• El Turco de Kempelen, representación del siglo XVIII
adaptada con tecnología de punta
• El área de Biorobótica de la Facultad de Ingeniería
de la UNAM, desarrolló un robot que juega con la gente
La tecnología juega un papel muy importante
en la vida moderna y el ajedrez no se queda atrás. En la actualidad
ya existen diversos software para la práctica de este deporte-ciencia
y se puede jugar entre personas que estén en distintas partes
del mundo, de manera simultánea.
La Universidad Nacional presenta, como parte
de sus actividades culturales paralelas que se desarrollan en la Primera
Gran Fiesta Internacional de Ajedrez UNAM 2010, el espectáculo
de El Turco de Kempelen, representación del siglo XVIII adaptada
con tecnología de punta.
Víctor Weinstock, supervisor de producción
y director de arte del espectáculo multimedia, explicó
que el objetivo de este montaje es enterar al público de un
fenómeno interesante y entretenido de la historia del Ajedrez.
El montaje, explicó, la representación
de un autómata que se presentó en el siglo XVIII y enfrentó
a los grandes maestros de la época como el Emperador José
II, la Zarina Catalina II, Napoleón Bonaparte, Edgar Allan
Poe, Federico II de Prusia y el Duque ruso Pavel, entre otros.
La idea es mostrar como el ajedrez ha estado
ligado a la inteligencia artificial. Es una anécdota divertida
que trata de mostrar un episodio en la historia de este apasionante
juego, dijo.
Se busca romper la barrera entre los jóvenes
y vincular un deporte ligado a las nuevas tecnologías; se busca,
también, impulsar la cultura por este juego de inteligencia,
catalogado “juego de reyes y estrategas de guerra”, añadió.
Para ello, el área de Biorobótica
de la Facultad de Ingeniería de la UNAM desarrolló un
robot que juega Ajedrez con la gente, que es una representación
moderna de aquella enigmática peripecia del eslovaco, Wolfgang
von Kempelen.
El turco fue creado, en 1769, por Kempelen y dio su primera exhibición
ante la emperatriz María Teresa de Austria, sin que nadie entendiese
como funcionaba.
La máquina era una gran caja, que si se abría, sólo
dejaba a la vista multitud de cables y mecanismos. El muñeco
que aparecía sentado ante el tablero lucía un turbante
y coloridos ropajes de seda, era "El Turco" y tenía,
además, un brazo extensible que movía las piezas.
Tras su primera aparición, su fama creció y fue reclamado
en varias ciudades para dar exhibiciones, entre las que destacaron,
Leipzig, Dresde, París y Londres.
Muchos fueron los rumores sobre su funcionamiento. Para los más
influenciables, era un pacto de Von Kempelen con el diablo; otros,
aseguraban que la máquina funcionaba a base de campos magnéticos
y, los más incrédulos, opinaban que dentro de la máquina
había un jugador que movía las fichas.
Ésta última, finalmente, era la verdadera historia y
se sabe que dentro del artilugio llegaron a estar jugadores profesionales
de la talla de Johann Allgaier (1809), Boncourt (1818), William Lewis
(1818-1819), Peter Williams (1819), Jacques F. Mouret (1820) y William
Schlumberger (desde 1826).
Una réplica del artefacto original se exhibe en la Centro Cultural
Universitario (CCU), en la que por medio de un documental multimedia
y la presentación de una galería de arte, se narra esta
fascinante historia.
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