• Los campeones mundiales llevan
un régimen de entrenamiento físico muy serio, con
caminatas, trotes y carreras, entre otros ejercicios
“Para alcanzar altos niveles en este
deporte se necesita teoría y práctica, fogueo a nivel
internacional. Los mejores ajedrecistas mexicanos juegan más
entre sí que en torneos internacionales. Ésta es una
debilidad del ajedrez en nuestro país. En cambio, los mejores
ajedrecistas de Europa juegan en Alemania, Francia, Italia, Rusia...
Jugar contra jugadores fuertes mejora el nivel de juego de uno.”
“Juego de mesa, el ajedrez es, también,
ciencia y arte, pasatiempo y gimnasia mental. Oficialmente, a nivel
mundial, se le considera un deporte”, dijo la maestra Astrid
Martín del Campo, presidenta de la Asociación de Ajedrez
de la UNAM, con motivo de la Primera Gran Fiesta Internacional de
Ajedrez UNAM 2010, que habrá de celebrarse del 13 al 21 de
noviembre en CU.
Como deporte, el ajedrez está presente
en torneos, campeonatos, juegos olímpicos, universiadas. Incluso,
la Federación Internacional de Ajedrez pertenece al conjunto
de las agrupaciones deportivas mundiales.
“Aunque, como no es un deporte propiamente físico, en
los juegos olímpicos se le ve todavía como si fuera
el patito feo”, añadió la ajedrecista universitaria.
Con todo, para ser un ajedrecista competitivo
se necesita condición física. Los ex campeones mundiales
como Anatoli Karpov y Garry Kasparov –quienes, por cierto, darán
dos exhibiciones de simultáneas el 18 y el 19 de noviembre
en la Sala Nezahualcóyotl– han llevado un régimen
de entrenamiento físico muy serio, con caminatas, trotes y
carreras, entre otros ejercicios.
Muchos ajedrecistas no profesionales toman,
fuman y no practican ningún tipo de ejercicio. Esto, claro,
afecta su desempeño. Así, cuando participan en torneos
largos, que son muy agotadores, a veces pierden partidas más
por falta de condición física que por falta de preparación
teórica.
“Obviamente, la parte central del entrenamiento
ajedrecístico es teórico-práctica. Un jugador
profesional estudia ocho horas diarias. Ese aprendizaje teórico
lo complementa con su participación en torneos”, señaló
Martín del Campo.
Teoría y práctica
En opinión de la ajedrecista universitaria,
jugadores muy talentosos sin una sólida formación teórica
llegan hasta cierto tope y de ahí no pasan.
Ilustra esto con un caso: a los 20 años
de edad, el mexicano Roberto Martín del Campo (maestro internacional)
y el hindú Vishwanathan Anand (actual campeón mundial)
tenían un nivel de juego similar. Se enfrentaron dos veces
y las dos empataron.
Pero Roberto sólo podía asistir
a los torneos celebrados en Cuba, potencia latinoamericana en ajedrez,
mientras que el hindú tuvo la oportunidad de participar en
todos los circuitos... y se convirtió en campeón del
mundo.
Juego-ciencia
A diferencia de lo que ocurre con otros juegos
de mesa, en el ajedrez no interviene el azar.
En el dominó y las cartas, el resultado
final depende de cómo “te toque el juego”. En el
ajedrez, en cambio, cuando se inicia la partida, las piezas siempre
están acomodadas de igual modo en el tablero.
“Esta disposición inicial pareja
para ambos jugadores permite elaborar teorías sobre las diversas
formas en que se puede conducir el juego”, señaló
Martín del Campo.
Hay ajedrecistas que son grandes teóricos,
pero no buenos jugadores; es decir, si no juegan, pueden “ver”,
de manera abstracta, una partida completa, pero en un enfrentamiento
en vivo, en momentos decisivos, por la presión, por la adrenalina,
carecen de actitud, de seguridad, de confianza...
También hay ajedrecistas que son grandes
teóricos y grandes jugadores; entre éstos han destacado
Akiba Rubinstein, Rubén Fine, José Raúl Capablanca,
Alexander Alekhine y Aron Nimzowitsch, autor del libro Mi sistema.
Así pues, debido a que no interviene
el azar, al alto nivel de reflexión que implica su práctica,
a la investigación y el estudio que exige, y a las teorías
que inspira, el ajedrez es visto como el juego-ciencia por antonomasia.
Creatividad, imaginación y belleza
“La creatividad, la imaginación
y la belleza son también fundamentales en el ajedrez”,
indicó Martínez del Campo, quien representó a
México en las Olimpiadas de Ajedrez de 1990, en Novi Sad, Yugoslavia,
y de 1996, en Yereván, Armenia.
Sin embargo, no siempre una partida tiene
que ser bella... Tampoco es bello todo lo llamativo y espectacular.
Sacrificar a la dama o regalar una pieza que vale mucho por otra de
poco valor es muy llamativo porque obliga a descuidar la protección
del rey...
“Pero hay juegos más sutiles.
Quizás un principiante no perciba que acorralar, asfixiar poco
a poco, quitar casillas, es otro modo de crear una partida bella,
aunque menos llamativa”, apuntó Martín del Campo.
Por último, la presidenta de la Asociación
de Ajedrez de la UNAM subrayó que, en el ejercicio teórico
ajedrecístico, la memoria es fundamental para recordar muchas
posiciones y esquemas de jugadas.
“Pero pura teoría sin creatividad,
o pura creatividad sin teoría, no es suficiente; se requieren
ambas para alcanzar un alto nivel ajedrecístico.”
-- o0o --