Boletín UNAM-DGCS-626
Ciudad Universitaria
06:00 hrs. 21 de octubre de 2010

Oscar Ugarteche Galarza


SOBREVIVEN POR SIGLOS MÁS DE 15 MIL TEXTOS MAYAS

• Diversos investigadores participaron en el IX Coloquio de análisis “Historiografía de tradición indígena”, organizado por el IIH de esta casa de estudios

Ocultos en los bosques tropicales del sureste de México y noroeste de Centroamérica, más de 15 mil textos escritos en altares, anillos para juego de pelota, banquetas, columnas, estelas, dinteles, jambas, paneles, pilastras, tableros y tronos, así como vasijas, joyas y otros tipos de objetos portátiles han sobrevivido por siglos a los avatares de la devastación humana y natural.

A lo largo del tiempo, las inscripciones jeroglíficas mayas del periodo clásico han sido objeto de diversos enfoques y puntos de vista por parte de la comunidad académica internacional, aseguró Erick Velásquez García, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE), en su participación en el IX Coloquio de análisis “Historiografía de tradición indígena”.

La mayoría del corpus textual ha desaparecido por que sus soportes estaban hechos de materiales orgánicos o poco resistentes como estuco, madera, papel o piel.

En 1839 el viajero estadounidense John Loyd Stephenson, emprendió una expedición a Centroamérica, Chiapas y Yucatán, fue testigo de la gran abundancia de esculturas grabadas con imágenes y textos jeroglíficos de una enigmática civilización perdida, que asoció con los ancestros de los indígenas choles, chortis y yucatecos que en su época habitaban la región.

En el Salón de Actos del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), destacó que, durante más de 50 años, diversos mayistas encabezaron la idea de que el tema de las inscripciones era el registro de los ciclos astronómicos y calendáricos, así como las ceremonias que giraban alrededor de ellos, en una suerte de religión elaborada alrededor del culto al tiempo.

Al creer que los temas de las inscripciones eran asuntos impersonales relacionados con los dioses, los astros y los números, se negaba toda posibilidad de que los textos jeroglíficos contuvieran datos sobre personajes históricos.

No obstante, recalcó Velásquez García, la posterior visión de que los textos mayas abordaban asuntos terrenales de la vida humana, aunada a los avances simultáneos en el desciframiento fonético de logogramas y fonogramas, generaron el interés cada vez más creciente de jóvenes epigrafistas que, en su mayoría, no tenían formación de historiadores.

Tres décadas de historia

En el coloquio, organizado por el IIH, el investigador emérito de esa entidad, Álvaro Matute Aguirre destacó que este tipo de encuentros se comenzó a organizar hace 32 años, porque el cultivo de la historia de la historiografía era y continúa como una fortaleza de la Universidad Nacional.

En aquella época, recordó, la UNAM contaba con ilustres maestros como Edmundo O´Gorman, y con él una cauda, tal vez no grande, pero sí entusiasta de cultivadores del género: Juan Antonio Ortega y Medina, Jorge Gurría Lacroix, y Rosa Camelo, entre otros.

Con esta iniciativa, inspirada por Alejandro Rossi y apoyada por Jorge Gurría, se organizó el primer coloquio en 1978 sobre las categorías del análisis historiográfico, aplicadas a la historiografía mexicana, que arrancaban con la de tradición indígena, con las aportaciones de Miguel León-Portilla y José Rubén Romero Galván.


Miguel Pastrana Flores, investigador del mismo instituto, comentó que el propósito del coloquio es “ofrecer un panorama general de lo que podemos conocer de esa historiografía, ver hasta dónde los conceptos que se han utilizado son aplicables al caso mexicano, no sólo al centro del país, que ha sido el ámbito privilegiado de estudio, sino entrar a otras épocas, regiones y ámbitos”.

—o0o—

 

Fotos

A lo largo del tiempo, las inscripciones jeroglíficas mayas del periodo clásico han sido objeto de diversos estudios.