• La Escuela Nacional de Artes
Plásticas y Radio UNAM preparan un concurso de cortometraje
y un taller en plastilina, entre otras actividades alusivas
• También, se presentará una exhibición
de cine realizado con esta técnica en cuatro sedes de esta
casa de estudios
La Universidad Nacional, a través
de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) y Radio UNAM,
realizará diversas actividades para celebrar, mañana
jueves, el Día Mundial de la Animación, en remembranza
de la primera proyección del Teatro óptico de Èmile
Reynaud.
Para estos festejos, que se llevan a cabo
desde 2003, a propuesta de la Asociación Internacional de Films
de Animación (ASIFA), esta casa de estudios abrirá un
concurso de cortometraje animado, con la presencia de la radio y sus
protagonistas; un taller de animación en plastilina para niños;
una selección de cortometrajes, y un maratón de animación.
Por su parte, la ENAP recibirá al
CutOutFest y presentará el filme La revolución de
Juan Escopeta.
A iniciativa de algunos profesores y alumnos,
se harán tarjetas postales en recuerdo de algunos de los más
importantes animadores de la historia, y se exhibirá —en
el auditorio Francisco Goitia de la ENAP, en el patio de
la Academia de San Carlos, en la sala Julián Carrillo de
Radio UNAM y en el Cinematógrafo del Chopo— las obras
de los grandes realizadores del cine en este ámbito.
Por último, se rendirá un homenaje
a Norman McLaren, quien fundó la ASIFA en 1960.
Una historia muy “animada”
Desde sus inicios, en el ya lejano año
de 1892 —tres años antes de que los hermanos Lumière
presentaran oficialmente el cinematógrafo—, la animación
abrió nuevos horizontes a la expresión artística,
pues el público descubrió que, a través de unos
cuantos trazos, se podía adentrar en paisajes e historias imposibles
de reproducir con las estrategias tradicionales.
Para conmemorar la proyección de la
primera obra creada con esta técnica, cada 28 de octubre se
celebra el Día Mundial de la Animación.
Tanto nuestros bisabuelos, al pagar su boleto
para ver la icónica Viaje a la Luna de Georges Méliès
o los niños actuales que colmaron las salas para ver la más
reciente película “de dibujitos”, constituyen un
ejemplo de la fascinación que despiertan estos filmes, sin
importar que estén realizados con dibujos en un pizarrón
o complicados programas computacionales.
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