• Mecanismos cerebrales para
tomar decisiones, redes genéticas, distribución de
enfermedades emergentes y comportamiento social de multitudes, se
abordaron en el Primer Congreso Mexicano de Ciencias de la Complejidad
• A dos años de su fundación, el C3 de la UNAM
reúne a casi 200 investigadores y estudiantes de 25 entidades
Temas tan variados como los mecanismos cerebrales
para tomar decisiones, las redes genéticas de los organismos
y su relación con la evolución, el comportamiento social
de las multitudes o las formas de distribución de enfermedades
como la Leishmaniasis y el mal de Chagas, se abordaron en el Primer
Congreso Mexicano de Ciencias de la Complejidad.
La complejidad como tarea investigadora tiene
antecedente en el Departamento de Física no Lineal del Instituto
de Física de esta casa de estudios, una temática que
Germinal Cocho Gil y Gustavo Martínez trabajan desde hace cuatro
decenios.
“El C3 no es una red ni es un centro,
es un punto de encuentro para el trabajo transdisciplinario”
y desde finales de 2008, dijo Alejandro Frank Hoeflich, director del
Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de esta casa de estudios, este
proyecto ha desarrollado una original forma de hacer ciencia, transversal
y multidisciplinaria, donde actualmente convergen casi 200 investigadores
y estudiantes de 25 entidades de la UNAM.
Frank Hoeflich precisó que también
se incluyen colaboraciones de científicos de siete estados
de la República y seis países; académicos del
Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana,
la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y los
institutos nacionales de Cardiología, Enfermedades Respiratorias
y de Medicina Genómica.
Aunque hasta ahora la comunidad del C3 está
formada por universitarios que trabajan en otras instancias académicas
de la UNAM, que se reúnen regularmente para trabajar en este
proyecto, se analiza la posibilidad de impartir un posgrado nacional
en Ciencias de la Complejidad, lo que podría cambiar su actual
condición para insertarlo de manera formal en una estructura
académica-administrativa, anunció.
Sociología y nuevas ciencias
Aunque su nicho inicial avanza sólido
de la física a la biología, una de las conexiones de
mayor potencial que ofrece la complejidad se dirige a las ciencias
sociales, afirmó Pablo González Casanova, ex rector
de la UNAM.
El investigador emérito del Instituto
de Investigaciones Sociales, afirmó que las nuevas ciencias
-la complejidad, las ciencias de la información, la inteligencia
artificial y la biología molecular, entre las de mayor alcance-
han reconfigurado las relaciones sociales, en especial las de dominación-explotación,
propias del neoliberalismo actual.
Pero, a la vez, ofrecen la posibilidad de
avanzar hacia nuevos paradigmas y métodos que fomenten el pensamiento
crítico, la liberación y una nueva relación de
equidad.
“La necesidad de las nuevas ciencias
y las nuevas dialécticas se convertirá en la tarea pedagógica
más importante para la supervivencia del proyecto humanista
y de la humanidad. Las nuevas ciencias son un nuevo modo de pensar
y hacer, y ese modo de pensar y hacer, obliga a un nuevo pensar-hacer
dialéctico de los pueblos, los trabajadores y los ciudadanos”,
señaló.
Ética como sustento
Elena Álvarez Buylla, del Instituto
de Ecología y una de las fundadoras del C3, propuso avanzar
en la complejidad con el desarrollo de grupos multidisciplinarios
que construyan un marco matemático, fomenten la integración
entre sí y propicien la vinculación para tener un impacto
virtuoso en la sociedad.
Basados en la ética, los investigadores
que convergen aquí deben anteponer el compromiso con la búsqueda
del bienestar colectivo virtuoso y de largo plazo, y ofrecer soluciones
a problemas médicos y ambientales antes que a desarrollos tecnológicos
que prioricen el lucro, resumió.
Nacido de la física no lineal
Nacido en la física no lineal y en
todas las ramas del conocimiento, el concepto de “complejidad”
impulsa, desde la Universidad Nacional, una nueva forma de hacer ciencia;
analiza de forma transversal temas variados que tienen como elementos
comunes procesos complejos, gran cantidad de datos y la utilización
de una robusta capacidad de cómputo.
El físico Felipe Lara Rosano, del
Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET),
destacó que el C3 ha sido diseñado para enfrentar problemas
científicos de frontera y de carácter interdisciplinario
que tienen gran importancia social y económica.
Entre ellos, la biodiversidad y el cambio
climático, la sismicidad, el sistema bursátil en la
economía o la formación de opinión y comunidades
en las redes sociales.
Lara Rosano destacó que, basado en
la física no lineal, la teoría de redes, la minería
de datos y la simulación por computadora, el centro tiende
puentes entre las ciencias exactas, naturales, sociales y las artes.
Pedro Miramontes, académico de la
Facultad de Ciencias, recordó que la complejidad como línea
de investigación tiene sus antecedentes en el Departamento
de Física no Lineal del Instituto de Física de la UNAM,
donde Germinal Cocho Gil y Gustavo Martínez Mekler trabajan
en el tema desde la década de 1970.
A 40 años de distancia, la ruta pionera
de Cocho Gil y Martínez Mekler se incrementa con el C3, no
solamente al profundizar sus conocimientos, sino al ampliarlos a todas
las áreas del saber.