• Luis Felipe Rodríguez Jorge, del CRyA
de la UNAM, y Carlos Carrasco González, del Instituto de
Astrofísica de Andalucía, encontraron la primera evidencia
de campos magnéticos en un chorro de material expulsado por
una estrella joven
• El hallazgo, que publica hoy la revista “Science”,
augura futuros avances en el entendimiento de todos los tipos de
chorros cósmicos y en el papel del campo magnético
en la formación de las estrellas
Los astrónomos Luis Felipe Rodríguez
Jorge, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica (CRyA)
de la UNAM, y Carlos Carrasco González, del Instituto de Astrofísica
de Andalucía, de España, encontraron la primera evidencia
de campos magnéticos en un chorro de material expulsado por
una estrella joven, descubrimiento que augura futuros avances en el
entendimiento de todos los tipos de chorros cósmicos y en el
papel del campo magnético en la formación de las estrellas.
“En el futuro, el combinar varios tipos
de observaciones nos dará una visión más completa
de cómo los campos magnéticos afectan a la estrella
en formación y sus alrededores. Esto podría llevar a
avances significativos en el entendimiento del proceso que lleva a
la formación de las estrellas, un proceso de gran importancia
astronómica”, dijo Rodríguez Jorge.
En todo el Universo existen chorros de partículas subatómicas
que son eyectados principalmente por tres tipos de objetos: los hoyos
negros supermasivos en los núcleos de galaxias; los hoyos negros
y las estrellas de neutrones de masa estelar que arrebatan material
de estrellas que los acompañan, y las estrellas jóvenes,
aún en proceso de acumular masa de sus alrededores.
Previamente, se habían detectado campos
magnéticos en los chorros de los dos primeros tipos de objetos,
pero hasta ahora no se había confirmado en los chorros provenientes
de estrellas jóvenes.
“Del estudio de la estrella joven ya
sabíamos la existencia de los chorros. Lo sorpresivo fue encontrar
que su emisión en ondas de radio indican la presencia de campos
magnéticos que, por su orientación, parecen dirigir
el movimiento de los chorros”, explicó Luis Felipe Rodríguez.
Al respecto, Carrasco González comentó:
“Nuestro descubrimiento apunta a que los tres tipos de chorros
se originan en el mismo proceso”.
Para su estudio, los astrónomos utilizaron
el Gran Conjunto de Radiotelescopios (VLA, por las siglas en inglés
de Very Large Array), instrumento constituido por 27 radiotelescopios
de 25 metros de diámetro cada uno, ubicado en Nuevo México
y propiedad del Observatorio Nacional de Radio de Estados Unidos.
Magnetización en una estrella joven
Con el VLA, Rodríguez Jorge y Carrasco
González estudiaron una estrella joven, llamada IRAS 18162-2048,
ubicada a unos cinco mil 500 años luz de la Tierra.
Esa estrella, aproximadamente 10 veces más
masiva que el Sol, eyecta un chorro con cerca de 20 años luz
de extensión.
Tras observar ese objeto celeste durante
12 horas, los científicos encontraron que las ondas de radio
emitidas por el chorro tienen una característica que indica
que la producen electrones moviéndose a velocidades cercanas
a la de la luz, y que interaccionan con un campo magnético.
Esta característica, llamada polarización,
proporciona un alineamiento preferente a las oscilaciones de las ondas
de radio, afirmó Rodríguez Jorge. “Vemos, por
primera vez, que este tipo de chorro proveniente de una estrella joven
comparte esta característica con otros tipos de chorros cósmicos”.
El estudio de la estrella IRASA muestra que,
en el caso de esa estrella, parece haber un mecanismo adicional de
emisión. “Ésta última, llamada radiación
sincrótica, nos da, por primera vez, información del
campo magnético ahí presente”, subrayó
Rodríguez Jorge, investigador y fundador del CRyA, con sede
en el campus Morelia de la UNAM.
El descubrimiento, añadieron, podría
permitirles obtener un mejor entendimiento de la física de
los chorros, así como del papel que juegan los campos magnéticos
en la formación de las nuevas estrellas.
Los chorros provenientes de las estrellas
jóvenes, a diferencia de los otros, emiten radiación
que proporciona datos de sus temperaturas, velocidades y densidades.
Esa información, combinada con las
nuevas posibilidades que presenta la detección de campos magnéticos,
dará nuevas pistas de cómo funcionan los chorros que
se observan comúnmente en el Universo.
El astrónomo universitario destacó
que en los tres tipos de chorro lo que hay en común es un cuerpo
central (hoyo negro o estrella joven) alrededor del cual existe un
disco de gas y polvo en rotación. “La materia del disco
pasa al cuerpo central. Parte de ella es absorbida por ese cuerpo,
mientras otra parte es expulsada en forma de chorros”, señaló.
Con este resultado, los científicos
buscarán ahora qué tan frecuente es la presencia de
campos magnéticos en los chorros de estrellas jóvenes.
“Además tenemos información
muy detallada de otros parámetros y debemos de progresar mucho
en el entendimiento de cómo se producen estas expulsiones tan
fuertes de gas”, indicó Rodríguez.
Ambos astrónomos realizaron este trabajo
en colaboración con los investigadores Guillem Anglada y Mayra
Osorio, del Instituto de Astrofísica de Andalucía; Josep
Martí, de la Universidad de Jaén, y José M. Torrelles,
de la Universidad de Barcelona.
Los resultados de este trabajo se reportan
en la edición de este 26 de noviembre de la revista Science.
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