• Mensajes y fotos personales
publicados en páginas pueden ser utilizados para determinar
el domicilio y condición socioeconómica de posibles
víctimas, advirtió el especialista de la UNAM, Leobardo
Hernández Audelo
• El encargado del Laboratorio de Seguridad Informática
del Centro Tecnológico Aragón dijo que las universidades
son esenciales en la búsqueda de formas para salvaguardar
la confidencialidad de los datos transmitidos por la web
“La delincuencia utiliza la información
confidencial que los usuarios suben a la web para cometer ilícitos,
como secuestros virtuales o reales, expuso Leobardo Hernández
Audelo, responsable del Laboratorio de Seguridad Informática
del Centro Tecnológico Aragón, de la FES Aragón.
Las personas, explicó, mediante fotos
o textos virtuales, revelan datos personales importantes, como su
nivel socioeconómico, ubicación del hogar o la escuela,
amistades y lugares a los que viaja, así como el automóvil
o ropa que utiliza. A partir de ahí, se analiza la información
para planear robos, plagios o extorsiones.
Por ejemplo, es sabido que los niños
usan las redes sociales; de esta manera, un adulto puede hacerse pasar
por un infante y contactar a un pequeño, al que le preguntará
dónde vive o si sus padres están en casa, “con
lo que obtienen los datos necesarios para perpetrar un acto ilegal”,
expuso en la Facultad de Economía de la UNAM.
Desafortunadamente, la gente no es consciente
de los riesgos que implica el Internet, pues piensa que la información
es confidencial o que los sitios y portales autentifican la identidad
de sus miembros, pero con frecuencia no es así, advirtió
Hernández Audelo en la conferencia Seguridad informática.
La web funciona como un imán para
todos; ahí es posible encontrar bienes o servicios, realizar
transacciones, acceder a herramientas educativas y de comunicación,
cerrar negocios o buscar diversión, placer o entretenimiento,
más allá de cualquier frontera geográfica, cultural,
racial, social o económica.
Actualmente, hay alrededor de dos mil millones
de internautas, una cifra impresionante si se considera que la población
mundial es de aproximadamente siete mil millones de individuos; además,
80 por ciento de la información ya está en formato digital,
se cuentan alrededor de 35 billones de páginas web y todas
las empresas importantes están en red, así como el comercio
y la banca.
Uno de los mayores peligros de este ambiente
virtual es que el anonimato, la ubicuidad y la invisibilidad son constantes,
lo que genera entornos poco fiables, destacó el especialista.
Además, añadió Hernández
Audelo, los mecanismos de autentificación, es decir, los métodos
usados para verificar la identidad de un internauta, son sumamente
ineficientes.
A esta serie de fallas se suma el hecho de
que si se envían mensajes por celular o correos electrónicos,
el usuario cree que su información es transmitida de forma
segura, cuando en realidad, mediante diversos dispositivos, es posible
tener acceso a conversaciones enteras y correspondencia importante.
Para hacer frente a estas deficiencias es
preciso impulsar la formación de especialistas en seguridad
de la información; “lamentablemente, todos estos boquetes
se abrieron de pronto sin que nadie supiera qué hacer, por
ello es necesario que las universidades impulsen mayores estudios
en esta área”.
Sin embargo, abordar este asunto desde un
punto de vista exclusivamente técnico sería un error,
porque hablamos de un problema que involucra a usuarios, administradores,
abogados, comunicólogos y expertos de las más diversas
disciplinas. Fusionar estos saberes no sólo redituará
en una respuesta mucho más integral a esta problemática,
sino que generará conciencia sobre la importancia de la seguridad,
concluyó Leobardo Hernández.
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