• Ocurre porque el proyecto
nacional está desfigurado, consideró Daniel Rodríguez
Velázquez, académico de la ENTS de la UNAM
• Los desastres no son los fenómenos naturales, sino
los procesos de devastación que se generan por la vulnerabilidad
en la sociedad, acotó
Ante los desastres recientemente ocurridos
por las precipitaciones en algunas entidades del país, puede
percibirse una crisis de políticas públicas porque el
proyecto nacional está desfigurado, consideró el académico
de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Daniel
Rodríguez Velázquez.
A últimas fechas, agregó, los gobiernos estatales
han argumentado no ser culpables de las consecuencias por esos fenómenos
naturales, pero las responsabilidades públicas son garantizar
el desarrollo y el bienestar de la población.
Los desastres no son los fenómenos naturales, indicó,
sino los procesos de devastación que se generan por las condiciones
de vulnerabilidad en la sociedad, y en el caso de México, se
han incrementado en los últimos 30 años.
Lo anterior tiene mucho que ver con las políticas
de reordenamiento territorial, donde la lógica que ha predominado
a nivel institucional es responsabilizar a los residentes de asentamientos
irregulares; es decir, los califican como víctimas que propiciaron
la situación por la que atraviesan, explicó.
En ese sentido, subrayó que el reordenamiento territorial
se ha entendido como una solución gubernamental, pero sin que
medie un estudio serio sobre las condiciones de vulnerabilidad. Otro
problema que potencia los riesgos de desastres es que no se han elaborado
políticas preventivas.
Por otra parte, expuso que cerca del 70 por ciento de erogaciones
del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) se ha gastado en el sureste
de México, en entidades como Veracruz, Chiapas, Tabasco y Oaxaca,
sin que, desde su creación, se haya reducido la vulnerabilidad.
De acuerdo con el Programa de Apoyo a Contingencias Climatológicas,
un productor de café recibe cinco mil pesos por hectárea
después de un desastre, aunque el costo de producción
por la misma extensión es de 30 mil pesos.
En el caso del maíz y el frijol, detalló, cada
hectárea es compensada con 900 pesos, en tanto que el costo
de producción corresponde a dos mil pesos. Significa que no
se subsana lo suficiente la necesidad de los agricultores, y mucho
menos, las pérdidas.
En cuanto a daños parciales de viviendas, como agrietamientos
en muros y pisos, el Fonden otorga un subsidio de 27 mil 687 pesos
por cada casa habitación, insuficiente para reparaciones.
Los apoyos para reconstrucción ascienden a 95 mil
904 pesos para un área mínima de 50 metros cuadrados,
pero si se revisan los costos de las casas habitación ya estructuradas,
se puede constatar que los ingresos otorgados no son de mucha ayuda,
concluyó.
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