• En poblaciones expuestas,
investigadores del IIB han descubierto daños en el ADN, la
piel y el sistema inmune
En México, un número considerable
de la población está expuesta al arsénico en
el agua potable. Por ello, científicos del Instituto de Investigaciones
Biomédicas (IIB) estudian sus efectos en el organismo.
“Recientemente, se ha detectado que
este elemento, a bajas concentraciones, tiene efectos neurotóxicos.
En niños que consumen agua contaminada se han encontrado problemas
de memoria y aprendizaje. Ahora buscamos los mecanismos por los cuales
el arsénico induce neurotoxicidad”, dijo María
Eugenia Gonsebatt, del Departamento de Medicina Genómica y
Toxicología Ambiental del IIB.
En un modelo experimental se trató
a ratones con arsénico y se observaron sus efectos en diferentes
regiones del cerebro; se conoce que aumenta el daño oxidante
a proteínas y al material genético.
“Si descubrimos el mecanismo por el
que se produce la oxidación y cuál es la respuesta del
cerebro y otros tejidos, podríamos tratar de evitar el impacto;
al identificar a los jugadores fundamentales en este proceso, es factible,
en humanos, estimular esas vías de respuesta, inhibirlas o
apagarlas para evitar el menoscabo”, explicó.
Oxígeno y envejecimiento
El envejecimiento es un ejemplo de oxidación
en el organismo. El cuerpo se oxida porque respira oxígeno,
pero el organismo ha desarrollado mecanismos para eliminar el daño
producido.
“Tenemos enzimas y proteínas
antioxidantes, y también desarrollamos moléculas que
hacen esa misma labor. Muchas frutas y verduras que forman parte de
nuestra alimentación contienen antioxidantes”, indicó
Gonsebatt.
A dosis altas, el arsénico inhibe
la función de las enzimas respiratorias, entre otras, y produce
la muerte. A dosis bajas, se puede acumular en el organismo.
Si una persona consume ese elemento de manera
crónica, el organismo no alcanza a eliminarlo; entonces, se
acumula y causa daño oxidante.
En México, hay varias regiones donde
se ingiere agua contaminada; debido a que las dosis no son muy altas,
la intoxicación es lenta, los efectos no se detectan fácilmente,
y no suelen aparecer sino hasta, aproximadamente, 20 años después;
no obstante, hay individuos más sensibles, como los niños.
Dosis recomendadas
La norma mexicana establece que 25 microgramos
de arsénico por litro es lo máximo que puede contener
el agua potable, pero esta concentración está muy arriba
de la norma internacional, que recomienda 10 microgramos.
En varias partes del país, se localizan
sitios con agua en malas condiciones porque los pozos, profundos o
superficiales, están contaminados.
Después de excavar un pozo, la Comisión
Nacional del Agua revisa los niveles de arsénico para que se
respete la norma, pero en ocasiones la gente perfora y extrae el agua
sin la precaución debida.
Rompecabezas
“El arsénico actúa como
oxidante; oxida proteínas y ADN, con ello, daña el material
genético e induce cáncer. Sin embargo, no se sabe cuál
es el primer paso, el segundo, ni el tercero en este proceso, el camino
completo no se ha podido describir, es como un rompecabezas, tenemos
algunas piezas, pero nos faltan otras. Con todas podríamos
armarlo y encontrar las vías de muchos otros carcinógenos
que funcionan de la misma manera”, indicó Gonsebatt.
En poblaciones expuestas, los universitarios
han visto daños en el ADN, la piel y el sistema inmune. “El
arsénico es un elemento que puede reaccionar con proteínas
y otras partes de las células. Al descubrir el camino, podremos
entender otras cosas y avanzar en la comprensión de la bioquímica
de las células”, finalizó la investigadora.
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