín, directora del Centro de Documentación
Daniel F. Rubín de la Borbolla, sostuvo que la inscripción
de la cocina tradicional como Patrimonio de la Humanidad por parte
de la UNESCO, implica una serie de compromisos
• Se buscó el reconocimiento ante ese organismo internacional
por la importancia de la herencia cultural viva del país,
donde la gastronomía ocupa un lugar preponderante, explicó
En México, hay amenazas que ponen
en peligro los saberes y conocimientos tradicionales, y no existe
legislación que los salvaguarde. La protección del patrimonio
inmaterial está aún pendiente, afirmó Sol Rubín
de la Borbolla, en la conferencia “A darle que es mole de olla.
Compromiso y plan de acción ante la inscripción de la
cocina tradicional mexicana en la UNESCO”, en el Salón
de Usos Múltiples del Instituto de Investigaciones Antropológicas
de la UNAM.
La directora del Centro de Documentación
Daniel F. Rubín de la Borbolla, sostuvo que la inscripción
de nuestra cocina como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la
UNESCO, implica una serie de compromisos que se adquieren como país,
gobierno y mexicanos, para asegurar su conservación, promoción
y, en especial, el apoyo que necesitan quienes preservan esta tradición.
Hace unos días, señaló,
en la ciudad de Nairobi se otorgó el reconocimiento con el
nombre de “La cocina tradicional mexicana, cultura comunitaria,
ancestral, popular y vigente. El paradigma de Michoacán”.
Sol Rubín refirió que se entiende
por patrimonio cultural inmaterial “los usos, representaciones,
expresiones, conocimientos y técnicas, junto con los instrumentos,
objetos, artefactos y espacios culturales que le son inherentes, que
las comunidades, grupos y, en algunos casos, los individuos, reconozcan
como parte integrante de su patrimonio cultural.
“Éste se transmite de una generación
a otra, es recreado constantemente por las comunidades y grupos, en
función de su entorno, su interacción con la naturaleza
y su historia; les infunde un sentimiento de identidad, continuidad,
y contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y la
creatividad humana”.
Finalmente, mencionó que los ejes
del expediente que se presentó ante la UNESCO fueron: el valor
patrimonial que tiene la cocina de los mexicanos, su originalidad,
diversidad, continuidad, autenticidad e identidad.
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